Hacia una bioeconomía en América Latina y el Caribe en asociación con Europa. Ulrich Schürr
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Más allá del vínculo de la energía, también existen las oportunidades de valorización de la biodiversidad mediante la identificación de los componentes funcionales de valor, como la base para el desarrollo de los sistemas de “denominación de origen”, que también representan posibilidades de generación de ingresos que deben tenerse en cuenta. En diferentes partes del mundo se exploran con éxito estas y otras alternativas. No obstante, todavía son muy dependientes de los diferentes tipos de “políticas favorables a los pobres (públicos)”, (subsidios focalizados, inversiones, formación, información, asesoramiento) o las políticas de “responsabilidad social corporativa” del sector privado, para mostrar un alto grado de inserción de los actores a pequeña escala (Henry y Trigo 2010). El camino hacia la bioeconomía emergente pide la incorporación de estas experiencias en la reducción de la pobreza y en las estrategias y políticas de desarrollo rural.
Vinculado a lo anterior, pero con una identidad propia, figuran las posibles aplicaciones de la biotecnología para aumentar la oferta mundial de alimentos. Hasta ahora, ese potencial solo se ha explotado de un modo muy limitado y en relación, sobre todo, con sus aplicaciones transgénicas en un puñado de cultivos y caracteres –soja, maíz, algodón y canola– y se ha conseguido tolerancia a herbicidas y resistencia a los insectos, como lo más prominente. Esto se atribuye a razones más relacionadas con la política y los factores institucionales que a la falta real de alternativas tecnológicas. Del mismo modo como la bioeconomía es más que los biocombustibles, también es más que la transgénesis (Rocha 2011). En los últimos años, han sido monumentales los avances en la genómica y en otras aplicaciones más sencillas, no controvertidas, de la nueva biología (Lusser et al. 2011). Sin embargo, todavía no están plenamente incorporadas al conjunto de herramientas para hacer frente a la sostenibilidad global y a los desafíos de la seguridad alimentaria y hay casos en los que aun cuando este tipo de tecnologías de cultivo novedosas es claramente no MG, las aplicaciones no científicas de evaluación de riesgo son importantes obstáculos para la aplicación de estos métodos prometedores. Explotar plenamente estos avances en la producción y poscosecha, podría hacer que muchos de los temas de competencia de los recursos que se están discutiendo hoy en día sean irrelevantes y contribuiría a resolver el problema de la pobreza detrás de las abundantes situaciones de inseguridad alimentaria.
Vías alternas para el desarrollo de la bioeconomía en América Latina y el Caribe
Dada la diversidad de los recursos naturales, las características económicas y sociales e incluso la naturaleza de cada país vinculado a la economía mundial, no existe un patrón común para el desarrollo de la bioeconomía que pueda ajustarse a toda la región, sino diversas vías que reflejan diferentes aspectos y ventajas comparativas. Pero todas ellas comparten los mismos principios destinados a un uso más eficaz y eficiente de los productos y procesos biológicos para alcanzar objetivos sociales específicos. Teniendo en cuenta las ventajas comparativas y las experiencias pertinentes en la región de ALC en cuanto a la bioeconomía, como se ha descrito anteriormente, es posible identificar seis vías. Cada una de ellas aborda los temas y objetivos comunes desde un punto de vista diferente (nota: esta distinción en seis vías parece bastante arbitraria, desde mi perspectiva, pero sí tiene sentido desde una perspectiva de ALC, de ahí la frase modificada). Estas seis alternativas se superponen en algunos aspectos, pero juntas ofrecen un enfoque holístico para el logro de los propósitos establecidos en la región: 1) la explotación de recursos de la biodiversidad; 2) la ecointensificación de la agricultura; 3) aplicaciones de la biotecnología; 4) biorrefinerías y bioproductos; 5) mejora de la eficiencia de la cadena de valor y 6) servicios de los ecosistemas.
La importancia potencial de la bioeconomía para la región se hace evidente a partir de algunos de los beneficios asociados a las vías ya identificadas. Los productos biotecnológicos han transformado la producción de materias primas en muchos países de la región, han generado miles de millones por el aumento de las actividades económicas y han hecho contribuciones significativas al empleo y a otros campos. La bioenergía es un sector en crecimiento en la mayoría de países de la región, ofrece una base sólida para la diversificación de la cartera de energía local y contribuye de forma significativa a la generación de trabajo –sobre todo en las zonas rurales–. La ecointensificación ha hecho importantes aportes al aumento de la productividad agrícola y ha demostrado ser un componente importante de las estrategias de mitigación del cambio climático. Los niveles mencionados anteriormente potencian la reducción de pérdidas dentro de la biomasa existente basada en cadenas de valor, hacen más que evidente la necesidad de trabajar en el manejo de los residuos y no solo se centran en la reutilización o reciclaje de materiales de desecho. Los servicios ecosistémicos son, por definición, componentes esenciales de los tipos de comportamiento social y económico que harán exitosa la nueva bioeconomía. Por otra parte, es indiscutible la importancia de la valorización de la biodiversidad una vez se tenga en cuenta la naturaleza de los recursos de la región.
El resto de esta sección presenta un breve análisis de cada una de estas vías a manera de introducción y guía para la discusión de las brechas institucionales, políticas y de generación de conocimiento que deban ser abordadas para que favorezcan de manera efectiva el desarrollo de la bioeconomía. Estos aspectos son actualmente objeto de análisis en otras actividades del proyecto.
1. La utilización de recursos de la biodiversidad cubre todos los escenarios en los que el elemento diferenciador es la valorización (domesticación, transformación y vinculación al mercado, etc.) de la biodiversidad distintiva (descubrimiento de los rasgos funcionales relacionados con usos y sectores específicos, desarrollo de nuevos productos mediante una transformación innovadora, desarrollo de mercados para productos locales, etc.). En América Latina hay muchos cultivos que no han sido explotados porque son tóxicos, tienen bajos rendimientos, son difíciles de introducir en los mercados o simplemente no son bien conocidos. Pero sin duda, dada la naturaleza de sus componentes y el tipo de instrumentos científicos y de infraestructura disponibles en la actualidad, estos pueden contribuir mucho a la economía de base biológica como nuevas materias primas industriales o ser una base para nuevas cadenas de valor en los fitoterapéuticos, cosméticos o frutas tropicales y otras áreas.
2. La ecointensificación se relaciona con prácticas agronómicas que buscan mejorar el desempeño ambiental de las actividades agrícolas sin sacrificar los niveles existentes de producción/ productividad. Abarca un amplio conjunto de conceptos, en “constante evolución”, que tienen en común y, como punto de partida, el comportamiento “negocios como siempre” que usualmente se refiere, sobre todo, a la maximización de los rendimientos. La ecointensificación pretende lograr un equilibrio entre los beneficios agrícolas, ambientales, económicos y sociales, en aras de un uso más eficiente de los recursos energéticos y cuyo objetivo se dirige a la reducción del uso de combustibles fósiles, plaguicidas y otros contaminantes. Algunas de las estrategias específicas de ecointensificación incluyen la siembra directa como práctica agrícola, la agricultura de precisión, el manejo integrado de plagas y el manejo de nutrientes, en el extremo más “orientado a la producción” del fin del espectro, y conceptos más orientados socialmente, como el de la gestión sostenible de la tierra en los que se hace un mayor énfasis en las funciones ambientales. Más allá de la producción primaria, la vía de la ecointensificación está asociada a la noción inicial de las tecnologías limpias, en particular, a los aspectos relacionados con el uso de procesos biológicos que apoyen lo industrial y otras actividades (tratamientos de aguas