Los buitres de la deuda. Mara Laudonia

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Los buitres de la deuda - Mara Laudonia

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en su blog, y que recientemente rescató el ex embajador argentino en Estados Unidos Jorge Argüello, quien encarnó la defensa de la posición argentina contra los fondos buitre en el exterior.[33]

      Clinton comentó en su blog que en febrero de 2005 fue invitado por el candidato demócrata Howard Dean a un evento para recolectar fondos para la campaña del partido, donde la anfitriona era la esposa de Dart. Clinton no aceptó la invitación e hizo público su rechazo:

      La señora Dart es una gran donante demócrata, pero no puedo ni acercarme a su esposo, Kenneth Dart… Obviamente, dije que no. Es uno de los hombres de negocios más odiados en Sudamérica […] Su última apuesta es forzar al gobierno de la Argentina a pagar la deuda en default. Otra vez, pagó centavos de dólar por la deuda y pretende que los argentinos le paguen el valor nominal de los títulos en su poder. La Argentina sigue por ahora en bancarrota. La mitad de su población vive por debajo de la línea de pobreza.

      Pero, en las islas Caimán, Dart vive a sus anchas y es un miembro distinguido de la comunidad. A través del holding Dart Management, cuyas oficinas están a apenas un par de cuadras de la residencia del gobernador, tiene participación en las cámaras empresarias, y es dueño de Camana Bay –o, como le dicen allí algunos, Dartville–, un enorme proyecto inmobiliario estilo Nordelta que mezcla unidades residenciales con oficinas de negocios, restaurantes, cine y comercios.

      Si bien vive exiliado en las playas de estas islas, se mueve constantemente por seguridad. “Todo el mundo sabe que está allí pero no se dejar ver fácilmente”, relató oportunamente a esta autora José Passos, un reconocido periodista brasileño –fallecido en 2011 a los sesenta y dos años–, que trabajaba para O Globo cuando se desató el escándalo de Dart en Brasil y que viajó a las islas Caimán para entrevistar al magnate, sin éxito. Pese a ello, Passos pudo dar cuenta de la inmensa fortuna de Dart, quien llegó a tener un yate a prueba de torpedos, “que le había comprado al rey Hussein de Jordania” por un monto de 7 millones de dólares, según publicó la prensa en su momento.

      El segundo nombre en la lista de los buitres de la Argentina es el fondo NML Capital, basado también en las islas Caimán. NML es subsidiario del fondo neoyorquino Elliott, administrado por el legendario administrador de fondos de riesgo Jay Newman, un hombre “cautivante, inteligente y culto”, según definieron los funcionarios argentinos que tuvieron oportunidad de conocerlo.

      La historia de Newman se remonta también a la génesis de los planes Brady. A diferencia de Dart, Newman no tiene mucho problema en revelar su identidad. Se caracteriza por su creatividad a la hora de interpretar los contratos internacionales de deuda de países y cuenta con una importante espalda financiera.

      Newman fue hasta hace muy poco la cara visible de Elliott, uno de los fondos buitre más antiguos de Nueva York, creado junto a su socio multimillonario Paul Singer, quien se encuentra en la lista de los top ten que aportan a las campañas republicanas.

      Singer fue reconocido por ser un importante donante para la campaña legislativa 2010 y, recientemente, se convirtió en el mayor aportante de Wall Street para la campaña republicana, con 2,3 millones de dólares en la temporada de elecciones 2012.[34] Además, es el presidente del Manhattan Institute, un think tank conservador, y un fuerte financista del Club del Crecimiento, reconocido grupo dedicado al libre mercado. Pese a ser un republicano conservador, partido reticente a aceptar a la comunidad gay, una experiencia familiar lo instó a cambiar de opinión, y hoy es un activo aportante y defensor de los derechos de esa comunidad.[35]

      Inicialmente, Singer tomó un perfil bajo con la Argentina y delejó en Newman la estrategia. Pero tras la crisis internacional iniciada en 2008, que puso en el ojo de la tormenta a los fondos de riesgo, su fuerte apuesta al candidato republicano perdedor Mitt Romney en la campaña presidencial de Estados Unidos en 2012, y algunos logros recientes obtenidos en las cortes de Nueva York contra el país, decidió exponer públicamente su figura para levantar su imagen personal y del fondo, en Estados Unidos y en el mundo (ver capítulo 16).

