La cábala. Mario Saban

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La cábala - Mario Saban Psicología

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nivel es completamente diferente, porque mi Yo percibido en la materialidad del exterior no coincide con mi autopercepción personal dentro la Tiferet. ¿Cuánto de mi Yo interior se puede manifestar en la exterioridad social?

      Dentro del misticismo judío, decimos que cada nivel tiene algún reflejo de la luz del nivel superior, así que indudablemente algo de lo que soy en el nivel de la Tiferet se terminará de reflejar en las dimensiones inferiores, pero jamás en la totalidad de mi Yo interior.

      Cuando me siento completo (Shalem) con mi Yo, entonces es cuando no percibo las insatisfacciones como obstáculos, sino como potencialidades. Porque si las insatisfacciones se convierten en elementos negativos, es que tengo una baja autoestima en mi Tiferet, porque cargo con la culpabilidad al Yo de sus imperfecciones estructurales. Debo aceptar las imperfecciones humanas como constantes desafíos a un progreso permanente de mi nivel de consciencia. La imperfección derivada de mi finitud no puedo cargarla como «culpa», sino que la debo percibir como una oportunidad de crecimiento mesiánico constante hacia los niveles más elevados.

      El perfeccionista se carga de una culpa permanente, y esto nos conduce inevitablemente a un gran problema del Yo, el creerse dicho Yo un Ein Sof en sí mismo. El perfeccionista siempre carga con una baja autoestima, al pretender ser el Ein Sof absoluto; y al no poseer la conciencia de su finitud, entonces siempre se percibe en un grado mayor de inferioridad del que realmente se encuentra. Cuando un sujeto logra la paz interior es que tiene su autoestima en equilibrio. Una autoestima en equilibrio es fundamental para concentrar luego todas las energías psíquicas en elevarme en los niveles de consciencia; en cambio, una autoestima baja o demasiado alta nos extrae energías importantes que se desgastan en la entropía del Yo.

      Si la autoestima es muy elevada, podemos caer en la jactancia, y si la autoestima es muy baja, podemos siempre percibirnos en la descalificación constante de nuestro Yo.

      En la psicología del misticismo judío decimos que el Yo interior debe ser estimulado por la educación exterior para subir a Keter, y al mismo tiempo para reconocer los errores de la imperfección estructural de nuestra finitud para que el Yo en Tiferet comprenda que jamás va a llegar a Keter, pero que siempre tiene las posibilidades de autosuperación constante, aquella que nos impulsa a continuar el ascenso espiritual.

      Cuando el sujeto acepta su imperfección y, dentro de los límites de su imperfección, acepta simultáneamente las potencialidades ocultas que existen (a pesar de su imperfección), entonces alcanza la paz interior de la Tiferet. Para aceptar su estado de imperfección necesita del Jesed (la Misericordia) y para ascender de su Tiferet imperfecto y limitado hacia el Keter debe organizarse con cierta disciplina desde Guevurá (la Fortaleza). Tiferet representa la energía del ascenso a Keter a pesar de nuestras imperfecciones, producto de nuestra propia estructura predeterminada.

      8. Netzaj (la Victoria)

      Esta es la dimensión de la exteriorización de las emociones. Lo que comúnmente denominamos como «lenguaje emocional», el arte, la música, la danza, etc. Netzaj es la dimensión de la «Victoria», ¿la victoria sobre qué? La única victoria que tenemos es la victoria sobre la mediocridad. Uno debe ser uno mismo, y en Netzaj existe el campo de la creatividad. El Yo interior de la «Tiferet» desea exteriorizarse y entonces se exterioriza o se manifiesta en el lenguaje emocional (donde se encuentra el abrazo, un beso, la caricia, la mirada, etc.) ¿Cómo describir conceptualmente el sentimiento? Imposible, sin embargo, los símbolos son expresables en Netzaj. La victoria de que nuestro Yo interior se exteriorice con todo lo que tiene a su alcance. Dice el gran cabalista Ione Szalay (1966-2014) (Z “L):

      «Netzaj está asociada, en el plano del alma, con el poder de vencer aquellos obstáculos que se encuentran en el camino de la realización de las propias aspiraciones, de Jesed».48

      Para que las emociones no se desborden debo tener un cierto tipo de lenguaje emocional específico que me permita canalizarlas. Por eso el arte aspira a comunicar lo que conceptualmente no se puede comunicar. Las sensaciones interiores del artista que se encuentra en su soledad dentro de la Tiferet tienden a manifestarse de algún modo, y es allí donde se logra la victoria sobre las limitaciones estructurales de nuestro Yo. A pesar de los límites de nuestro Yo interior para salir al exterior, tenemos muchas opciones en Netzaj de manifestarnos exteriormente. Si todo me lo guardo para mí mismo dentro de la Tiferet, entonces mi interiorización, en vez de producir mi autoconocimiento, genera mi implosión. Puedo explotar por dentro si no tengo unas vías de exteriorización de mis emociones interiores.

