Vida, pasión y muerte en Pisagua. Bernardo Guerrero Jiménez

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Vida, pasión y muerte en Pisagua - Bernardo Guerrero Jiménez страница 5

Vida, pasión y muerte en Pisagua - Bernardo Guerrero Jiménez

Скачать книгу

al fondo del cementerio, en una canaleta de un desagüe natural estaban los ocho fusileros. A tu derecha un oficial con el brazo alerta. Junto a tu lado izquierdo la letanía del capellán. Así te ataron al durmiente con el cerro a tu espalda. A pesar de tantas torturas se te veía erguido, muy delgado y joven, con ese mentón desafiante más acentuado por la barba rasurada y el pelo corto.

      Estabas ahí como clavado a un escenario azul y húmedo de los amaneceres de la costa. Esa bruma pegajosa te rozó las vendas. Sentiste luego que algo sucedía por tu mejilla izquierda. Eran los rezos que se alejaban lentamente. Sabemos en qué pensabas. El oficial bajó el brazo…

      Ahora eres tu quien está enterrado en algún lugar de Pisagua. Así, extendido entre dos sacos de carga, si está completo, a la espera de tus arqueólogos amigos…

      Más atrás del oficial había una fosa rectangular donde yacían los fusilados que te precedieron cubiertos con algo de tierra. Los que ejecutaron después los arrojaron, allí, como sería de esperar. Entonces: ¿por qué a ti con los que cayeron ese día los trasladaron a otro lugar?

      El arqueólogo Olmos excavó la fosa. Vine a ayudarle, pero tú no estabas. Quedaban allí las pequeñas cruces y florcitas artificiales que los soldados enterradores ofrendaron con respeto clandestino. Con Olaf, Carlos y Varela te hemos buscado sin acertar el escondrijo. A lo menos deberías estar orgulloso: Eres un muerto peligroso.

      Esperamos que estés junto a Sampson, Fuenzalida y Ruz conduciendo una reunión a todo calibre como en tus mejores tiempos del Pedagógico. Tal vez no apareces porque deseabas tanto encontrarte con Larraín. Debió ser un encuentro magnífico. Sin comentarios. A su haber está el hecho de que una vez consumada tu ejecución hizo formar a los prisioneros y reconoció tu valentía. Considéralo. No está demás preguntarle por qué ahora ya no se estila dar sepultura y honor a los vencidos en “guerras” desiguales.

      Yo sé que ahora tienes claro toda la discusión: autocrítica, Ginebra, vicaría, Plan Zeta, fanatismo, amnistía, crímenes contra la humanidad, fiscalía, fosas ilegales… Está bien, al margen del debate, dadnos una señal para encontrarte y llevarte por fin a un cementerio más formal. Debo acaso recordarte que los iquiqueños vivimos entre la sacralidad y el humor. Cuando te pensamos, ¿hacia dónde dirigimos nuestras copas?. Reconsidéralo.

      Por todo lo sucedido nos queda claro que toda matanza que deliberadamente oculta gentes, por su voluntad inhumana es un anatema flagrante. Debe ser constatado a través de la arqueología de fosas, con su derivación natural: la antropología forense. Es decir, cada vez que la intolerancia conduzca al exterminio habrán ejecuciones masivas. Nadie está exento de la barbarie del fanatismo. Nadie podría decir de esta fosa no beberé. Ojo amigo: la humanidad vive un proceso civilizatorio esencialmente inconcluso.

