Derechos ambientales en perspectiva de integralidad : concepto y fundamentación de nuevas demandas y resistencias actuales hacia el estado ambiental de derecho . Gregorio Mesa Cuadros

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Derechos ambientales en perspectiva de integralidad : concepto y fundamentación de nuevas demandas y resistencias actuales hacia el estado ambiental de derecho  - Gregorio Mesa Cuadros

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política, la economía ecológica, la filosofía política, la ética, la teoría de los derechos humanos, la sociología del derecho y la filosofía del derecho), aunque sí centrada en la idea de una nueva fundamentación de derechos, que sustentándose en las necesidades humanas y no humanas básicas, considera que las deudas ambientales y sociales, deben ser pagadas y compensadas por aquellos generadores de huellas ambientales injustas para que por lo menos las tres cuartas partes de la población mundial accedan con dignidad a los derechos y servicios básicos que una vida digna de ser vivida requiere; sólo así podríamos hablar de justicia ambiental y concreción de los derechos humanos en particular y de los derechos ambientales en general.

      En este ejercicio no podremos dejar de reconocer, como reconocemos, las múltiples paradojas y contradicciones en el discurso de los derechos, especialmente de aquellos que desde las formas liberales y neoliberales no aceptan las exigencias, demandas o reivindicaciones de los derechos ambientales, y por otra, de parte de los ecologismos y ambientalismos que enuncian responsabilidades y obligaciones no recíprocas con los otros y otras, incluidas las demás especies, que recaen sobre los empobrecidos del planeta –que paradójicamente son los que han estado más cerca de las prácticas de la sostenibilidad–. Ésta es una paradoja positiva frente a las paradojas negativas de una parte del liberalismo cubierto permanentemente de déficit de derechos, deberes y responsabilidades, salvo los que tiene con el capital y el poder; por ello, los derechos ambientales deberían ser la realidad del siglo XXI.

      Así mismo, se afirma con contundencia que la historia no sirve para fundamentar derechos, pero la historia de vejaciones y atentados contra la dignidad humana (que generan pobreza y miseria extremas, necesidades humanas desprotegidas, promesas no cumplidas, delegación del cumplimiento de los derechos en el futuro, no en el aquí y ahora de un presente que cada vez se escapa y es más lejano –como se hace a la manera del neoliberalismo que programa que algún día todos seremos tan ricos como el más rico, es decir, algún día todos tendremos derechos–, sumada a las fundamentaciones y legitimaciones que los soportan, son el sofisma de distracción liberal; es la indignación frente a lo intolerable de las injusticias, exclusiones, marginaciones y opresiones que sí deberían servir para fundamentar derechos, para que los que no tienen y no pueden, puedan tenerlos y, especialmente, verlos garantizados, protegidos y cumplidos efectivamente y no meramente consagrados.

      Para profundizar en el debate sobre la integralidad de los derechos humanos en particular y los derechos ambientales en general hemos tomado en esta tesis los casos español y colombiano por varias razones; la primera, porque representan sistemas jurídicos cercanos en el origen y a la vez lejanos en muchos aspectos de su aplicación y concreción; la segunda, por las grandes diferencias entre lo formulado normativa y políticamente y lo efectivamente aplicado; la tercera, por ser sistemas en los cuales nosotros conocemos más en profundidad tanto los desarrollos doctrinarios como normativos y jurisprudenciales, y la cuarta, porque a pesar de similares previsiones constitucionales y legales, la diversidad étnica, cultural y natural, especialmente en un caso como el colombiano, no refleja las protecciones que podrían esperarse; es decir, podríamos creer que estos dos casos también indican buenos ejemplos, uno desde el Norte y otro desde el Sur, un país desarrollado y uno del Tercer Mundo, uno multiétnico y megadiverso, y otro más Estado-nación y una naturaleza más homogeneizada. Varias de estas razones también están relacionadas con el tratamiento y la referencia a estos dos países en otras partes de este trabajo.

      Los anteriores enunciados son, en parte, el origen de este trabajo, que es también el resultado de un proceso que surge de otras diversas inquietudes sobre qué está sucediendo hoy en el mundo; en particular, ¿qué hay, qué pasa y qué pasará con los derechos ambientales? Tal proceso habría que empezar a responder desde el por qué, dónde, cuándo, quiénes y para qué del derecho y los “derechos ambientales” en un Estado de derecho y en la actual sociedad económicamente globalizada.

      En el ¿por qué?, las palabras hambre, destrucción, depredación, deterioro, explotación, devastación, exterminio, pillaje, saqueo, despojo, injusticia, son una contradicción a los términos desarrollo, libre mercado, industrialización, progreso, nuevas tecnologías, capital, derechos. A la pregunta del por qué, este juego de palabras se puede convertir en una expresiva frase: “Los problemas de la sociedad contemporánea se deben esencialmente a la cada vez más creciente crisis ambiental y crisis civilizatoria, fruto a su vez del déficit político, democrático y de derechos, de una sociedad que tiene como estrategia de supervivencia actuar bajo un único modelo de desarrollo, el del capitalismo industrial y financiero, depredador, contaminador e injusto”, que requiere ser limitado aquí y ahora.

      ¿Quiénes? También se ha dicho mucho del papel de los ilustrados modernos y “posmodernos” como la “vanguardia” que asume el compromiso para cambiar el “estado” de cosas, pero casi siempre se olvida que son los pueblos, las comunidades y sociedades afectadas y negadas de los derechos, los que permanentemente se han alzado contra las agresiones económicas, políticas, militaristas, “pseudohumanitaristas” y ambientales. Por supuesto que en esta tarea estas sociedades han estado acompañadas por otros sectores y grupos organizados, que como en el caso de los derechos colectivos y ambientales, lo han sido los grupos y movimientos ecologistas y ambientalistas, quienes en las tres últimas décadas y media vienen trabajando en defensa del ambiente y de los más desfavorecidos, y que en los últimos diez años, en un hecho sin precedentes en la historia de las luchas sociales, han conformado el movimiento por una globalización alternativa, ampliamente criticado por la doctrina neoliberal, a quienes se acusa de sediciosos radicales opuestos a “todo”. Por supuesto, este “movimiento de movimientos” no dejará de ser el símbolo de la lucha contra el “todo”, que significa la globalización económica del único orden capitalista realmente existente.

      ¿Cuándo? Existe una opinión medianamente generalizada que afirma que sólo cuando se tiene tiempo y dinero suficiente para resolver las necesidades básicas, dispondremos de tiempo para pensar en problemas ambientales y en respuestas a tales problemas. Desde el Norte se ha creído que sólo los habitantes de las sociedades ricas se pueden dar el lujo de dedicarse a la defensa del ambiente; por tanto, sólo fue a finales de los años sesenta cuando la sociedad “occidental” del “estado del bienestar” se preocupó por los efectos de los problemas ambientales. Pero se olvida que desde hace mucho tiempo, siempre que un grupo o una sociedad humana ha tratado de imponerse o se impone a otro grupo o sociedad humana, los de abajo se han levantado para defender proactivamente lo que les es propio; un solo ejemplo, en el Sur, desde hace cinco siglos se reivindica el derecho a la supervivencia, y hoy como ayer, se defienden los territorios, la naturaleza, la madre tierra, el ambiente y sus ecosistemas, culturas e identidades. Por otra parte, para justificar las agresiones y el saqueo de las riquezas, el Norte no sólo ha hecho correr ríos de tinta, sino sobre todo, ríos de sangre.

      ¿Para qué? Son tantos y cada vez más los millones de seres humanos en el mundo que sufren las consecuencias

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