Este día importa. Carlos Cuauhtémoc Sánchez

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Este día importa - Carlos Cuauhtémoc Sánchez

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y emocional todos los días. Esa debe ser nuestra meta diaria. Si perdemos energía, perdemos todo. Así que la pregunta obligada es: ¿Cómo podemos elevar nuestros niveles de energía en lo cotidiano? Tres recomendaciones:

      • Primero que nada, muévete. La acción quita el miedo. La acción quita la tristeza. La acción calma la ira. Cuando te sientes débil, lo peor que puedes hacer es quedarte encerrado. Dos síntomas de la depresión son el aislamiento y el sedentarismo. Las personas tristes y atemorizadas no quieren salir de su zona segura. Pero la primera forma de energizarnos es movernos: hacer ejercicio físico, correr, nadar, jugar con nuestro perro, salir al parque, cocinar, hacer limpieza profunda, organizar nuestras cosas; realizar actividades nuevas. Movernos es indispensable si tenemos algún problema específico: debemos asesorarnos, hacer llamadas telefónicas, pedir ayuda, reunirnos con gente. ¡Movernos!

      • En segundo lugar, piensa. Piensa lo correcto. Lo que piensas de la gente, del dinero y de ti, te genera emociones. Si piensas que una persona cercana (quien tal vez tuvo una actitud áspera contigo) es desagradable e indeseable, entonces generarás emociones de rechazo y enfado contra ella, emociones paralizantes. Pero si decides cambiar tus pensamientos, y consideras que tal vez esa persona está pasando por una situación difícil, que está lidiando en secreto con un problema crítico del que tú no tienes la menor idea; si consideras (y tal vez sea verdad) que su conducta áspera se debe a sus heridas terribles y a que no encuentra descanso ni comprensión, de inmediato generarás buenos sentimientos hacia ella. Por eso piensa lo correcto. Piensa bien del dinero, del que tienes, del que tendrás. No te angusties porque las cosas van mal. Piensa que la tormenta pasará y podrás usar todas tus capacidades para reponerte financieramente. Piensa bien de ti. Eres suficiente. Eres importante. Eres necesario. Tu presencia es luz para otros y suma valor en donde estás. Piensa.

      • En tercer lugar, ama. Amar es un sentimiento que proviene de pensamientos correctos. Yo decido pensar que ese hijo, esa pareja, ese lugar al que pertenezco forma parte de mí y quiero darle lo mejor. Entonces lo amo. Y al amar me comprometo a levantarme y esforzarme por tener energía para todo lo que amo.

      Tu primer objetivo diario es tener energía. Física y emocional. Por eso muévete, piensa y ama.

      Las personas nos contagiamos energía. Buena y mala. Estudios científicos modernos exponen que no solo el cerebro tiene neuronas, sino también el corazón. Y ambos órganos, interconectados como centro operativo del cuerpo, generan un proceso de neurogénesis que emite ondas electromagnéticas. La energía emanada de la mente y el músculo cardiaco se ha llegado a medir hasta en tres metros de radio alrededor del ser humano. Todos tenemos una capacidad de radiación invisible y todos podemos percibir las ondas electromagnéticas de los demás. Dependiendo de pensamientos y actitudes, al convivir con otros, podemos experimentar una sumatoria o una disminución de nuestra propia energía. Y decir esto es decir mucho. Entender esto es entender la vida. Porque nosotros SOMOS energía. Y hay personas que nos SUMAN (+) energía y engrandecen lo que SOMOS, pero también hay PERSONAS que nos RESTAN (-), energía y menguan nuestra esencia.

      En el club “creadores de días grandiosos” decimos: Eres más grande de lo que te imaginas, el mundo te necesita, haz de este un gran día, y de tu vida una gran vida. Eso es posible porque irradias buena energía; porque de forma consciente y voluntaria sumas valor a los lugares que tocas. Comienza la nueva etapa de tu vida decidiendo tener altos niveles de energía cada día.

      Querido José Carlos:

      Acabamos de hablar por teléfono. Tu llamada fue totalmente inesperada. Todavía no acabo de creerlo.

      Estaba tan feliz que le mandé un mensaje de texto a mi novio. Le dije que había hablado contigo y que vas a venir mañana a verme.

