Enamorada De Una Estrella. Storm Victory
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Читать онлайн книгу Enamorada De Una Estrella - Storm Victory страница 8
―Leny, te extrañé tanto.
―Yo también te he echado de menos. ¿Cómo estás? ―le preguntó, sintiendo que sus ojos temblaban por la emoción.
¡Emily había vuelto! ¡Estaba con ella otra vez!
Había deseado tanto tenerla cerca de nuevo.
¡Necesitaba tanto sentirse querida y escuchada!
¡Ella se había sentido tan sola últimamente y por fin la chica que más amaba en el mundo estaba de vuelta con ella!
Sonrió con confianza: las cosas mejorarían ahora. Estaba segura de eso.
―¡Me siento genial! ―exclamó Emily eufórica, envuelta en su aspecto de superestrella, con los altos tacones de sus Jimmy Choo―. No te pregunto lo mismo, ¡porque te ves terrible!
¡Tan terrible como han sido estos siete años!
Ella deseaba responder a su prima, pero Chris salió entonces de la habitación de Arthur.
Volvía a llevar gafas de sol, pero una lágrima solitaria mostraba su dolor.
―Está muerto.
―¿Muerto? ―Leny se sintió perdida.
Se habría caído al suelo si su madre no hubiera corrido para sujetarla, mientras Emily abrazaba al chico en sus brazos para consolarlo.
Ella deseaba poder abrazar fuerte a Chris también, pero no podía, era evidente que Chris y Emily habían estado comprometidos durante años, aunque fuera entre altibajos.
¿Quién era ella para estar al lado del famoso e inalcanzable Chris Hailen?
Todo lo que sucedió después fue una sucesión de acontecimientos rápidos que terminaron con el entierro de Arthur.
En los días siguientes, Leny vio a Chris solo una vez en casa de su abuelo, donde había decidido quedarse lejos de los paparazzi y los cotilleos.
Dejó los documentos del deceso sobre la mesa. Deseaba hablar con Chris, pero Emily nunca lo dejaba solo y sus móviles siempre sonaban frenéticamente, así que era imposible para ella ir más allá de la cortesía.
―Gracias por todo lo que hiciste por mi abuelo. Habló de ti antes de… ―le susurró Chris después de que ella se despidiera.
Un nudo en la garganta le bloqueó el aliento mientras intentaba no perderse en esos ojos llorosos y sufrientes, siempre tan hermosos.
―Yo quería a tu abuelo.
Una semana después del entierro, Rose y la madre de Leny decidieron organizar una cena para volver a estar todos juntos, como antes.
―¡Dios mío, no recordaba lo pequeña que es esta casa! Esta cocina es como el baño de la suite del Hotel Richmond en Nueva York donde estuve mes pasado ―comenzó Emily, después de haber comprobado en detalle la cantidad de grasas que comería durante la cena―. Tía, ¿cómo puedes vivir aquí con Leny? ¿No es demasiado pequeño para dos personas?
―Pero Leny ya no vive aquí. Tiene su propia casa en la ciudad. Sin embargo, me gusta una casa pequeña, así no nos perdemos.
―Por supuesto, como nos pasó a mamá y a mí en la nueva villa que compré. Tiene cuatro pisos y veinte dormitorios que se abren a un jardín maravilloso ―se rio Emily sirviéndose ensalada sin aderezo.
En esos días que pasaron juntas, Leny se dio cuenta en seguida cómo el mundo del cine y la fama habían hecho cambiar a su prima. Aunque la amaba y estaba orgullosa de su éxito, no podía evitar sentir rechazo ante su nuevo lado esnob.
Si su prima supiera que pronto iba a perder la casa también…
No, todavía tenía orgullo y dignidad y haría todo lo posible para evitar la compasión de los demás por sus desgracias.
Si al principio había pensado en abrirle su corazón a Emily, ahora estaba segura de que no quería encarnar la figura de la pobre chica de campo.
―Leny trabaja en el bufete de abogados de Andrew Marshall. ¡Ha tenido suerte! Ya sabes, con esta crisis, encontrar trabajo es muy difícil ―continuó elogiándola su madre, haciendo que se agobiara y se sintiera como un gato en un tejado de hojalata caliente.
―Leny, ¿eres abogada? ―dijo Emily sorprendida.
―No, es secretaria ―la corrigió Claire, la madre de Leny, antes de que su hija pudiera abrir la boca.
―¿Andrew, el hijo del amigo de mi abuelo? ―intervino Chris, volviéndose directamente hacia Leny, después de haber guardado religioso silencio hasta entonces.
―Sí ―le dijo la joven, levantándose de inmediato para ir a la cocina―. Voy a revisar el pavo en el horno―. ¿Cómo podía mentirle a esos ojos… a Chris? Sintió que le temblaban las manos.
Empezó a respirar y a rezar hasta que la conversación cambió de tema.
Mientras giraba la carne y comprobaba la cocción de las patatas, Leny suspiró aliviada: Emily finalmente había empezado a contar sus aventuras en el plató y la posibilidad de trabajar en una nueva película en la que interpretaría el papel de Catwoman, la protagonista.
―¡Puedes entender eso! ¡Podría interpretar a la heroína! Y lo que es más, ¡trabajaría con John Mess! Dios mío, ¡lo estoy deseando! ―exclamó Emily, emocionada, mientras Leny se sentaba de nuevo tratando de mantener los ojos en su prima y concentrarse en lo que decía.
Fingió no darse cuenta de la mirada dolida y ofendida de Chris. Su corazón quería pedir perdón, pero el sentimiento de culpa la paralizó.
Incluso cuando él la ayudó a limpiar la mesa y a cargar el lavaplatos, como hacían cuando eran niños, no pudo mirarle a la cara.
―Gracias ―murmuró, con el corazón a mil pulsaciones, cuando él le quitó los últimos platos de las manos para enjuagarlos en el fregadero.
Sus dedos se rozaron por un momento, haciendo que el cerebro de Leny cortocircuitara.
―¿Pasa algo malo? ―preguntó él, de pronto.
―No, todo está bien ―contestó ella apresuradamente mientras terminaba de limpiar la cocina.
Cuando eran niños, ella solía contarle todo. Él era el único a quien ella podía abrir su corazón, y ahora la idea de mentirle le hacía sentirse miserable.
―¿He hecho algo…?
―No, para nada. Solo estoy cansada ―dijo Leny en voz demasiado alta debido a la tensión.
Afortunadamente, Emily acudió en su ayuda, llevándose a Chris y dejándola así respirar tranquila al fin.
Aprovechó la distracción de todos para despedirse y huir de allí.
En cuanto se subió al coche, volvió a sentirse al borde del abismo.