El carácter de la filosofía rosminiana. Jacob Buganza

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El carácter de la filosofía rosminiana - Jacob Buganza Biblioteca

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de la pedagogía (n. 246).

      La economía, por su parte, trata del gobierno de la familia, de sus leyes y constitución, y cómo es que dicha administración puede mejorar o empeorar. Especifica Rosmini que hay ciertos principios, como el que establece el equilibrio entre los miembros que conforman la familia y los medios para sostenerla. Ahora bien, la familia se encarga de que sus miembros sean conducidos a la perfección y felicidad humanas (cf. n. 249). Para esto, el padre de familia debe tener una visión amplia para conducir a los otros miembros a una convivencia armónica con las otras sociedades domésticas, con la civil y la teocrática. Asimismo, la economía muestra que dos males afectan a la familia, como si se tratase de Escila y Caribdis: el egoísmo familiar y el individualismo (por ello, el camino debe ser intermedio o prudencial, a nuestro entender): “La familia, afectada por el primero de estos males, se vuelve guerrera y se expone al riesgo de la guerra, donde puede destruirse por la violencia o volverse dominada. La familia afectada por el segundo de los males se disuelve o perece por la discordia interna” (n. 251).

      La política es la ciencia del arte del gobierno civil. Distingue el roveretano entre las ciencias políticas particulares y la filosofía política. La diferencia estriba en que esta última busca las razones primeras del arte del gobierno civil, esas razones últimas son “criterios políticos” con los cuales se estima el valor de los medios a los que recurre el hombre estando en la conducción de la sociedad civil (cf. n. 253). Para Rosmini los criterios son cuatro. El primero es el fin al que se mueve la sociedad civil, que es la “prosperidad pública”, causada por la justicia y la concordia entre los ciudadanos; esta prosperidad se expresa en el bien propio del ser humano, a saber, el bien moral (cf. n. 255). El segundo es la naturaleza de la sociedad civil y su constitución natural, que resulta de cinco equilibrios: entre la población y la riqueza, la riqueza y el poder civil, el poder civil y la fuerza material, el poder civil y la ciencia, y la ciencia y la virtud. El tercero es el movimiento natural de la sociedad civil, sobre el que Giambattista Vico señaló: hay que estar atentos a las transformaciones que acaecen en los pueblos. Casi al final están las fuerzas utilizadas para que la sociedad se dirija al bien, fuerzas que pueden ser directas o indirectas. Por último, Rosmini enuncia la cosmopolítica, que es la teoría del gobierno de la sociedad teocrática, de donde puede provenir la unidad del género humano y su consumada organización.

      De esta manera, la filosofía no es otra cosa que la búsqueda de la mente por alcanzar la quietud, el reposo. Lo logra alcanzando las razones últimas de todo, razones que poseen evidencia y, por ello, la mente sabe que no puede ir más allá. Si se alcanza, entonces la filosofía brinda un fruto magnífico a la mente, un fruto al que no podría acceder de otro modo. Pero cabe preguntarse si ¿esta concepción rosminiana no pondría en riesgo la visión clásica de la filosofía como fin en sí misma, es decir, como una ciencia inútil? Ciertamente no, si se distingue que la utilidad se refiere a la eficiencia de una cosa para producir otra. Pero la filosofía se convierte en fin porque, al transitarla, satisface como fruto intelectual a la mente humana. En este sentido la filosofía es un medio-fin, como la virtud, mas no el fin último del hombre.

      La ontología de Heidegger frente al tomismo y al rosminianismo

      1. Introducción

      Al interior del tomismo se encuentra una fuerte tradición metafísica que ha investigado los puntos de confluencia y separación entre las filosofías de Tomás de Aquino, Antonio Rosmini y Martin Heidegger. Algunos de los nombres más célebres que han cultivado el tomismo recientemente se encuentran en la abundante bibliografía que se ha escrito sobre el tema. Entre estos filósofos se cuentan Étienne Gilson, Cornelio Fabro, Johannes B. Lotz, Emerich Coreth, Régis Jolivet, Bertrand Rioux, Octavio N. Derisi, Raúl Echauri, etc. Este trabajo tiene como objetivo retomar, en sus líneas generales, algunas críticas que ha hecho la filosofía tomista a la Fundamentalontologie de Heidegger, recurriendo para ello a algunos de sus más preclaros exponentes.