      De inmediato me marcó muy enojado. Me dijo que yo estaba desdoblándome psicológicamente sin darme cuenta, buscando tener un amorío con el hombre a quien mi madre siempre amó. ¿Puedes creerlo? Le dije que estaba loco y cambió su teoría por otra igualmente monstruosa: me dijo que entonces tal vez estaba tratando de seducirte sexualmente como revancha por las heridas que alguna vez le hiciste a mi mamá. No sé cómo se le pueden ocurrir tantas sandeces. Terminamos peleando y me colgó el teléfono. No entiendo cómo un hombre tan dulce y amoroso, a veces puede hacerme sentir como basura.

      Alrededor de mí, hay mucho negativismo.

      Yo tengo un negocio de entrenamiento organizacional. Se llama Mentalidad Fénix. Hacemos campamentos escolares y jornadas de trabajo para empresas. Fundé Mentalidad Fénix con la ayuda y el capital de mi abuelo. Nunca pudimos despegar, y menos ahora que nos cayó esta maldita peste. He mantenido al equipo de trabajo con mucho esfuerzo y estamos en una lucha a muerte por reinventarnos (a muerte porque nos encontramos a punto de cerrar). Bueno, pues aunque yo soy la dueña de Mentalidad Fénix, mi novio es el gerente de operaciones. Y una de las cosas más terribles que me está sucediendo ahora es tener que lidiar con su incongruencia; él sigue dando asesorías sobre positivismo, pero en privado, al menos conmigo, es una fuente insufrible de negativismo. Mauro se la pasa hablando mal de todo (y todo es todo): el gobierno, la pandemia, la economía, la corrupción, la delincuencia, las noticias, los empresarios abusivos, los pobres, los ricos, nuestro fatal destino, su novia (yo), mi familia, mi pasado… ¡No sabes lo desgastante que es tratar de salir del atolladero y encontrar objeciones para cualquier cosa que digo! En parte sé que Mauro tiene razón, porque estamos (sobre todo yo) en medio de una tragedia. Y porque mi vida es un desastre (como él dice), tengo mala estrella y me persigue la desgracia (también como él dice). La poca energía que me queda, la pierdo cuando él me visita o me llama.

      A pesar de su nefasta conducta por teléfono, yo seguía feliz por haber hablado contigo y fui con mi papá para contarle. Le dije que mañana vendrás a vernos y le pregunté si no le daba gusto encontrarse con un amigo tan importante de su juventud. Mi papá se enojó aún más que Mauro. Usó una palabra que suele usar conmigo con frecuencia. “Estúpida”. Para él, todas mis iniciativas desde que era niña han sido estúpidas. Me dijo muchas cosas que me lastimaron, y que no repito aquí para no lastimarte a ti también.

      ¿Sabes?, me siento agotada, cansada de luchar contra una corriente de pesimismo que, al final, me está aplastando. La muerte de mi abuelo parece un profundo hoyo negro que nos ha tragado. Hago un esfuerzo por seguir mi vida normal y no puedo. ¡No puedo, José Carlos! Estoy exhausta física y emocionalmente. Soy una mujer que siempre luchó por ganarse el cariño de su padre. Pero él solamente tenía ojos para Rafael, mi hermano mayor. Toda la vida me trató con desprecio e indiferencia. Tanto a mí como a Chava, su hijo más pequeño. Siento que cuando murió mi mamá, Chava y yo nos quedamos huérfanos de padre y madre; Chava ha sufrido otras adversidades terribles que, sumadas a su orfandad, lo llevaron a volverse adicto al alcohol, y tal vez a la droga.

      Por mi parte, una inseguridad secreta me inutiliza. Mis historias de amor han sido, todas, fallidas. He anhelado encontrar en algún hombre el cariño, la paciencia, la amistad y la guía que debí recibir de mi papá. Pero a toda hora, con cualquier persona, me siento impropia e inoportuna. Estoy cansada de vivir acongojada; me desgasta tener que cuidar tanto lo que digo y lo que hago. Me duelen mucho las críticas de mi papá, y ahora, me paralizan las de Mauro.

      No te imaginas cómo echo de menos a mi abuelo. Él era un hombre amable, apacible, sabio, pero también enérgico y decidido. Un líder hacedor. Conquistador de retos. Creador de grandes días. Creo que si estuviera vivo, tú y él podrían ser grandes amigos. Como ya no está, por eso te escribo a ti.

      Sé que después de todas estas confesiones tal vez te haya quitado las ganas de venir, pero por favor no vayas a retractarte. Ansío que pase rápido esta noche para conocerte. Ya no tengo a mi abuelo cerca y me hace falta un amigo en quien confiar.

      Te veo mañana. Por favor

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