La cábala. Mario Saban

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La cábala - Mario Saban страница 8

La cábala - Mario Saban Psicología

Скачать книгу

nivel de cercanía nos llevará a tal vinculación esencial con el Ein Sof, que podremos percibir los niveles de la Jaiá y la Iejidá que actualmente son muy difíciles de percibir.28 Y si el Ein Sof se oculta detrás del vacío, nuestras existencias extraen la información del infinito y las revelan dentro de esta manifestación finita. Somos nosotros, como consciencias fragmentarias existentes y reveladas, las pruebas de la realidad de información oculta dentro del Ein Sof. La propia revelación de nuestra consciencia es la que provoca el reconocimiento de todo el nivel de consciencia oculta (Ein Sof), que se va revelando a través del sistema finito y fragmentario dentro del cual nos revelamos. Existimos para revelar la consciencia oculta del Ein Sof, y mientras mayores niveles de consciencia alcancemos (provocando mayores grados de revelación), accederemos a una mayor cantidad sustancial de información consciente del Ein Sof.

      Jung29 escribió:

      «Freud deriva el inconsciente del consciente… Yo lo pondría al revés: yo diría que lo que viene primero es obviamente el inconsciente… En la temprana infancia somos inconscientes; las funciones más importantes de naturaleza instintiva son inconscientes, y la consciencia es más bien el producto del inconsciente».

      Esta descripción junguiana se puede verificar desde una perspectiva antropocéntrica. La conciencia humana deriva de un Inconsciente divino.

      Ahora bien, si decimos que la conciencia se escinde de la existencia, estamos diciendo que entonces se revela; así el Inconsciente divino puede ser estudiado como la conciencia general oculta dentro de la misma existencia. Pero para que la Conciencia fragmentaria humana se pueda revelar, necesariamente tiene que continuar de forma oculta la Conciencia general divina; por ese motivo, Jung la denomina como «Inconsciente». Sin embargo, la denominación como «Inconsciente» está fundamentada desde la perspectiva de la revelación de nuestra conciencia.

      Freud tiene que necesariamente derivar el inconsciente del consciente porque el inconsciente freudiano aparece como la representación de las partes oscuras de la Conciencia que deben ser reprimidas; en cierto modo, todo es consciente en términos freudianos. Jung deriva la Conciencia del Inconsciente, porque el Inconsciente junguiano no representa lo reprimido sino lo oculto. En ese sentido, el Inconsciente junguiano se acerca al concepto de «Sod» (Secreto) del misticismo judío. Freud percibe lo «inconsciente» como lo reprimido de la Conciencia, y Jung percibe lo «inconsciente» como lo oculto o lo desconocido, que al revelarse se autoconoce. El autoconocimiento implica automáticamente el nacimiento de la conciencia.

      En realidad, el Ein Sof es la raíz de todo lo existente (tanto lo inconsciente como lo consciente), es más, podríamos decir desde la psicología del misticismo judío que el nivel de «Sod» de la cábala va más allá de lo inconsciente, porque lo inconsciente se encuentra latente como información oculta dentro de la consciencia pero revelada en nuestra interioridad, y el nivel de Sod de la cábala hebrea es lo que nosotros ignoramos, lo que se encuentra más allá de lo Inconsciente. Por ese motivo, debemos ser muy cautos a la hora de un análisis profundo de la situación. El «Sod» de la psicología del misticismo judío supera indudablemente el marco conceptual del «Inconsciente» tradicional de la Psicología.

      El problema central de este análisis radica en que percibimos la realidad de modo subjetivo. Si logramos percibir la realidad desde la posición del Ein Sof, entonces toda la percepción se modifica. Por ese motivo, los grandes cabalistas estudiaron en primer lugar el Maasé Bereshit (el Misterio de la Creación), para poder percibir «la psique» dentro del orden cosmogónico general.

