La cábala. Mario Saban

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La cábala - Mario Saban Psicología

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      Maljut representa la dimensión de las necesidades corporales (materiales), el comer, el beber, etc. Pero no debemos confundir las necesidades materiales de Maljut con los deseos materiales más allá de dichas necesidades. Lamentablemente, nuestra sociedad actual ha realizado una mezcla entre las necesidades biológicas y los deseos materiales que no son estrictamente necesidades, y nos ha creado la ilusión de transformar muchos deseos materiales en verdaderas necesidades. Al crear esta confusión, muchos sujetos con la justificación real del sostén económico (satisfacción de las necesidades materiales) llevan sus deseos materialistas al extremo. Pero si la transgresión del materialismo es un problema real del ejercicio subjetivo de la percepción de la materialidad, el polo opuesto es el espiritualismo radical donde, al renunciar a la materia, lo que hacemos es negar las reales necesidades materiales de la existencia física, lo cual provoca una patología espiritual a la que podemos denominar como espiritualismo. El espiritualismo se fuga de la realidad material, considerándola como intrínsecamente negativa. Es decir, el espiritualista representa la contracara y la misma cara que el materialista.

      El espiritualista niega Maljut por Keter, y entonces no comprende cómo funciona Keter en la materialidad; y el materialista niega Keter por Maljut, y entonces no comprende cómo funciona Maljut. Si Maljut representa el realismo filosófico y Keter el idealismo más elevado (mesianismo), si Maljut es la pura inmanencia y Keter la pura trascendencia, la psicología del misticismo judío trabaja la compatibilidad y coordinación de la inmanencia y la trascendencia como dos caras de la misma realidad estructural. Una inmanencia materialista imposibilita la explicación de la realidad, y una trascendencia idealista desligada de la materia tampoco explica la realidad. ¿Cuál es el error de ambas tendencias? Absolutizar esta realidad fragmentaria del mundo inferior, cuando la única posibilidad de absolutización se encuentra fuera del vacío, en el Ein Sof. La absolutización (dogmatización) de una dimensión situándola de forma preeminente frente a las demás causa inexorablemente una distorsión total de la realidad.

      La aceptación de la materialidad, la aceptación de la biología (de la animalidad), es comprender cómo las energías más altas se pudieron comprimir en las formas más densas para traer luz. La materia puede causar por sus niveles de contracción muchos tipos de oscuridad, pero en la interioridad esencial de la materia (dentro de Maljut) existe la Luz divina del nivel más alto del Or Ein Sof (la luz del Infinito).

      Por lo tanto, debemos satisfacer las necesidades biológicas (aceptación de la materia) y no huir de nuestras obligaciones en el campo material, y al mismo tiempo no obsesionarnos con la materia como si fuera la única realidad existente porque estaríamos negando la idolatría con el pensamiento, y entonces nos transformaríamos en idólatras por la actuación material. El materialista, pues, se transformaría en un falso monoteísta porque endiosaría los fragmentos del mundo material. Ni negación de la materia (por fuga) ni obsesión por la materia (por deseos descontrolados). Porque la pobreza material representa un problema en esta dimensión, ya que no se pueden satisfacer las necesidad materiales, así como la riqueza, ya que no se sabe cuál es el sentido de la materia. Y así dice el texto bíblico (Proverbios 30:7-9):

      «Sólo dos cosas te he pedido, oh Dios; concédemelas antes de que muera: 8aleja de mí la falsedad y la mentira, y no me hagas ni rico ni pobre; dame sólo el pan necesario, 9porque si me sobra, podría renegar de ti y decir que no te conozco; y si me falta, podría robar y ofender así tu divino nombre.

      Ni la materia en exceso, ni la insatisfacción de las necesidades materiales básicas. Con la primera puedo cometer la idolatría de las formas materiales, con la segunda puedo violar todos los mandamientos con tal de sostener a mi familia. Porque si me sobra y si me falta puedo perder el equilibrio. Por ese motivo, a quien le sobra debe pensar en quien le falta, para que ninguno de los dos materialice una transgresión. Porque si me falta todo o lo pierdo todo, maldeciré y me rebelaré como lo hizo Job, y porque si me sobra todo o lo tengo todo, no comprenderé el sentido de la existencia como lo hizo el autor del Eclesiastés.

      Parte 2 El Yo

      «Rabí Simón bar Iojai explica que una de las preguntas a las que la persona responderá tras su muerte es si investigó la razón por la cual su alma vino a este mundo y qué ha venido a rectificar».

      ZOHAR JADASH, Shir a Shirim 70b

      «El Paraíso y el Infierno se encuentran en nuestro interior».

      MARIO SABAN

      «Toda patología se deriva del hecho de negar el Yo mental por los palacios o negar el Yo exterior por la interioridad. Cualquiera de las dos negaciones niega la estructura predeterminada de la existencia humana».

      MARIO SABAN

      «Los maestros de la cábala no nos ocupamos de las raíces de las cosas sino que trabajamos para que las ramas crezcan».

      ALEXANDRE SAFRAN

      13. ¿Qué es el Yo?

      «Cada frontera es una línea de batalla».

      KEN WILBER

      Podríamos decir que el «Yo» es la unión entre el «Yo mental» y los «palacios» (o lo que podemos denominar como el Yo exterior). De ese modo, ahora debemos conceptualizar el «Yo mental» y los «palacios» con el fin de dilucidar el concepto del «Yo».

      ¿Qué son los Palacios? En la terminología de la cábala hebrea, «los Palacios» hacen referencias a los diferentes tipos de percepción que se producen dentro del Yo mental en relación con las siete dimensiones inferiores del Árbol de la Vida psicológico (dentro del Universo de Yetzirá). Aunque realmente los «Palacios» antiguos de la mística de las Hejalot (los Palacios del Trono Divino) se encuentran dentro del Universo de Briá.

      Es así y no podemos reducir el «Yo» ni el «Yo interior mental» exclusivamente, ni a los palacios ni al «Yo exterior mental». Nosotros definimos el «Yo interior mental» con el nombre de la «Merkabá».51

      Nuestra Merkabá se encuentra en lo más profundo del Yo mental, en cambio «los Palacios» son las siete percepciones exteriores que se producen dentro del Yo mental. Por ese motivo podemos denominar los «Palacios» con el nombre de «Yo exterior mental».

      14. Clases o niveles del «Yo» (Bruner, Wundt, Kantor, Watson, Skinner, Castila del Pino)

      «Ser feliz es percibirse a sí mismo sin miedo».

      WALTER BENJAMÍN

      Quiero hacer algunas aclaraciones, antes de continuar, para que el análisis conceptual sea riguroso. Voy a establecer las cinco clases de Yoes con los que trabajaremos:

      1 El Yo mental interior representa el núcleo duro o interior de la Biná (es decir, Keter de Biná, Jojmá de Biná y Biná de Biná), esto habitualmente lo denominamos como la Merkabá. Pero siempre recordemos que este «Yo» se corresponde con nuestra Merkabá psicológica y que no tiene relación con la Merkabá real que se encuentra en el Universo de Briá. Cuando los cabalistas medievales hacían referencia a los niveles de las diferentes «almas» dentro de cada Palacio (como lo realizará Moshe de León) aquí se hacía alusión a los «palacios» más antiguos del Universo de Briá. Luego, con la psicoanalización de la cábala, los Palacios pasaron a formar parte de las siete estructuras básicas del Yo mental exterior.

      2 El Yo mental exterior

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