Teoría del conflicto. Jorje H. Zalles

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Teoría del conflicto - Jorje H. Zalles

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Evolución hacia un intento de resolución

      La evolución hacia un intento de resolución se representa con una línea vertical que conduce a una “N” (de “Negociación”), dentro de un círculo:

p64-1

       Evolución hacia el escalamiento

      La última posible evolución, hacia el escalamiento, se representa con una línea diagonal hacia arriba:

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       Una vista inicial del diagrama con varias posibilidades presentadas a la vez

      Al juntar los varios elementos recién identificados, podemos ver cómo el diagrama de posibles evoluciones de un conflicto comienza a tomar forma:

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       Otros posibles eventos

      Muchas otras cosas pueden ocurrir en la evolución de un conflicto, que iremos agregando a medida que seguimos avanzando. En los capítulos 4 y 5, agregaremos las maneras en que puede desarrollar un proceso de escalamiento. En el capítulo 6, agregaremos la representación gráfica de una crisis y sus posibles evoluciones, y a partir del capítulo 12 agregaremos la representación gráfica de procesos críticos orientados al des-escalamiento y a la resolución.

       EL ESCALAMIENTO

      Como ya ha sido señalado, el escalamiento es el proceso en virtud del cual un conflicto se vuelve progresivamente más hostil y destructivo. En este capítulo, examinaremos la dinámica esencial del escalamiento: por qué ocurre, los procesos socio-sicológicos específicos involucrados, y las diferentes maneras en que las partes en conflicto interactúan mientras se desarrolla el escalamiento, que se conocen como “modelos de escalamiento”, y en el capítulo 5 examinaremos las tendencias del escalamiento a la autoreversión, o a volverse crecientemente más irreversible.

       La naturaleza del escalamiento

       Todos tenemos mucha experiencia

      Aun sin tener una comprensión académica de su dinámica, todos estamos familiarizados con el escalamiento y podemos reconocerlo fácilmente cuando se presenta.

      Lo que se plantea en el resto de este capítulo y el siguiente no va a ser desconocido. De hecho, si una persona vive hasta los 80 años, la expectativa razonable es que habrá tenido un mínimo de 150 mil y tal vez hasta 500 o 600 mil conflictos en el transcurso de su vida. Si esos números parecen exagerados, debemos recordar que no estamos definiendo “conflicto” como una pelea violenta, sino para describir cualquier percepción de aspiraciones simultáneamente incompatibles.

      Es imposible predecir cuántos de esos cientos de miles de conflictos escalarán. Eso depende de muchos factores individuales y sociales, como veremos en breve, pero lo que sí podemos afirmar con seguridad es que en el curso ordinario de nuestras vidas experimentaremos al menos unos cuantos miles de conflictos escalados, y que en el momento de su vida en que se encuentre al leer este libro, usted ya ha experimentado, como mínimo, unos cuantos miles.

      De manera que no le estamos introduciendo a una experiencia nueva, que sería el caso si, por ejemplo, le estuviésemos llevando a su primer paseo en un submarino nuclear. Lo que intentaremos hacer es colocar la conocida experiencia del conflicto escalado en una nueva perspectiva, ojalá más útil, que le ayudará a comprenderlo mejor y, a base de los temas que abordaremos en la Segunda Parte, manejarlo mejor. La premisa más básica de este libro es que una mejor comprensión de la dinámica del conflicto, de su escalamiento, y de la tendencia de este último a volverse irreversible, que son fenómenos tan comunes y tan frecuentemente problemáticos en nuestras vidas, puede contribuir de manera significativa a mayores éxitos en su manejo y su resolución.

       ¿Qué involucra el escalamiento?

      Como ya comenzó usted a apreciar cuando recordaba una o más experiencias recientes con conflictos escalados, el escalamiento involucra una serie de dinámicas complejas, incluidos varios estados sicológicos y cambios en estos. Para poderle brindar una comprensión teórica del escalamiento, debemos ayudarle a conocer esos estados sicológicos, así como tres conceptos que probablemente sean nuevos para usted: tácticas contenciosas, transformaciones, y modelos de escalamiento.

       Las condiciones sicológicas del escalamiento

      La condición sicológica que más evidentemente da fuerza a procesos de escalamiento es la ira, que la sicóloga Carol Tavris describe como “la emoción poco comprendida” 1.

      La ira es una respuesta neurofisiológica muy básica a una frustración o a una amenaza percibida que está frecuentemente (aunque no siempre) conectada con la agresión. En el estado actual de nuestra comprensión de lo que realmente ocurre cuando nos enojamos, podemos decir que hay al menos dos procesos de por medio, que tienen lugar en diferentes partes del cerebro.

      De un lado, el sistema límbico, que es una de las partes más primitivas del cerebro, responde a la aparente amenaza haciendo que éste segregue una familia de sustancias químicas llamadas catecolaminas, que son irritantes del sistema neural, como la ortiga lo es de la piel o los condimentos muy fuertes lo son del sistema digestivo.

      Del otro lado, las funciones ‘más altas’ o más complejas, que operan en la neocorteza superior del cerebro, analizan el evento que ha provocado esa respuesta, que en sicología se describe usualmente como el estímulo, e intenta determinar si uno está frente a “un amigo o un enemigo”, para informar la resolución del clásico dilema de si “enfrentar o huir”.

      Cuando la respuesta neural primaria y no diferenciada del sistema límbico se junta con un juicio con mayor contenido analítico, que nos dice que, en efecto, estamos siendo amenazados, o que se está bloqueando la satisfacción de nuestras necesidades o nuestros deseos, con frecuencia desarrollamos ese conjunto de estados emocionales o afectivos que llamamos ira.

      La ira tiene efectos físicos, que incluyen un incremento del pulso, sudor en las manos, tensión nerviosa perceptible, cambios en las expresiones faciales y una frecuente tendencia a elevar el tono de la voz. La ira también influye en nuestras actitudes, induciéndonos a una mayor voluntad de actuar de manera agresiva contra la persona que provocó esa reacción, que es especialmente relevante en el escalamiento del conflicto.

      Otro estado afectivo que con frecuencia está involucrado en el escalamiento de los conflictos es el temor. En el capítulo 2 ya se exploró cómo influye el temor en la adopción de una estrategia contenciosa: podemos temer los posibles daños que pudiera causarnos la otra parte, incluidos dolores, físicos

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