Soy Tu Hombre Del Saco. T. M. Bilderback
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Soy Tu Hombre Del Saco - T. M. Bilderback страница 4
Se levantó de la mesa para ir a colocarse su uniforme y, en cuanto se volteó, vio a una anciana parada atrás de él. Saltó del susto y gritó: ― ¡Ahhh!
Katie comenzó a reírse fuertemente.
Alan puso su mano en su pecho mientras apoyaba la otra en el respaldo de la silla.
–Por Dios, tía Margo, ¿tenía que acercarse a hurtadillas?
La anciana se reía a carcajadas.
–No me acerqué a hurtadillas, Alan. Acabo de entrar por la puerta trasera. Quizás no hice mucho ruido.
Katie, todavía riéndose, dijo: ―Lo hizo, yo la vi entrar.
Alan, mientras continuaba sacudiendo su cabeza de nerviosismo, extendió sus brazos y abrazó a la anciana bruja.
–Buenos días a ti también, tía Margo― la soltó de sus brazos.
– Ahora, si estas dos brujas maravillosas me disculpan, tengo que ir a ayudar a Billy a atrapar al asesino.
– ¿Asesino? ― Margo preguntó de manera abrupta.
– ¿Ocurrió otro caso? ― Alan asintió.
–Así es, dama.
Los ojos de la mujer se entrecerraron.
–Debes tener cuidado, Alan Blake. Puede que no se trate de un asesino humano.
Alan se detuvo en la puerta que lleva a la sala de estar y a las escaleras.
– ¿Sabes si eso es cierto, tía Margo?
La anciana sacudió la cabeza.
–No lo sé, pero he intentado averiguarlo. Si descubro algo, te lo haré saber enseguida.
Alan asintió.
–Por favor, hágalo. Tenemos que detener esto rápido.
Empezó a subir las escaleras, se detuvo y volvió a la cocina.
– ¿Margo?
La anciana lo miró.
– ¿Tienes alguna idea de cuántas criaturas del infierno entraron por esa puerta abierta de la que nos hablaste?
El rostro de Margo se suavizó y Alan creyó ver un pequeño indicio de miedo. Sacudió la cabeza y dijo: ―Que Dios me ayude, Alan, no lo sé. Podrían haber sido unos pocos o podrían haber sido cientos. Simplemente no lo sé.
Alan le echó un vistazo a Katie y luego miró a Margo.
–Me sentiría mejor si se quedara aquí con nosotros, tía Margo. Es mejor a que esté sola en el bosque, aunque su casa esté camuflada con espejos. Al menos, tendría la sensación de que estaría más segura.
Margo abrió la boca para rechazar cortésmente la oferta, pero se detuvo. Finalmente, dijo: ―Lo voy a pensar, sobre todo si la oferta es de corazón.
Alan miró a la anciana a los ojos.
–Lo es, por favor quédese. Bueno, ahora debo irme― les dijo a ambas.
Capítulo 2
Algunas mañanas a Phoebe Smalls Napier le resultaba muy difícil mantener a los niños en movimiento para poder sacarlos a todos de forma segura y así ella poder llegar a tiempo a su turno como cajera en Mackie’s.
Cuando Phoebe y Billy se casaron, Billy intentó que ella dejara el trabajo de cajera, ya que, como comisario, Billy ganaba el dinero suficiente para mantener a la familia alimentada, vestida y con una casa donde vivir. Además, su actividad paralela de criar Boston Terriers le daba dinero extra, es decir, era más que suficiente para mantener a la familia.
No obstante, Phoebe se negó a dejar el trabajo y le explicó a Billy que no se trataba de dinero.
–Bill, trabajar me mantiene sana y cuerda. Si no tuviera ese trabajo, ¿qué haría conmigo misma todos los días que tú estás en el trabajo y los niños en la escuela? Tendría todas esas horas libres… y una alcohólica en recuperación no necesita tiempo para estar a solas con sus pensamientos. Muy a menudo, eso es lo que hace volver a beber alcohol.
Abrazó a su marido.
–Así que, en lugar de caer en tentación, trabajaré en Mackie's. Esto me mantendrá con los pies en la tierra y estaré en la ciudad por si alguna vez me necesitas.
Billy estuvo de acuerdo con ella, pero de mala gana.
A pesar de esto, Billy ya había hablado con Martin Mackie, el nieto del fundador del local, para pedirle que Phoebe no trabara los fines de semana y solo tuviera turnos de día. Martín había aceptado y todos estaban felices. Aunque en una mañana de un día de la semana todo se volvió la ley de la selva y, cuando eso ocurrió, nadie más estuvo feliz.
– ¡Pam! ¡Cuelga el teléfono y ayúdame con los pequeños! ― Phoebe estaba intentando cocinarle un par de huevos a Mary.
Pamela, la hija mayor de Phoebe, estaba en el último año de escuela secundaria en Perry. Su cabello era castaño y tenía algunos reflejos rubios, sus ojos eran azules, casi como el hielo azul y sus labios no eran ni tan gruesos ni tan delgados. Era una joven muy bonita a sus 18 años y el parecido entre Pamela y su hermana Mary era sorprendente. Era casi como si Mary fuera un mini Pamela y ya mucha gente se los había comentado.
Mary era la segunda hermana y tenía 13 años, Catherine era la tercera hermana y tenía 10 años y también se parecía a su madre y a sus otras hermanas, aunque se notaban algunas diferencias en sus rasgos, lo que hacía pensar que tenía un padre diferente.
Por último, Derek tenía tan solo 8 años y se parecía un poco a su madre y su hermana Catherine.
Catherine y Derek llamaban “Papi” a un hombre que había sido la pareja de Phoebe en ese entonces, su nombre era John Clark y era el líder de un laboratorio de metanfetaminas. John había estado en este laboratorio al otro lado de la ciudad y había probado algunos de los productos que él y su hermano acababan de cocinar. Estas sustancias habían resultado demasiado fuertes, de modo que ambos hermanos murieron casi instantáneamente de una sobredosis o eso se rumoreaba.
Billy no había dirigido la investigación esa vez, ya que se encontraba de vacaciones. Por lo tanto, el fallecimiento de los dos había quedado a disposición de la jurisdicción de la ciudad, es decir, Godfrey Malcolm estaba a cargo del caso.
De todas formas, sus muertes se podrían deber a cualquier cosa.
Las dos niñas mayores no sabían quiénes eran sus padres y Phoebe tampoco lo sabía, puesto que cuando las concibió se había desmayado por beber demasiado…o por ingerir muchos “ludes”, una droga recreativa, o a causa de cualquier otra sustancia. Por esta razón, no podía recordar y en realidad tampoco era algo muy importante. En el caso de Pam, la concibió cuando se encontraba en su último año de secundaria y a pesar de las diarias y acaloradas discusiones con su madre, Phoebe ganó cada una de ellas y se quedó con su bebé.