Dimensiones de la migración en Colombia.. Felipe Aliaga Sáez

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Dimensiones de la migración en Colombia. - Felipe Aliaga Sáez

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respecto a la guerra, es factible que haya incidido, como sucedió con la emigración colombiana, a través de la menor frecuencia en el transporte marítimo internacional y del mayor acercamiento comercial entre Colombia y Estados Unidos, ante las dificultades ocasionadas por el conflicto, para el abastecimiento de materias primas y equipos en Europa (Mejía, 2019); o por razones tan especiales como la de un tal Víctor Gouffray, que viajó a enlistarse en los ejércitos franceses y regresó al terminar la guerra (Barreto, 2009).

      Si nuestro padre comienza la descripción de la vida cultural de Colombia con la llegada del correo del extranjero, desea presentar así, en una acertada estampa, los fuertes vínculos espirituales que unen a Colombia con Europa. Queremos suponer que los perfeccionados medios de comunicación de nuestro tiempo —que hacen que un telegrama llegue a Bogotá al día siguiente, y una carta por avión en menos de tres semanas— han debido de estrechar en gran medida las relaciones espirituales con el Nuevo Mundo. Esta lógica consecuencia no es necesariamente exacta, por cuanto la enorme influencia económica de los Estados Unidos se hace también perceptible en el orden cultural. Cierto que Colombia está muy lejos de permitir el desplazamiento de su clásico español ni aun siquiera dejar que se impregne de expresiones inglesas; pero no puede negarse que la prensa obtiene sus noticias por mediación norteamericana y que ello, en cierto sentido, determina una influencia sobre la opinión pública. De este modo, por ejemplo, la situación europea se describe en Colombia tal como la acostumbra a ver el ciudadano común en los Estados Unidos, de lo que a veces resultan lamentables prejuicios. (Rothlisberger, 1963, p. 156)

      Inmigración 1926-1965

      Durante este subperíodo, el stock de inmigrantes, reflejado en los cuatro censos correspondientes, cuyos resultados se presentaron en la tabla 1, mostró tendencia al crecimiento, aunque descendió entre 1938 y 1951.

      No obstante, es claro que los saldos subestiman la contribución de los ingresos y egresos a los cambios de stock, que podría deberse a dos circunstancias: los subregistros de entradas y salidas y al hecho de que los nacidos en el exterior que se nacionalizan no son tenidos en cuenta como extranjeros en los registros migratorios, o sea que se está frente a dos categorías cercanas pero distintas. En tales condiciones, podrían redefinirse los saldos migratorios como una cota mínima de las variaciones de los stocks, con los mismos órdenes de magnitud de estas.

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      Fuente: elaboración propia a partir del Anexo 2.

      La Gran Depresión, iniciada en 1929 y continuada durante la década del treinta, así como la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tuvieron manifestaciones globales, incluso migratorias, que afectaron los flujos y stocks de extranjeros en Colombia, cuyas variaciones podrían explicarse, en buena medida, por la dinámica de ambos hechos, particularmente del segundo.

      Con referencia a la guerra y al ascenso del nacional socialismo asociado a ella, cabe decir que la persecución de los judíos por el nazismo en Alemania y su continuación en los países ocupados hizo que muchos de ellos y otras personas de esos países emigraran a territorios que consideraban seguros, incluso a Colombia. Avanzada la guerra, al entrar Estados Unidos, Colombia se alineó en el bando de los Aliados, estableció restricciones importantes a la inmigración y definió medidas de vigilancia y control sobre los inmigrantes de los países del Eje (Alemania, Italia y Japón) y sus “simpatizantes”, que obligaron o indujeron a la salida del país de muchos europeos.

      Enfocando la mirada en los alemanes, Biermann, con las cifras de los anuarios, mismas fuentes de nuestros saldos, contrastadas con otras, incluso alemanas, presenta la siguiente narrativa de lo ocurrido con ellos en Colombia en la época referida, que se refleja en la figura 3:

      El año de mayor afluencia de inmigrantes alemanes es 1938 […]. A partir de 1939 el número desciende […]. Es de suponerse que la marcada disminución de inmigrantes alemanes que comienza en el 39 se debe a una muy fuerte restricción al número de permisos de entrada al país. Además, es el año del estallido de la Guerra. En 1941 se proclama la ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y el Tercer Reich lo que da comienzo, en 1942, a la expatriación de muchos alemanes […]. Debe observarse, además, que 1943 es el año en que se declara el estado de beligerancia entre la Alemania de Hitler y Colombia… (2001, p. 75)

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      Fuente: elaboración propia a partir del Anexo 2.

      La narrativa puede complementarse con la vinculación de italianos y japoneses, con extractos de Sanmiguel (2006, p. 90):

      Sobrevino el ataque aéreo a Pearl Harbor y luego la Guerra del Pacífico, lo que afectó a los japoneses que estaban viviendo en los países extranjeros. Colombia rompió relaciones diplomáticas con Japón un día después de lo ocurrido en Hawai. Las reuniones de los de Barraquilla se terminaron, puesto que quedó prohibido que se reunieran más de tres japoneses. Los habitantes del Valle del Cauca perdieron la libertad de movimiento sin el salvoconducto expedido por la Policía. Colombia permitió la repatriación de todos los funcionarios de la Legación japonesa y de otros residentes a través de los Estados Unidos. […] Algunos de los inmigrantes de la colonia El Jagual y otros pocos de Barranquilla fueron detenidos y trasladados al Hotel Sabaneta en Fusagasugá. El hotel fue convertido en un campo de internamiento para los ciudadanos alemanes, japoneses e italianos hasta que terminó la guerra en Europa y Asia. Los últimos en abandonar el lugar de detención, de la cual tuvieron que pagar los gastos de hospedaje y alojamiento, fueron los japoneses. El 6 de septiembre de 1945, cuatro días después de que el General MacArthur aceptara la declaración formal de la derrota de Japón, los dejaron en libertad.

      En suma, para los japoneses residentes en Colombia, la guerra no significó otras cosa que sufrimientos, separación de las familias y dificultades económicas. El cierre del crédito y las transacciones bancarias, la congelación de sus bienes y la inclusión de sus nombres en la llamada lista negra, significó pérdidas de lo que con tanto esfuerzo y sacrificio habían alcanzado con su trabajo. En algunas partes les negaron hacer las compras y en las calles les profirieron palabras ofensivas.

      Algunas normas

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