Economía social y solidaria en la educación superior: un espacio para la innovación (Tomo 1). Barbara Altschuler

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Economía social y solidaria en la educación superior: un espacio para la innovación (Tomo 1) - Barbara Altschuler

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aporte en términos de empleabilidad, empezamos por cuestionar la premisa del término y los supuestos a su alrededor. Por ejemplo, nuestro papel como profesoras cuestionaba el perfil de estudiante que estábamos formando: para qué contextos, para quién o quiénes iban a crear valor en base a su trabajo, quién podría garantizar un trabajo decente a nuestro alumnado, entre otros.Nuestro diálogo nos llevó a centrarnos en los discursos alternativos sobre los objetivos de la educación superior y cómo éstos podrían girar en torno a temas como, cómo se cultiva la humanidad (Nussbaum, 1998) o cómo se fomenta la democracia (Dewey, 1916/2012). Re-conceptualizar la educación en términos de formar personas, que puedan aplicar principios éticos en la concepción de un bienestar sostenible. Igualmente, re-significar la connotación sobre el trabajo como medio por el cual se ejercen derechos y deberes que dignifiquen al ser humano en toda interacción. De esta manera y con una visión optimista, la universidad podría seguir siendo relevante para el conjunto de la sociedad.

      7 La deliberada búsqueda de su posicionamiento y su prestigioSe nos pide a las personas investigar y centrarse en los temas que se consideran como válidos en virtud a criterios establecidos por los actuales marcos de rendición de cuentas, tales como los órganos reguladores nacionales e internacionales.El riesgo es que la legítima necesidad de rendición de cuentas que tenemos ante lo público se convierte en un ejercicio constante de evaluación, un fin en sí mismo que impulsa las decisiones fundamentales acerca de dónde ubicar nuestra energía y los limitados recursos institucionales. Se podría argumentar que nuestros intereses académicos pueden colisionar con la constante competencia y presión de algunas universidades que están más preocupadas por ser las “mejores” que en tener el coraje de preguntarnos “¿mejor en qué?” y “¿en interés de quién y para beneficio de quién?” Proulx argumenta que “la búsqueda ávida de prestigio desencadena un fenómeno llamado “deriva académica”, donde las instituciones renuncian a su misión única e imitan ciegamente la estructura, organización y proceso de las instituciones eficaces” (Proulx, 2009, p. 36, citando a Zhao).Esto puede anular y negar otras prioridades que nuestras propias universidades deberían de considerar. Estas prioridades se sacrifican en nombre de la competencia internacional perjudicando los esfuerzos de innovar y consolidar sistemas de educación superior resilientes y que tengan un efecto real transformador a nivel nacional.

      8 El poder de la identidad lingüística del académico

      Una característica significativa de la globalización es la imposición del idioma anglosajón como lengua franca para el aprendizaje y la publicación de artículos académicos (Moreira, Henriques y Aires, 2015, p.203). El idioma así se convierte en un elemento hegemónico legitimado y consolidado por la agenda de internacionalización a la que están abocadas las universidades. Con ello se responde igualmente a la globalización de una educación que responde a señas de identidad y contextos únicos e irrepetibles. Con ello, es necesario tomar consciencia que el idioma hegemónico conlleva significados y significantes que poseen poco o nada de resonancia o relación alguna con el entorno y contextos a los que llega.

      La publicación de artículos académicos en los que predomina la lengua franca se cierne como una amenaza constante a la socialización y diálogo continuo entre el personal académico y el alcance e impacto que pueda tener en otros ámbitos de estudio y trabajo (Meredith, 2019).

