De la empresa familiar a la familia empresaria. Marcelo Paladino
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Eugenia desde su oficina en Resistencia, capital de la Provincia del Chaco, además de los temas administrativos contables, se hizo cargo de las presentaciones en los juzgados, trámites en el municipio y de todo tipo de gestiones administrativas necesarias para resolver el conflicto.
No había posibilidades de no sembrar en un año. “Si no nos hubiésemos anticipado con ese trabajo ambiental a tiempo, y su presentación al juez, habríamos perdido un año de trabajo lo cual hubiese sido un gran perjuicio para la empresa. Este trabajo fue para Martín y para Eugenia su prueba de fuego en la empresa”,comentaba orgulloso Eduardo. “Este hecho nos fortaleció como empresa y como familia, nos dimos cuenta de lo vulnerable que era la empresa y que no estábamos preparados para enfrentarnos con los medios y más aún, cómo comunicar lo que realmente pasaba”, comentan Eugenia y Eduardo. Y agregaban: “Tuvimos que interpretar y analizar cómo se hacían las cosas dentro de la empresa y como mejoraríamos la comunicación hacia afuera de ella”.
¿Cómo se resolvió la crisis?
El conflicto duro casi tres años, del 2009 al 2011. Hasta ese momento, la gestión ambiental que se desarrollaba incluía una forestación con árboles nativos, los informes trimestrales sobre los distintos tipos de análisis que se hacían y controles ambientales realizados por el estado provincial (sobre todo de aguas), pero todo esto no fue suficiente para revertir el problema.
Observaron entonces, que cada vez que se vaciaban los lotes una gran cantidad de aves se alimentaban de peces que se filtraban en el llenado de los arrozales. Se les ocurrió que si colocaban peces en las parcelas en las que se sembraba el arroz, podrían servir como testigos de un ambiente sano. La idea se pensó ponerla en práctica llenando inicialmente solo dos lotes en los que se venía produciendo arroz por más de 20 años que se modificaron para aumentar el nivel de agua y así poder poblarlos con peces.
Un domingo mientras estaban almorzando en el campo Martín y un encargado, que se había dedicado al cultivo de arroz en Clorinda Provincia de Formosa, le comentó que conocía un Ingeniero Agrónomo que era experto en el tema de la piscicultura y que se había desarrollado como piscicultor de Pacú24 por más de 20 años.
En mayo de 2010 Eduardo y Martín fueron a Clorinda, Formosa, a conocerlo al Ing. Néstor Gromenida, quien era un experto y un apasionado de la piscicultura, y comenzaron a desarrollar la idea que cambiaría la imagen de contaminadores que le habían impuesto. Néstor viajó al Chaco y decidieron hacer una prueba con 14 hectáreas con el mismo sistema de riego y dejar la idea de 2 piletas chicas.
A la semana la prueba se había transformado en 80 has. La decisión surgió del análisis del tema de la rotación y sobre los beneficios que la misma tenía, toda vez que el Pacú se come los caracoles que son plaga y crecen durante el sembrado del arroz. El rastrojo al descomponerse se transforma en alimento y el Pacú fertiliza el suelo con los excrementos. Con mayor extensión se cumplía mejor el proceso de rotación (Anexo 3). Es así que con esta idea, se da inicio a la piscicultura en la empresa. Se vio así una oportunidad de dar una respuesta visible con la cría del Pacú al conflicto ambiental (Anexo 4).
La medida cautelar se levantó finalmente porque se presentó un seguro de caución y un estudio de impacto ambiental con un plan de gestión ambiental. Se pidió la visita al establecimiento al juez para que viera lo que habían hecho para dar respuesta a su solicitud más las piletas llenas de peces en crecimiento.
Decisiones trascendentes para resolver el conflicto
En el seno de la familia, consideraban que la clave para destrabar el conflicto fue el sistema de alternancia Arroz — Pacú el cual era innovador y ambientalmente sustentable. “Cuando se habla de producciones agropecuarias sustentables, la rotación de cultivos es una de las primeras cosas que vienen a la mente. Difícilmente se piense en explotaciones que combinen arroz con piscicultura”, comentaba un periodista del Centro de Estudios e Investigación Social Nelson Mandela25.
“Por todo esto, vemos no solo una solución al conflicto, sino como una sinergia: el arroz brinda la estructura del canal, el desagüe, los caminos, los sistemas de riego y alimento al pacú; y éste le devuelve un lote limpio, sin malezas, sin plagas y fertilizado para un nuevo ciclo de arroz. Todo cierra en términos de sustentabilidad”, comentaba entusiasmado Eduardo Meichtry.
Eduardo se vio sorprendido por la gestión de sus hijos, con la habilidad y compromiso con que lo hicieron, como la gestión de informes al juzgado y al ministerio de sanidad vegetal, y cómo se movieron para encontrar una solución al conflicto y a la continuidad de la empresa. Creía que había una verdadera vocación para ayudar al padre y a sacar el proyecto adelante.
La familia toda, veía el conflicto como un factor de unión de la familia y un aprendizaje en el qué hacer como empresarios y como “Familia Empresaria” dado que también, hasta la madre, Sara, actuó como contenedora de esta situación tan problemática: “Gracias a la adversidad salimos adelante” reflexionaba Eduardo.
Sara se involucró en la empresa cuando Marcos, el menor de los hijos empezó la facultad. Germán, el marido de Eugenia, también empezó a colaborar con Sara en la actividad ganadera desde su conocimiento y experiencia como Veterinario. Así en julio de 2010 toda la familia estaba involucrada en la empresa.
En poco tiempo se habían producido cambios que Eduardo no se había imaginado: “Todos aprendieron, y aprendimos, a trabajar en familia, y el conflicto nos ayudó a buscar a cada uno su lugar en la empresa. Siempre fui una persona que trate de “dejarles hacer” a nuestros hijos, y que cada uno fuera libre de elegir sin presiones ni imposiciones la función que debía y podía realizar. “Creo que los chicos están muy contentos con lo que hacen; son diferentes en sus pensamientos, y creo que han madurado dentro de la empresa”.
Y agregaba: “A partir de la solución de la crisis ambiental por la piscicultura, no solo cambió nuestra condición de ser un productor que pasó de sembrar arroz, a tener un ciclo integrado con la cría y comercialización del pacú. El agregar en forma progresiva mil hectáreas de cría de Pacú disparó y despertó un espíritu emprendedor para trascender la adversidad y pensar y crear un proyecto integral que no solo fortaleció a la familia, sino que benefició a toda la región. Así no solo desarrollamos una familia empresaria, sino una familia socialmente comprometida”.
El Proyecto Integral para el Desarrollo
En el 2011 se presentó el Proyecto Integral para el Desarrollo al gobernador de la provincia de Chaco y al Ministro de la Producción. Incluía afianzar la producción de arroz en la región, el desarrollo de la piscicultura, la construcción de un molino arrocero, el frigorífico para el procesamiento del Pacú, la planta de alimento balanceado, la ampliación de la capacidad de acondicionamiento de arroz, la construcción de un muelle propio, la generación de biodiesel y la producción