      De esta forma, Elliott nació con el propósito de convertirse en buitre: se creó en 1977 para comprar bonos de deuda empresas y de países con potenciales problemas (en la jerga, distressed debt), con un monto inicial de apenas 1,3 millones de dólares, que Singer recaudó entre familiares y amigos, cifra que con los años acumuló importantes rendimientos al invertir en activos de riesgo.

      Este fondo se jacta de haber obtenido, desde su creación a fines de 2011, un rendimiento total de 14%, y de que no hubo año que no le haya ganado a uno de los índices de referencia de las quinientas empresas de Estados Unidos más importantes, el S&P 500, que en el mismo período ganó 10,8%

      De hecho, la leyenda cuenta que Newman en sus comienzos regenteaba otro fondo, llamado Water Street Bank, con el que inició acciones judiciales por bonos de deuda de Panamá, pero tuvo complicaciones debido a que los aportantes el fondo no querían salir con sus nombres detrás de ese tipo de iniciativas. En cambio, su socio, Singer, no tuvo ningún empacho en embarcarse con él en la compra de bonos distressed y en los posteriores litigios en contra de países del Tercer Mundo, y así nació Elliott Management, firma dedicada a fondos de riesgo que administra unos 20.000 millones de dólares, que hoy tiene más de 170 empleados y cuenta con oficinas en Nueva York, Londres, Tokio y Hong Kong.

      Elliott es recordado en el ambiente por haber puesto contra las cuerdas a Perú en los 90 y haber participado en las reestructuraciones de deuda en los casos de grandes firmas estadounidenses como las recordadas MCI WorldCom y Enron, y, fuera de ese país, en Telecom de Italia.

      En 1995 el fondo compró deuda peruana por 20 millones de dólares a 55% de su valor. Es decir, pagó 55 centavos por dólar de deuda comprado, y reclamó por el 100% de la deuda en las cortes de Nueva York. Gracias al litigio, terminó embolsando unos 58 millones de dólares, luego de una dura compulsa en los tribunales de la Gran Manzana, en la que buscó incluso cambiar la ley del distrito.

      Fujimori y Elliott

      La resolución del caso peruano es atrapante y conlleva la sospecha de un arreglo del gobierno peruano a medida de los fondos buitre. Fue la administración saliente del ex presidente Alberto Fujimori la que decidió arreglar con ellos, aun en contra de la opinión de los abogados defensores del país, que consideraron que se podía levantar un embargo que pesaba sobre Perú en las cortes de Estados Unidos.

      Tiempo antes, a principios de 1996, cuando el gobierno se aprestaba a preparar el terreno para la negociación de su deuda que terminaría en el Plan Brady (1997), Elliott había comprado deuda en default de Perú, que casualmente no fue registrada por el gobierno en tiempos normales. Luego, una comisión investigadora del Congreso peruano dio cuenta de que hubo “información privilegiada” para el fondo buitre que realizaba esa compra y de que funcionarios del país habían trabajado para él.

      Elliott decidió no ingresar al Plan Brady y quedar como holdout, y en el medio del proceso de canje de deuda demandó al país ante la Corte de Estados Unidos, hecho que interfirió con el cierre de la operación.

      Perú ganó en primera instancia, pero Elliott apeló y ganó en la segunda instancia, en 1999, tras lo cual comenzó a correr el embargo preventivo de cuentas peruanas en Nueva York, que se fue extendiendo a otros países. Luego, Fujimori decidió pagarle a Elliott en octubre de 2000, un mes después de conocerse el escándalo de corrupción que involucró a su mano derecha en el servicio de inteligencia de su gobierno, Vladimiro Montesinos, que lo había obligado a convocar a nuevas elecciones anticipadas. Todo ocurrió apenas unas semanas antes de salir del país en gira presidencial y abandonar su cargo, en Tokio, desde donde presentó su renuncia formal.

      Así dice el texto del Congreso de Perú:

      Un fondo buitre de Nueva York invirtió 11 millones de dólares

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