      Competencia reflexiva y acción política

      Enfatizamos en este apartado que nuestra competencia reflexiva llevaba de forma intrínseca una acción política siguiendo a Arendt (1958). Para ello debíamos ejercer en toda regla el poder que nos es concedido como personal académico, dentro de la libertad de cátedra. Esto significaba superar las fronteras referidas por Hayward (2010), que impedían el reconocimiento, legitimidad y visibilización de los estudios y prácticas de otros modelos económicos dentro del estamento académico. Esto último tiene la finalidad de no solo ampliar la oferta formativa de la universidad, sino resarcir una falta grave en detrimento de la formación integral de nuestro estudiantado: esto es, el privarlo de conocer una ecología de principios, conocimientos y saberes que dan cuenta de una diversidad y complejidad de la vida mucho más allá de la que ofrecían las universidades. Es necesario trabajar una propuesta curricular transversal sobre estudios que reflejen diferentes sistemas y modelos de pensamiento, conocimientos y comportamientos económicos presentes y activos en las tres diferentes zonas geográficas del proyecto: África, Europa y Latinoamérica. Estos estudios comportaban unos valores, principios y lógica diametralmente opuesta a un solo sistema y modelo de pensamiento y comportamiento económico perpetuado por muchas universidades. Ya no solo considerábamos la alienación del estudiantado a esta realidad, sino igualmente del resto de la comunidad universitaria.

      Antecedentes del proyecto

      Conocedoras de los programas cofinanciados por la Unión Europea, presentamos al Vicerector de Investigación de la Universidad York St John University una propuesta de proyecto para optar a la convocatoria de Erasmus Mundus - Acción 3 con la finalidad de formar una alianza estratégica entre académicos de Portugal, España, Perú, Bolivia y Reino Unido. Esto permitiría compartir, comprender y aprovechar las “múltiples y globales fuentes de conocimiento” (Leask y de Wit, 2016) para comprender la teoría y práctica de la economía social y solidaria en esas regiones geográficas. La conformación de socios decidida para la alianza representaba nuestro objetivo, el cual era reconocer una ecología de conocimientos (Santos, 2014) y experiencias que se habrían de interpretar lejos de una visión eurocentrista. El proyecto se denominó “Consolidación de los estudios y práctica de la economía social y solidaria en la educación superior” y fue uno de los seis proyectos aprobados internacionalmente.

      Los evaluadores externos señalaron como una de sus fortalezas su enfoque no eurocéntrico. El proyecto se ejecutó durante 2012-2015. El equipo multidisciplinario provenía de campos como antropología, economía, historia, estudios empresariales, sociología y docencia y, como tal, tuvimos la oportunidad de trabajar de manera conjunta, una perspectiva y estrategia de síntesis cognitiva y experiencial integradora para cada área de estudio de los capítulos desarrollados dentro del manual, como esfuerzo de un trabajo transdisciplinar.

      El proyecto Erasmus Mundus proporcionó a todos los socios una plataforma internacional donde poder compartir los cuestionamientos e inquietudes que teníamos sobre nuestra coresponsabilidad como académicos y actuar en consecuencia ante la situación de crisis económica y de valores que estaba impactando de forma negativa nuestras sociedades.

      Objetivos del proyecto

      El proyecto tenía como objetivo obtener un conocimiento profundo de la naturaleza, los orígenes y la práctica de un enfoque económico centrado en las personas, con su propio marco de valores, pensamiento y modelo conductual.

      Uno de los principales resultados decididos entre los asociados fue un manual que se utilizaría para informar, mejorar e innovar el diseño curricular sobre el tema de la economía social y solidaria.

      El diálogo para fijar los objetivos específicos se realizó de forma consensuada. Entre ellos podemos citar: mejorar el entendimiento intercultural y el diálogo entre académicos y organizaciones de la economía social y solidaria, haciendo visibles epistemologías y prácticas diversas provenientes de diferentes regiones geográficas, basadas en prácticas económicas existentes.

      Un elemento aglutinador entre los socios de la alianza era la libertad y capacidad para cuestionar nuestro propio quehacer académico y cómo se reflejaba en él el compromiso de hacer visible lo que por muchos años y por muchas razones, se había invisibilizado dentro del campo académico. Como evidencia de esto podemos comentar que de los 120 cursos que ofrecía Erasmus para los intercambios de alumnado y académicos en diferentes universidades europeas, no se ofertaban cursos sobre economía social y solidaria.

      Aproximaciones teóricas y metodológicas del proyecto

      La

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