      Ahora bien, intentemos descentrar al sujeto de su subjetividad y percibir el orden cosmogónico integral. El Ein Sof se reveló dentro del vacío después que Él mismo se retiró de sí mismo. La energía más densa dentro del campo de las manifestaciones creó lo que nosotros denominamos como materialidad. Dentro de dicha materialidad (energía en el máximo nivel de densidad posible) se ocultó la información proveniente del Ein Sof, y el proceso de revelación se produjo a través de los cambios dentro de la materialidad que escondían modificaciones energéticas subyacentes. Esto produjo el proceso de revelación de la información del Ein Sof en el campo de las fragmentaciones finitas de la materialidad. Nació la consciencia.

      Cuando la consciencia fragmentaria se reveló, llegó a tal nivel de revelación que logramos ser conscientes del material del «Inconsciente» (Psicología); sin embargo, los cabalistas dentro del judaísmo lograron percibir el nivel de Sod de toda la realidad manifestada. Si la consciencia se reveló, en realidad el aumento de la consciencia no proviene de extraer del inconsciente lo ya existente, sino de extraer del «Sod general del universo» todo lo ya existente, porque lo que «ignoramos científicamente» es un material de información mayor que nuestro inconsciente subjetivo finito.

      La cábala comprendió entonces que, a pesar de que extraigamos hipotéticamente todo nuestro inconsciente subjetivo de nuestra interioridad, nos enfrentamos con un desafío mayor, la extracción (y, por lo tanto, la revelación) de toda la información cosmogónica que se nos oculta por nuestra ignorancia. Y entonces la consciencia fragmentaria advirtió que toda la información oculta detrás de la materialidad manifestada es el canal de acceso a toda la información infinita que existe oculta dentro del Ein Sof.

      7. El mapa del Árbol de la Vida (Etz Ha Jaim)

      «El hombre es el último compuesto que comprende a todas las dimensiones».

      ABRAHAM ABULAFIA

      El mapa objetivo que revela la estructura de todas las energías existentes dentro de nuestro vacío es el Árbol de la Vida y sus diferentes Sefirot.

      Un autor que se acerca mucho al concepto de «Sefirá» y que las denomina como «bandas o niveles de vibración» es Ken Wilber, quien escribe en su obra El espectro de la conciencia:30

      «Si consideramos la conciencia como un espectro, cabe esperar que distintos investigadores, en particular los comúnmente denominados «orientales» y «occidentales», debido a la diversidad de instrumentos lingüísticos, metodológicos y lógicos utilizados por ellos, conecten con distintas bandas o niveles de vibración del espectro de la conciencia, al igual que los primeros científicos que estudiaron la radiación conectaron con distintas bandas de la gama electromagnética. También cabe suponer que los investigadores, tanto orientales como occidentales, no son conscientes de que conectan con distintas bandas o niveles del mismo espectro, por lo que la comunicación entre ellos llega a ser particularmente difícil y ocasionalmente hostil. Cada investigador puede estar en lo cierto cuando habla de su propio nivel y, por consiguiente, todos los demás investigadores conectados a distintos niveles pueden parecer completamente equivocados. La controversia no se resolvería consiguiendo que todos los investigadores se pusieran de acuerdo entre sí, sino si se dieran cuenta de que todos hablan de un mismo espectro visto desde distintos niveles».

      ¿Cuál es el espectro dentro del misticismo judío? El espectro o modelo donde operan los diferentes niveles es el Árbol de la Vida, y los niveles energéticos diferentes son las Sefirot (Dimensiones). Por ese motivo, dentro de la aplicación psicológica del misticismo judío, encontramos que el primer trabajo importante es saber en qué punto del mapa del Árbol de la Vida nos situamos, porque es desde allí donde estamos percibiendo todas las dimensiones.

      El gran desafío que propone la cábala en términos psicológicos es el de determinar desde qué punto del espectro, según palabras de Wilber, estamos operando dentro de la realidad.

      El mapa del Árbol de la Vida y sus diferentes dimensiones son la respuesta que otorga la sabiduría ancestral del judaísmo a la propuesta de que nuestra existencia necesita de un «molde» (en realidad, un molde inicial de ascenso y descenso). Como bien lo explica el doctor Manuel Almendro:31

      «Da la impresión de que unos

Скачать книгу