Video Green. Крис Краус

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a medias sobre la mesa de la cocina… un par de anteojos de lectura dejados descuidadamente junto al periódico... Tres pisos de desarreglo intrincadamente ordenado: la casa era, obviamente, el centro cerebral de este hombre. En la planta baja, hay un escritorio para escribir, otro para escribir cartas a máquina. Estantes de libros en casi todas las habitaciones, ordenados por materia y por tema. Una biblioteca especial donde Bronk ponía los libros de sus amigos… un teléfono de disco, ningún ordenador.

      Afuera, en el porche delantero, frente a un ginko, se ve una de las grandes esculturas de metal de Loren French. Es primavera. El ginko está floreciendo y la puerta trasera de la casa se ha abierto con el viento. Sobre la chimenea en el salón, Bronk tenía un carboncillo enmarcado de su amigo más antiguo, Eugene Canadé. Una pintura maravillosa de Herman Maril, de un hombre sin rostro sentado a una mesa modernista donde hay un pájaro embalsamado, cuelga sobre un antiguo sillón de crin. Arriba, más obras de Leavy, French y algunos de sus amigos han sido pegadas con cinta sobre un espantoso empapelado con motivos de palmeras.

      Bajo la influencia de Bronk, estos jóvenes del pueblo fueron completamente absorbidos por la pregunta ¿por qué esto y no aquello?, que es, probablemente, la única pregunta artística que vale la pena hacerse. Cae la tarde, y afuera el cielo está casi exhausto de luz. Bronk tenía un tapiz chino del presidente Mao colgado en su baño. Idiosincrática y altamente personal, la colección de arte de Bronk, que ahora se encuentra dispersa por el campus del colegio comunitario local, no revela nada sobre la historia del arte o la práctica curatorial, pero dice todo sobre su creencia en la fuerza de la transmisión artística.

      En la compilación del catálogo, Hurst ha realizado un tremendo servicio para aquellos interesados en la obra de Bronk al acoplar veintidós poemas con las reproducciones de las obras de arte que los inspiraron. La colección incluye varios estados de ánimo y tres o cuatro generaciones. Es al mismo tiempo profesional y amateur, si es que el profesionalismo se define por la participación en el sistema de galerías.

      Eugene Canadé (1914-2001), que Bronk conoció en Cum-mington, pintó constantemente durante toda su vida mientras trabajaba en París para la UNICEF. Hijo de un pintor de género del siglo XIX (cuyas obras también están representadas en la colección de Bronk), Eugene entró y salió de casi todos los estilos pictóricos significativos del siglo XX. Study for a Mural [Estudio para un mural] es una incursión en el cubismo; Queensboro Bridge No. 4 [Puente Queensboro nº. 4] es una obra de realismo socialista; Birch sketch #2 [Bosquejo de abedul #2] representa esa figuración suelta de mediados del siglo XX. El hecho de que Vincent y Eugene Canadé vieran la pintura como una vocación tuvo una tremenda influencia en William Bronk. En Life Supports, escribe un diálogo con uno de los autorretratos de Vincent Canadé:

      …Pero todas

      Las cabezas de los papas lucen como él, cada una a su manera

      La práctica en la mirada y la pintura nos muestran cómo aquello que

      Vemos pude decirse que también mira: como mira la pintura.

      Y esa es una razón para pintar, para decirlo así,

      Para describir lo real, limitarlo, iluminarlo…

      Sobre una pintura de Vincent Canadé.

      Bronk estaba fascinado por este aspecto vocacional de la pintura, y por su habilidad para darle forma a lo intangible. Esta, por supuesto, es una forma anacrónica de ver la pintura. Las posibilidades apropiacionistas de Washington Square por la noche, que para todo el mundo es una pintura igual a una de Edward Hopper, no le interesaban en absoluto. Tampoco le interesaba la “originalidad”. Bronk mira a través de los abedules desnudos en Birch sketch #2 de Canadé (que para otro ojo es similar a otros cien esbozos de paisajes impresionistas) y ve la dificultad del clima:

      Amo los días amables, los veranos,

      sus mensajes balbuceantes, que le piden al oído

      que se desnude para escucharlos mejor.

