Psicología del vestido. John Carl Flügel

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Psicología del vestido - John Carl Flügel General

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mientras que en este momento hacemos todo lo posible para disimular los senos, que fueron durante mucho tiempo la suprema atracción de la anatomía femenina.

      Así, el pudor varía enormemente en su incidencia anatómica, y una descripción completa de su naturaleza y funcionamiento en un caso dado requiere un análisis de este aspecto tanto como cualquiera de los otros puntos que hemos tratado en este capítulo. La única diferencia es que, en el presente caso, la dirección del pudor no puede ser descrita en términos de una simple variación entre dos extremos (como en el caso de nuestras primeras cuatro variables) sino que puede, por lo menos teóricamente, distribuirse en cualquier proporción en las diferentes superficies del cuerpo: aunque, en la práctica, se aplica comúnmente de manera principal a una o dos de un pequeño número de zonas bien definidas.

      1. Schurtz, 86, p. 122

      2.Parsons, 71, p. 145

      3. Con ocasión del gran terremoto de julio de 1930, varios teólogos católicos romanos no dudaron en expresar el punto de vista de que este desastre era «un azote blandido por la mano misericordiosa (!) del Todopoderoso» y un correctivo divino provocado por «los desórdenes morales y, en particular, por las vergonzosas modas», y en sostener que «Nápoles había sido salvada de la catástrofe porque [los napolitanos] habían rechazado las escandalosas modas femeninas actuales».

      4. Parsons, 71, p. 43.

      5. Fuchs, 44, vol. ii, p. 205.

      6. La inmensa mayoría de los psicólogos actuales sostiene que todas nuestras tendencias «morales» más específicas, incluyendo las relacionadas con el pudor, se originaron de esta última manera. Sin embargo, afortunadamente no es necesario que consideremos aquí la importancia relativa de las tendencias morales heredadas y adquiridas. No obstante, es deseable tener en cuenta que la conducta moral que originalmente dependía de sanciones exteriores (la actitud de otras personas) puede con el tiempo llegar a depender de una sanción interna (es decir, puede llegar a ser independiente de otras personas).

      7.En este sentido, la función del pudor es, en cierto modo, comparable con la de una «fobia» que, como parece demostrarlo la investigación psico-analítica, sirve para proteger al individuo de la dolorosa ansiedad que sobrevendría si se enfrentara a la situación (psicológicamente) «peligrosa».

      8. 24, p. 64.

      9.Cf. más adelante, capítulo 12.

      10. Amabe Williams-Ellis, The Tragedy of John Ruskin, p. 232.

      11. Havelock Ellis, Erotic Symbolism, p. 26.

      12. Que el polizón simbolizaba realmente y servía para llamar la atención hacia las nalgas era, por supuesto, claramente evidente para todos los que dedicaran alguna consideración a las modas del momento. Cf. la divertida rima en boga entonces:

      Die letzte Kleidermode war

      Noch immer nur so so;

      Jetzt erst sind wir ganz und gar

      Ein wandelnder P...

      [La última moda del vestido

      Todavía se podía tolerar;

      Es ahora cuando de verdad

      Somos un trasero andante.]

      13. Cf. Schurtz, 86, p. 50.

      5. La protección

      Aún más, ahora mismo, ahora que para ti ha concluido, o se ha modificado, el reinado de la locura y no empleas el Vestido para el triunfo sino para la defensa, ¿lo has llevado siempre por obligación y a consecuencia de la Caída del Hombre? ¿Nunca has disfrutado de él como de una cálida Casa portátil, un Cuerpo alrededor de tu Cuerpo, donde ese extraño «tú» tuyo se refugia cómodamente desafiando todas las variaciones del Clima?

      Rodeado de gruesa carisea doble, semienterrado en chales y sombreros de ala ancha, y sobretodos, y botas de agua, con los dedos enfundados en mitones y gamuzas, te has subido «al caballo que monto» y, aunque estuviésemos en plano invierno, te has precipitado a recorrer el mundo, regocijándote en él como si fueses su dueño. ... La Naturaleza es buena, pero no es perfecta: ahí radica la verdadera victoria del Arte sobre la Naturaleza.

      Sartor Resartus, cap. ix

      Carlyle

      La función protectora del vestido puede parecer a primera vista bastante simple. Sin embargo, al examinarla demuestra ser mucho más diversa y compleja que lo que nos pueden llevar a esperar nuestros poco rigurosos y algo sesgados hábitos de pensamiento sobre este asunto.

      La forma más obvia de protección lograda por medio del vestido es contra el frío.

      Sin duda, en un clima frío se corre un riesgo considerable de que sea considerada la única forma de protección. Parece indudable que, por lo menos en los últimos desarrollos del vestido, ha desempeñado una parte más importante que cualquier otra función protectora. Es probable que muchos de los más altos logros de la sastrería (como los comprendidos en el cambio de un atuendo suelto «gravitacional» a uno «anatómico», más ajustado y entallado), no hubieran ocurrido nunca en un clima cálido, y que deban su existencia a la migración de ciertos sectores de la raza humana desde regiones meridionales a regiones más septentrionales. Sin embargo, es posible, como hemos visto, que los seres humanos existan en un estado prácticamente de desnudez incluso en una de las regiones más inclementes del mundo habitado; y esto nos previene del peligro de exagerar la importancia del motivo de la protección en comparación con los motivos de adorno y pudor. Sobre todo en virtud de que el motivo de protección aparece en cierto modo como más «racional», más adaptado a la realidad que los otros motivos, y de que el hombre se inclina siempre a la «racionalización» de sus motivaciones. Existe una resistencia a admitir la fuerza plena de las tendencias hacia el adorno y

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