Oporto responsable. Manuel Jorge Marmelo
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Más impresionante todavía es observar la convivencia, más o menos pacífica, del recién llegado comercio de gangas orientales con un tipo de establecimientos en vías de extinción: tiendas de ultramarinos, mercerías, droguerías, ferreterías, almacenes de tejidos, tiendas de marroquinería, viejas imprentas, tiendas de material eléctrico, tascas y bodegas. Casi todo ello concentrado en la Rua das Flores, donde es posible admirar algunos bellísimos establecimientos, los últimos ejemplares que quedan del Oporto burgués del siglo XIX.
Auténtico Oporto
En el barrio de la Sé tiene su establecimiento el barbero Carlos Bessa, en la Rua da Bainharia, quien combina esta profesión con la práctica de la política y algunas incursiones notables en el campo de la música popular. Todavía se puede ver allí cómo trabaja Toni das Violas, un artesano con un local en la Rua da Bainharia donde arregla y construye los más diversos instrumentos de cuerda, algunos de ellos inventados por él a petición de músicos provenientes de diferentes lugares del país.
Miragaia
Los barrios históricos de Oporto conservan todavía su personalidad gracias a los esfuerzos de sus humildes habitantes. Probablemente Miragaia sea el más típico de todos ellos, aunque también el menos visitado por los turistas. Los edificios monumentales no abundan aquí (exceptuando la Casa das Sereias y el abandonado convento de Monchique, sin olvidar el edificio de la Alfândega, donde se halla ubicado el Museu dos Transportes y un centro de convenciones creado para acoger, en 1998, la Cumbre Iberoamericana), aunque el conjunto es de una notable y singular belleza.
Miragaia es, asimismo, una prolongación natural de la zona de diversión nocturna de Ribeira, y en él se hallan algunos restaurantes y otras pequeñas joyas de la historia portuense que se van descubriendo a medida que se pasea tranquilamente por sus calles. Una buena opción es visitar el poco frecuentado Parque das Virtudes, que une la zona alta con la baja del barrio, y acercarse al mirador das Virtudes, desde el que se disfruta de una bella vista del Duero, enmarcado por el puente da Arrábida.
A Baixa
Es una segunda zona de expansión que se consolidó, hasta mediados del siglo XX, en el entorno del centro histórico. A Baixa, que fue durante muchos años el corazón de las actividades terciarias y comerciales y también del poder político, va perdiendo progresivamente importancia económica ante la fuga de las empresas hacia zonas más modernas y de las tiendas hacia los centros comerciales de la periferia. A pesar de todo, aún cuenta con las principales calles comerciales, los bares más emblemáticos (como el histórico Majestic) y las grandes salas de espectáculos, registrándose en los últimos años cierta recuperación cultural con la apertura de nuevos locales de ocio, como el Maus Hábitos, de nuevas librerías que se suman a la histórica Lello & Irmão o del cine Passos Manuel.
Algunos de sus edificios crean un curioso mosaico formado por diferentes estilos arquitectónicos, desde el neoclásico al art nouveau. Merece la pena pasearse lentamente por aquí observándolo todo y descubriendo las bellas estatuas que adornan algunos edificios, tomar el sol que baña las plazas y recorrer las calles que aún mantienen un tipo tradicional de comercio y restauración que amenaza con desaparecer.
Loteros y limpiabotas, vendedores ambulantes, mendigos y ciegos desgranando desgarradoras melodías con sus acordeones conviven, durante el día, con el bullicio de la ciudad, por lo que esta zona es considerada el corazón de Oporto. En ella se halla también el mercado do Bolhão, de estilo inglés, al que las vendedoras le dan un ambiente extremadamente popular, hablando alto y ofreciendo sus productos a quienes pasan. Por último, el visitante debe entrar en la estación de ferrocarril de São Bento para contemplar los enormes paneles de azulejos que recrean temas históricos y folclóricos de la región.
Bairro das Galerias
Uno de los fenómenos más interesantes de los últimos años ha sido la concentración de un gran número de galerías en el entorno del Museu Soares dos Reis, sobre todo en la Rua Miguel Bombarda.
La oferta cultural se ha incrementado además con la apertura de una nueva biblioteca-galería municipal en los amenos jardines del Palácio de Cristal (cuya visita es inexcusable), destacando también las agradables cafeterías, librerías, tiendas de moda, bares y modernos salones de belleza de la zona.
Bairro dos Livros
El área central de la ciudad que va, aproximadamente, desde la avenida dos Aliados a la plaza de Carlos Alberto, y de la Rua das Carmelitas a la Rua da Conceição, es la que ha sufrido mayores cambios en los últimos años y, sobre todo, un enorme dinamismo comercial. Aquí prolifera una animada área de ocio nocturno con varios bares, cafés y pequeñas discotecas que se han beneficiado de la recalificación urbanística llevada a cabo hasta el año 2001. Además, el barrio es un curioso polo en el que se concentran cerca de treinta librerías, con establecimientos dedicados al cómic o a los libros antiguos, incluida la histórica Livraria Lello, considerada una de las más bellas del mundo. Esta movida, nacida de un modo casi espontáneo, está acompañada por otras tiendas y de la organización, los fines de semana, de pequeñas ferias de artesanía urbana, antigüedades y objetos de época, todo ello complementado con algunos de los cafés más antiguos de la ciudad (Piolho y Progreso) y la organización de conciertos durante el verano. Además, la zona cuenta con una nueva línea turística en la que operan los viejos tranvías, que efectúan un recorrido circular que une las dos colinas de A Baixa.
Fachada marítima y margen fluvial
Todo visitante debería pasearse a pie (o en los viejos tranvías) por el paseo marítimo ribereño, rehabilitado. La zona cuenta con muchas terrazas y áreas de ocio nocturno, tiendas de moda nacional y extranjera y, como complemento, el apacible Parque da Cidade, una gran zona verde urbana con ciertos aires del Central Park de Nueva York.
En el paseo ribereño y marítimo subsisten todavía algunas actividades antiguas, como un astillero de construcción naval y una pequeña comunidad de pescadores que se dedica a un tipo de faena artesanal y poco rentable, pero que supone un complemento a las profesiones urbanas de los que viven allí. Tanto los barcos como los aparejos de pesca están a la vista de todos, aportando un típico colorido a la orilla derecha de la desembocadura del río, que contrasta con los apartamentos de lujo y los antiguos palacetes burgueses. Merece la pena adentrarse, al pasar, en el barrio histórico de Foz Velha, de calles estrechas y tranquilas.
Malecón de la playa Do Ourigo.
Con el éxodo de los habitantes hacia los barrios de la periferia, muchos de los locales de ocio también cambiaron su ubicación —son ya muy pocos, por ejemplo, los cines que todavía funcionan en la ciudad—. Aunque algunas playas de Oporto ostentan ya el distintivo de la Bandera Azul de la Unión Europea gracias a su recuperación medioambiental, las mejores se hallan fuera de la ciudad (el municipio de Vila Nova de Gaia cuenta con muchos kilómetros de costa con la bandera azul de la Unión Europea), al igual que buena parte de locales y equipamientos dedicados al ocio e, incluso, a los negocios (los dos centros de convenciones más importantes se ubican en las localidades de Matosinhos y de Feira).
Oporto en la literatura
Son numerosos