      Debe tenerse en cuenta que, desde la perspectiva de Heidegger, el ser es lo que devela al ente, es decir, lo que lo desoculta. Es el ser aquello que saca de la nada al ente. Pero quien desoculta al ser no es sino el Dasein, en Sein und Zeit, y el mismo ser, en Platons Lehre von der Wahrheit. 1 En una suerte de dialéctica, el ser es aquello que devela al ente, pero en el mismo ente el ser se oculta. El ser hace patente al ente, aunque paradójicamente desaparece como ser. Explica Derisi: “Como si el ser cumpliera su misión de-velante con la inmolación de sí, de su propia patencia o de-velación, en el ente de-velado”. 2 Como se dijo, es el Dasein quien devela al ser, pues la Fundamentalontologie tiene que buscarse en una analítica existenciaria del “ser-ahí”. 3 Tal es su misión como “pastor”. El ser se manifiesta en el ente y de manera cabal en el Dasein, que es el lugar en donde el ser se manifiesta inmediatamente. 4 El ser es develado por el Dasein, pero este último no tiene sentido si no es en el ser. Sin embargo, queda claro que el ser no es por el Dasein, sino el Dasein por el ser, porque el Dasein no crea al ser, sino que es la instancia en la cual se devela este último. 5 Por ello, puede asegurarse la preeminencia del ser. Esta preeminencia ha sido dejada de lado, y es la que Heidegger considera como “olvido”. Para él, la filosofía occidental ha dejado de lado al ser (Seinsvergessenheit), y en este sentido lo ha ocultado; 6 en esto consiste, para la filosofía heideggeriana, la esencia del nihilismo. De ahí también su insistencia en meditar sobre el ente en total para atender a la distinción entre ente (das Seiende) y ser (das Sein). 7

      Este olvido es achacado por Heidegger a la filosofía occidental en general, incluyendo a la Edad Media (y a la modernidad) en bloque. La lectura heideggeriana sugiere que con Aristóteles y la escolástica medieval el ser fue colocado como una suerte de esencia inmaterial, oculta más allá de los entes inmediatos 8 . Empero, esto no resulta del todo cierto si se considera de forma seria la metafísica tomista, que es la filosofía que ha descubierto, propiamente, un nuevo constitutivo del ente en relación con la essentia, a saber, el esse o ser. Puede aceptarse, como el propio Gilson ha escrito reiteradamente en las páginas de su obra L’être et l’essence, que la filosofía occidental ha “esencializado” al ser, ya que se le ha identificado con la idea, con la forma, etc., y se ha dejado de lado la existencia del ente, esto es, el esse. 9 Esta tesis equivale parcialmente a lo que Heidegger pretende ejemplificar en Platons Lehre von der Wahrheit, a saber, que el ser se ha confundido con el aparecer, el ser del ente con el aspecto o idea del ente, ya que para él, el ser no se identifica con la esencia. 10 Pero la crítica de Heidegger, para muchos escolásticos, no alcanza a la filosofía tomista, ya que el propio Doctor communis insiste reiteradamente en varias partes de su obra que el ente posee dos elementos constitutivos: la essentia y el esse o actus essendi, que es el acto por el cual acaece la presencia del ente. En este sentido, Echauri ha escrito que para Santo Tomás “El desocultamiento radical y fundamental del ente le concierne al ser mismo, esto es, al esse, pues éste, al actualizar la esencia rescata al ente de la nada, confiriéndole toda su realidad”. 11 Aunado a esto último, para Tomás de Aquino, al igual que para Platón, “La esencia ejerce un cierto desocultamiento del ente, pero tan sólo atañe a la faz eidética del desocultamiento, dado que la essentia desoculta al ente desde sus entrañas mismas, radicalmente, haciéndolo existir”. 12 De ahí que, a diferencia de Heidegger, la metafísica de Tomás de Aquino es una filosofía del ser en su totalidad, no sólo de la existencia, pues busca precisamente a la existencia a través de lo que se puede pensar y de lo que se puede hablar, esto es, de la esencia. 13 Mas, como se aprecia, es del todo desafortunado que el filósofo friburgués no conozca profundamente lo que el filósofo napolitano había establecido ya desde el siglo xiii.

      2. Crítica al método fenomenológico en Heidegger

      Desde la postura tomista de Derisi, Heidegger lleva hasta sus últimas consecuencias al método fenomenológico. Heidegger describe detalladamente qué entiende por fenomenología en Sein und Zeit, donde establece que φαινόμενον deriva del φαίνεσθαι, por lo

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