El punto original. Ángel Largo Méndez
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Sheldrake y su visión dan la oportunidad a las especies de replicar lo observado y también ajustarse al nuevo modelo a través de información que luego se convertiría en genética. Así, toda especie con un elemento común como es el Ser, podría transmitir información que tomaría formas energéticas que luego desarrollarían las expresiones materiales y objetivas a una nueva escala.
Este descubrimiento, que aún no tiene cabida en la mirada científica convencional, se debe justamente a otro elemento que el campo mórfico permitió a gran escala: la capacidad de raciocinio. Es con la aparición del ser humano que el conocimiento hace su aparición en el universo. Existe ahora la forma de observar, analizar, detallar y experimentar todo lo que es. El Ser se reconoce a sí mismo dentro de Lo Manifiesto.
La información, que es la fuerza o motor del movimiento continuo de Lo Manifiesto, es lo que se conoce dentro del mundo espiritual oriental como el cuerpo causal. El cuerpo causal es lo que da origen y forma la base con la que cada nueva expresión humana inicia cada mini-círculo una y otra vez. Este cuerpo es el que integra a los posteriores, tanto al físico o denso (con la información del ADN) y como al psíquico (a través de la memoria).
La información recogida por el Ser a través de su expresión física, que es Lo Manifiesto, permite avanzar hasta la completud del círculo. Cuando Lo Manifiesto en su totalidad termine la vuelta ya no partirá de la nada como fue en un principio, sino que en base al cúmulo de datos observados y expresados se permite una próxima experimentación desde una instancia diferente, puede decirse incluso que superior.
La tendencia natural hacia la máxima evolución o desarrollo de los potenciales expresivos de Lo Manifiesto hace que el movimiento cíclico se repita, una y otra vez, de forma consecutiva y sin principio ni fin, lo que permite observar una constante: cada movimiento es finito, la expresión de Lo Manifiesto no.
Este motor del movimiento no es nada nuevo. Por siglos, sabios orientales han recalcado la existencia de la reencarnación, explicando con ella, hasta cierto punto, el ir y venir de lo subjetivo a la objetivo una y otra vez. De la misma forma, la ciencia se inclina a la hipótesis de un macrocosmos que se crea y autodestruye ad infinitum, en una serie constante y eterna de Big Bang y Big Crouch. La única diferencia entre cada círculo completo, desde la visión macra del universo físico hasta lo micro del ser humano, es el contenido de cada vuelta y esto es el tipo de información que cada una incluye.
Quiero hacer ahora un bosquejo tomando la información, el conocimiento que permite la experimentación de Lo Manifiesto como punto crucial de salto evolutivo. Si el patrón circular manifiesta una repetición indefinida hacia una escala superior, tendríamos un gráfico con la siguiente estructura:
- Luego del círculo de la expresión primera de Lo Manifiesto se traza una nueva circunferencia, donde la referencia ya no sería del Punto Original al Punto Reflejo, sino del Ser Manifiesto en la materia (la autoconciencia en el hombre), donde inicia la producción de información, al Punto Reflejo, lo que dibuja un proceso en espiral ascendente.
- El Punto Original sigue siendo el origen de todo, el centro de la graficación, totalmente inmutable
- Cada vuelta finita se repetiría hasta el infinito posible.
En el gráfico anterior se observa lo que sugiere el Universo Primigenio, cuya aparición se sustenta desde el Origen o Punto Original, y luego la expansión que dicho universo sufre alcanzando un nuevo grado de profundidad cada vez que completa la vuelta, que en términos físicos actuales significa: llegar hasta el límite de su expansión y reiniciar el ciclo.
Esto da cabida al entendimiento de la existencia de multiversos o universos infinitos que se generan una y otra vez en un continuo salir y entrar desde la quietud al movimiento, y viceversa. Un proceso que asumen todas las formas manifiestas y al que el gran campo que lo sostiene, el Cosmos, no es ajeno.
Esto se ajustaría a teorías como las que propone el físico Stephen Hawking, donde este universo partiría de la nada, gracias a la interacción entre la energía positiva de la materia y la energía negativa gravitatoria. De ser de esta forma, demostraría que este Cosmos proviene de la finalización o colapso de uno anterior (mirar el gráfico), lo que no afecta sin embargo, la idea de que mucho antes, un primer universo surgió desde la sensación primera del Punto Original.
Todo esto aún puede tardar años en aceptarse ya que la información, pensamientos, sentimientos, sensaciones y las experiencias psíquicas en general aún no son admitidos por la comunidad científica como objetos materiales. Todavía se concibe a la producción de conocimiento de la mente y su acumulación, lo conocido como conciencia, como lo más elevado que se existe, dejando de lado a lo que observa el movimiento de dicha conciencia, el Ser. No obstante, esta es una condición que tarde o temprano se va a corregir, lo que permitirá revolucionar el modo de entender el funcionamiento del ser humano y de nuestro Cosmos, descifrando de una vez, qué es lo que hay detrás de aquella gran expansión que lo comenzó todo.
Incluso soy partidario de ver posibilidades de universos no solo múltiples sino infinitos y paralelos. Desde el Punto Original, el potencial de todo en la nada, pudieron surgir (y seguirlo haciendo), millones de procesos cíclicos interdependientes. El Punto Reflejo puede surgir de forma espontánea en cualquier no-lugar del Origen. Un sinfín de Cosmos con millones de características materiales posibles, pero con una esencia única, el Punto Original.
Ahora revisaremos con más detalle el movimiento de lo objetivo, su expresión dual y las partes o segmentos fundamentales del círculo que representan los momentos claves en el proceso evolutivo del universo hacia su máxima expresión, donde la aparición del Homo Sapiens Sapiens marca un antes y un después dentro de la expresión del Ser en Lo Manifiesto.
Materia y Energía, la segunda dualidad
Descartes denominó sustancia a todo aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Para el filósofo era un ahora sin antes ni después o, que de ser necesario, podía representar cualquiera de esos estados sin dejar de ser lo que es, pura e inobjetable sustancia. Hoy a la sustancia se le da otro significado que refiere a elementos físicos, pero para nuestra explicación mantendremos el concepto que el padre de las matemáticas nos regaló.
Dicha sustancia es el reflejo del Punto Original. Guiada por el autoconocimiento encuentra la manera de expresarse tanto subjetivamente (el Ser) como objetivamente (el movimiento). Pese a que lo segundo adquiere formas indistintas durante la vorágine de la traslación, la esencia primera, no se altera. Recordemos el principio de nuestro gráfico en donde se observa que una línea o cualquier otra figura están formadas intrínsecamente por una sucesión infinita de puntos. La sustancia original de todo proceso creativo en la materia, que nace de la conciencia de sí mismo, no cambia, es la misma y siempre lo será.
Un estado es la forma de ser o de permanecer de algo. Lo objetivo utiliza el principio dual con el cual toma cuerpo la manifestación y expresa su actividad en dos estados: materia y la energía. La Energía es un estado relativo a la fuerza que pone al Ser en movimiento, y la materia es un estado relativo a la forma que adquiere el Ser en movimiento.
Estos estados son diferentes