La Luz de la Esperanza. Janice Wicka

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La Luz de la Esperanza - Janice Wicka Colección Nueva Era

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defectos de los otros son deseables para unos?

      Si es así, de pronto el peor de los males se convierte en el mejor de los bienes, todo se trastoca, y lo que fue mal para muchos durante siglos, se convierte en supuesto bien para todos en el presente.

      Ante tales disyuntivas, es obvio que tenemos que redefinir nuestras ideas y conceptos sobre el bien y el mal, a tal grado, que es posible que incluso tengan que desaparecer este tipo de consideraciones dicotómicas y maniqueas, para poder avanzar como especie y construir de verdad un mundo que sea mejor para todos, sin bien ni mal que los solapen o los amparen.

      Más a menudo de lo que pensamos, los malos no son realmente malos, sino ejemplos de represión para que los “buenos” no se salgan del redil.

      Que algo sea legal no quiere decir que sea bueno, sano o justo.

      Buena parte de las leyes se han dictado para proteger al poderoso y desvalijar al pobre, o como pretexto para implementar autoritarismo, racismo, xenofobia, clasismo y justificar así todo tipo de abusos y tropelías.

      Piensa, analiza, duda, estudia, elige y actúa, porque esta es la verdadera luz de la esperanza: ser mejores todos y cada uno de nosotros superando los rancios estereotipos sociales, para que así podamos ser una mejor especie y así valga verdaderamente la pena llamarnos seres humanos.

      III: Caridad, la fuerza de la empatía

      y la solidaridad

      Si nunca has bailado,

      no puedes sentir de verdad

      el placer del danzante.

      Pero, ¿cómo hacer para que la especie humana supere sus defectos si muchos de ellos sobrevienen de su condición animal?

      Las mujeres somos animales sedientos de sexo y deseos de maternidad en nuestra condición animal, capaces, como la diosa Lilith, de succionar el alma y la vida de cientos de hombres a través del sexo, haciéndolos nuestros esclavos para que satisfagan todos nuestros deseos y, cuando ya no puedan más, matarlos o dejarlos morir, e incluso aprovechar sus restos, bien cocinados, para la cena.

      Como dice el doctor Tapia, el matriarcado, hoy prohibido en las ciencias sociales, fue mucho más duro y cruel con los hombres, que el patriarcado, también horrible, con las mujeres.

      El hombre, como animal, tiene capacidad de embarazar a miles de hembras, pero a la vez tiene muy poca capacidad y resistencia sexual, su orgasmo es precoz y su energía limitada incluso entre los mejores sementales. Es violento y agresivo, protector y proveedor, pero declina muy pronto cuando acaba su juventud, y se convierte en presa fácil para otros depredadores.

      Ambos, mujer y hombre, tienen necesidades fisiológicas que satisfacer todos los días, ya que, con excepción del sexo, si no las satisfacen diaria y continuamente, simplemente mueren:

      -Respirar.

      -Comer.

      -Beber.

      -Excretar heces y orina.

      -Descansar.

      -Dormir.

      También tienen rasgos emocionales que comparten con los primates, en particular, y con el resto de los mamíferos en general:

      -Celos.

      -Amor.

      -Envidia.

      -Codicia.

      -Poder.

      -Control.

      -Avaricia.

      -Pereza.

      -Molicie o pereza.

      -Tristeza y depresión.

      -Deseos de triunfo.

      -Sensación de fracaso.

      -Capacidad de intercambio.

      -Sensibilidad.

      -Empatía y simpatía.

      -Generosidad.

      -Egoísmo.

      -Odio.

      -Rencor.

      -Gula.

      -Crueldad.

      -Orgullo.

      -Piedad.

      -Caridad.

      -Latrocinio.

      -Capacidad de engaño.

      -Atracción por lo prohibido.

      -Dependencia emocional.

      -Liderazgo y mando.

      -Rabia.

      -Rebeldía.

      Y una cuantas más que ahora mismo se me escapan.

      Desde las eras primitivas hasta nuestros días hemos mejorado en muchos aspectos, nos hemos educado y hemos refinado muchos de nuestros “defectos” como animales, convirtiendo a algunos de ellos en verdaderas virtudes.

      Hemos alimentado a eso que llamamos consciencia, y hemos nutrido a eso que llamamos conciencia.

      Muchos de nuestros compañeros animales también han evolucionado socialmente, y son mucho menos salvajes de lo que fueron en la prehistoria, como los perros y los gatos que nos hacen compañía, así como muchos otros animales que se han domesticado y que muestran rasgos que llamamos humanos, cuando siempre han estado ahí, vivos o latentes, entre todas las especies animales que, en lugar de matarse entre ellas por hambre o necesidad, a menudo cooperan entre ellas para solucionar ciertos problemas.

      Los seres humanos, a veces sin querer de verdad y de una manera espontánea, reaccionamos y ayudamos a los demás, pues nos nace desde el fondo de nuestro corazón proteger a los más débiles o salvar a quienes se encuentren en problemas.

      Hay personas que siempre están dispuestas a echarle una mano a cualquier otra persona que lo necesite.

      Como hay personas que huyen de cualquier conflicto y abandonan a los demás a su suerte aunque perfectamente puedan ayudarlos.

      Los hombres se arriesgan más, y las mujeres se arriesgan menos, pero ambos son capaces de actos heroicos que favorecen a otras personas individualmente, y a su comunidad entera.

      A pesar de que la crueldad y la indiferencia también son actos emocionales de los cuales somos capaces todos, la aceptación y el amor limpio e incondicional hacia los demás a veces logran que seamos mejores personas, aunque solo sea de manera puntual y momentánea.

      Somos seres complejos y contradictorios, congruentes en nuestra incongruencia y constantes en nuestra inconstancia.

      Sin embargo somos capaces de hacer, crear

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