      Sin embargo,

      Otros poemas vuelven a vestirme

      con su claridad cuando me paro en ellos

      como en el clima. Pruebo la forma en que se ven.

      Climas en los que habitamos

      Es la disciplina de la observación lo que atrae a Bronk. Está el mundo, y está el pintor, y la pintura es lo que sucede en el medio. Muchas de las pinturas de la colección representan cielos. Esto no parece una coincidencia para un poeta tan obsesionado con la luz y la prueba que ella constituye de la inmaterialidad.

      ¿Cuál es la razón por la que pensamos que nuestras vidas simplemente pueden ser maravillosas? Antes de mi tercer viaje a Binghamton para visitarlo, Martin me envió por email una lista de instrucciones. Era muy programática y específica:

      Domingo: mi hija estará en casa y, por esa razón, espero que pasemos tiempo personal en otra parte. Si me dices cuándo esperas llegar, podemos encontrarnos en el hotel Embassy Suites. Podrás cenar con nosotros en casa, o sola, si lo prefieres.

      Vestimenta: me gustaría ver tu ropa interior. No hace falta que compres un body blanco antes de que haya visto el corsé y las medias, aunque, por supuesto, me gustaría verte con ese body en algún momento pronto. Una minifalda o un vestido ajustado estarían bien. Con faldas, prefiero las blusas abotonadas.

      Maquillaje: un look glamuroso de buen gusto es mi preferencia, por eso, mejor los rojos y mi sugerencia de una base líquida, delineador de ojos, colorete, etc. Me gustaría que experimentes con tu cabello, y me interesará ver qué haces.

      Aroma: prefiero que las suplicantes vengan perfumadas con rosa, madera de sándalo, loto y mirra. Cualquiera de esos aromas, o todos juntos, sería lo ideal.

      Manera de dirigirte: mi Señor sería lo más apropiado.

      Este sería nuestro último “ensayo” antes del trío con su esclava del placer de Toronto que estaba programado para después de Navidad. Martin tenía grandes planes para este encuentro, que comenzaría en el hotel Binghamton Embassy Suites. Se estaba abasteciendo de provisiones como nuevos látigos y dildos dobles de látex de color púrpura. Pero uno de los elementos principales era una correa.

      Basta decir, había escrito, que me gustan las cosas con estilo pero no estilizadas. Si algo me excita a mí o a mi(s) compañera(s), seguramente quiera hacerlo. C. no tiene necesidad de ejercer señorío, y no tiene ninguna posición especial respecto a ti. Entonces, alfa, no alfa, puedes darle forma al juego que tenemos Catherine y yo hasta un grado apropiado. Es mi responsabilidad el sintetizar y dirigir, en base a lo que sé. Sugiero la idea de que tú la folles por detrás porque tuve la impresión de que eso podía ser posible. La dominación no debería ser un viaje de ego, es más como el liderazgo. Hay grandes recompensas para el ego, y grandes placeres. Pero el mayor placer y el mayor éxito provienen de crear la experiencia de la óptima excitación erótica. Catherine es encantadora en muchos sentidos, y está placenteramente entregada a mí. La tengo en muy alta consideración y considero que su desarrollo y protección son mi deber.

      Para nuestro tercer encuentro, el domingo 22 de diciembre, yo debía conducir hasta el hotel Embassy Suites en Bing-hamton con varios bolsos con atuendos: ropa de viaje para los 580 kilómetros de ida y vuelta; corsé, medias, ligas; las prendas de vestir de secretaria golfa; y un atuendo recatado y de buen gusto para cambiarme más tarde, cuando me llevara a cenar con su hija. Esto estaba empezando a parecerse demasiado a trabajar doble turno de copera o prostituta. Y después estaba la peluca y la manicura; el carmín

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