      El introvertido puede tener un problema en Netzaj, porque a pesar de que trabaja su introspección, esta se puede volver paradójicamente un desequilibrio si no logra algún tipo de exteriorización.49 Netzaj representa la exteriorización del lenguaje emocional. En realidad, las cuatro dimensiones inferiores a Tiferet son las energías de manifestación. Netzaj manifiesta el Yo interior por el lenguaje emocional, Hod manifiesta el Yo interior por el lenguaje estructurado, Yesod manifiesta el Yo interior por el lenguaje sexual, y finalmente Maljut manifiesta el Yo por todas las acciones materiales de mi realidad corporal. Siendo Netzaj la primera forma de manifestación, es energéticamente la más potente de las cuatro anteriormente citadas. En esta dimensión podemos percibir dos etapas, el reconocimiento de nuestros sentimientos y su necesidad de exteriorizarlos. En Tiferet logramos el reconocimiento de nuestros sentimientos, pero si no empleamos Netzaj, el solo reconocimiento no implica necesariamente su exteriorización. Pero el reconocimiento del sentimiento es una forma de exteriorización para mí mismo, sin embargo, debo proyectar mis sentimientos como «creaciones» hacia el exterior de mi subjetividad. Toda creación refleja en cierto modo al creador de dicha creación. Y aunque los sentimientos internos del creador (Tiferet) nunca podrán ser absolutamente expresados exteriormente, es necesario descargar hacia el exterior las proyecciones emocionales interiores. Netzaj representa un tipo de descarga de las energías que se acumulan en mi interioridad. Es la primera forma de exteriorización que tenemos cuando nacemos al campo físico.

      9. Hod (la Gloria)

      Hod representa el lenguaje estructurado. Es la dimensión de la conceptualización en acción. Decimos «conceptualización en acción» para diferenciarla de la Biná, que es la conceptualización mental. En Hod buscamos «la verdad» dentro del discurso racional, cuando en realidad nos debemos preguntar ¿Qué verdad? ¿Hay verdad en las palabras limitadas dentro de la finitud humana? Sabemos que la única verdad real y eterna se encuentra en el Ein Sof, entonces nos preguntamos: ¿Qué verdad se puede percibir dentro del mundo de la fragmentación? El concepto puro que va descendiendo desde la Biná cada vez posee menos luz, las miles de interpretaciones subjetivas de cada Tiferet borran la pureza esencial del mensaje que lleva la palabra. Y entonces el concepto que venía para ayudarnos a comprender la realidad, justamente nos distancia de la realidad. Y entre nosotros y la realidad se interpone el mundo conceptual que, siendo un intermediario, minimiza la luz. Como dice Madirolas (2005): «La ilusión de Hod es elevar este orden lógico a la categoría de absoluto, es decir, la ilusión de que todo sigue un orden que puede ser explicado. La luz de la razón proyecta la ilusión de la razón». Hod es el mundo de seguridad que cree en los conceptos en su calidad de formas axiomáticas. La única posibilidad real que tenemos en Hod es la honestidad; aunque no pueda acceder a lo esencial del concepto, sí puedo coordinar sobre un mismo eje, el pensamiento (Biná), el sentimiento interior (Tiferet) y la acción material (Maljut). La confianza en la palabra dada es la clave ética de Hod, por más que sabemos que existen miles de interpretaciones subjetivas de los conceptos, lo que sí sabemos es si un concepto refleja del modo más cercano posible la realidad. Porque un grave problema de Hod es la intencionalidad de la mentira. Este es el mayor desequilibrio de esta dimensión. Por supuesto, sabemos que toda esta realidad inferior condicionada por el tiempo y el espacio es una mentira absoluta frente al Ein Sof, pero dentro del sistema del vacío esta realidad es verdadera. Por lo tanto, aunque el concepto pueda ser millones de veces interpretado a la luz de nuestra subjetividad,

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