      Veamos algunos casos. En el Perú hay fosas con militares y otras con senderistas. En Argentina solo una contenía a más de doscientos civiles disidentes. Las de Chile comienzan a conocerse y sabemos quiénes están allí. Ya, al menos los de Pisagua y Calama. En el campo de Auschwitz los abatidos eran judíos. En Lidice los nazis por venganza acribillaron y enfosaron a una población de mujeres, niños y hombres, al azar…

      Agrega este dato que es nuevo para ti. Se acaba de reconocer en la Unión Soviética que por orden del mariscal Stalin, vencedor de los nazis, algunos generales stalinistas dieron orden de acribillar a quince mil militares polacos en los bosques de Katyno, (región fronteriza Polaca-Ucraniana). Están aún en sus fosas…

      Esto era lejos el secreto militar más rigurosamente guardado por la élite stalinista-comunista. Pero ya ves, la verdad como la ebullición es un proceso lento que cuando se desata hace brincar a los victimarios hacia los verdaderos tribunales. Me parece que algo de esto lo he leído en la Biblia. Si es así, sería palabra de Dios y yo creo en la Vicaría. Pero también en el nombre de la Divina Providencia…, ya se han ejecutado a muchos inocentes. Esto no está claro. Indágalo.

      Mi querido amigo, creo que deberías mandar un “propio”, una señal. Has lo que quieras, canta la llorona a las 4 AM o persuade a tus enterradores para que señalen el lugar. Es cierto, ellos podrían ser más efectivos que Nelson, el inteligente Juez de Pozo y de Hernán el buen Ministro en Visita, y que todos los arqueólogos juntos. Si los jóvenes soldados que te trasladaron al “cementero privado” tienen conciencia, o mejor si aspiran a vivir en paz, que entiendan que la justicia y la ciencia ya hicieron lo suyo, ahora es el tiempo de las conciencias… Para luego acceder a la justicia definitiva.

      Me temo que sea esto una de tus últimas brotes de bella rebeldía, sea como fuere, falta aún la última excavación, la que te llevará al país del silencio definitivo. Allí al final todos beberemos la más larga noche, “por horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares”. Neruda, es cierto, se que te gusta. Donde estás enterrado ahora, Pablo que anda por ahí buscando camarones, te dejó este verso:

      “Era lo que no pudo renacer

      un pedazo de la pequeña muerte

      sin paz ni territorio:

      un hueso, una campana que morían en él…”

      En suma, deseo que entiendas mi naturaleza: yo soy arqueólogo y creo en los ritos funerarios. Ni los Dioses determinarían sus prohibiciones. Sería su propia negación. El genio de Goethe con su Mefistófeles, es un sainete trasnochado. Los círculos del infierno de Dante son meras entelequias. Los monstruos del Mare tenebrosum son ángeles barrocos en el confesionario… Quienes lo ordenaron son series de otra especie cuya raciología se desconoce. Bien Pete, querido amigo: morrino, iquiqueño, bailarín moreno, geógrafo, político, esposo, padre, fusilado y reivindicado, hasta muy pronto

      Avísale.

      Dr. Lautaro Núñez Atencio

      El Wagon

      Thompson 85

      IQUIQUE

      PS.: Giny vino a encontrarte. Está bien y muy fuerte.

      Tus hijos bellísimos y talentosos, tu hermano Pichón te ha escrito otras cartas.

      Otrosí: te recuerdas que Raúl Hidalgo sugirió en una amanecida que Paul Gougain vivió en Iquique en la casa de las Bienlancic (Aníbal Pinto con O”Higgins y Zegers). Es cierto. Leimos a Pyró y debió pasar un segmento de su infancia en algún lugar iquiqueño de la Puntilla enfrentando a amaneceres luminosos. En relación con la casa de Aníbal Pinto, Hidalgo reconoció públicamente que fue el efecto de un “Casillero del Diablo” cosecha 1983. Advis está al tanto, lo verificó en un archivo que guarda en un tabique. Verónica Cereceda con Gabriel Martínez y aquel carabinero de la calle Baquedano te recuerdan mucho, a raíz de esa vez que hicimos la marcha de protesta entre seis ciudadanos con pancartas alusivas al iceberg impertinente y ridículo. Aquel que sería remolcado desde la antártica hasta la caleta Infochi (El Morro), para saciar la sed de los habitantes del desierto más seco y bello del mundo…

       Pisagua: Durante la Guerra del Pacífico

      

       Luis Gómez Morales

      

      

      

Скачать книгу