La isla etaria. Virginia Guarinos

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La isla etaria - Virginia Guarinos страница 8

Автор:
Серия:
Издательство:
La isla etaria - Virginia Guarinos

Скачать книгу

nuevo el citado galardón por su papel.

      3.La juventud de unos protagonistas envejecientes

      Estrenada en el Festival de Cine de Cannes de 2015, el filme se rodó en Roma y en Suiza, donde transcurre la acción, concretamente en un hotel balneario de los Alpes. Aquí están pasando sus vacaciones Fred Ballinger y Mick Boyle, amigos y consuegros, pues la hija del primero, Lena, está casada con el hijo del segundo, Julien. Ambos reflexionan sobre la vida, se enfrentan a sus temores, se relacionan con otros personajes y hablan sobre sus proyectos. A este respecto, el primero parece conforme con su rol de jubilado y el segundo pone todo su tesón en la realización de su última película, la que considera su testamento. A través de ellos, Sorrentino dibuja unos perfiles tan distintos en la forma como similares en el fondo que transmiten una sólida idea: tras el aspecto marchito derivado del paso del tiempo se oculta la ilusión de un alma que todavía es joven. Sin duda, la edad no es excusa para seguir siendo el pilar emocional de una familia o para realizar los sueños, como les ocurre, respectivamente, a Fred y a Mick, quienes observan sus vidas desde el hotel. Esta introspección denota que hay algo del pasado que todavía les hace sufrir; de nuevo, otra constante de la construcción psicológica de los protagonistas masculinos del cineasta:

      3.1. Fred Ballinger

      Este prestigioso compositor y director de orquesta vive retirado por decisión propia. Nada parece hacerle volver a los escenarios, ni siquiera una petición de la Reina Isabel II de Inglaterra, quien se lo propone a través de uno de sus emisarios, desplazado expresamente hasta Suiza para convencerlo. Con 80 años, no le apetece celebrar el concierto que tanto le solicita ‘Su Graciosa Majestad’, gran admiradora de su talento. Alto, elegante y todavía apuesto, ha decidido cuidarse en un entorno idílico, rodeado de la naturaleza y lejos del mundanal ruido. Para ello, toma baños y le hacen masajes que le vienen muy bien para la tonificación del cuerpo. Sin embargo, sus largos silencios, su tono bajo de voz, las pocas palabras que emplea para expresarse o las pesadillas que sufre, indican que hay algo que lo altera por dentro. El cuidado externo que consigue en el hotel no se corresponde con el cuidado de su espíritu, ese que tanto necesita para alcanzar el equilibrio.

      El carácter estable de Fred se advierte en su actitud serena, así como en la cordialidad con la que se dirige a los demás. En todo momento hace gala de su excelente educación, sus buenos modales y un correcto comportamiento, tanto con su entorno próximo como con los trabajadores del balneario. Su hija, interpretada por Rachel Weisz, es la persona que mejor lo conoce. Lena, que trabaja como su asistente, atraviesa una dura crisis. No puede ocultar el dolor que siente porque su marido la ha abandonado para iniciar una relación con la joven estrella del pop británico Paloma Faith. Refugiada en su padre para superar el desamor, se termina resignando, y consigue iniciar una relación con un escalador que trabaja en el hotel, Luca Moroder, quien se fija en ella. Aunque al principio no le atrae demasiado, decide acercarse a él y conocerlo, pues ambos son víctimas de la soledad. Mientras Lena se confiesa con su progenitor, este solo transmite sus preocupaciones a su mejor amigo, Mick, y a su médico, con quien habla de sus posibles problemas de próstata y de otras cuestiones más personales, sobre todo al final del filme. Asimismo, establece una relación muy especial con un niño que está encantado de conocerlo porque su maestro le está enseñando a tocar el violín con sus obras. Para él, conocer a Fred es un privilegio, y para Fred es un privilegio que siendo tan pequeño interprete sus partituras.

      El protagonista es una persona conservadora, como se manifiesta tanto en su actitud como en su pensamiento, y muy metódico en su día a día. Quizá esta sea una de las claves por las que ha alcanzado tanto prestigio en su carrera musical; de hecho, trató personalmente con Igor Stravinsky, a quien lleva flores a su tumba en Venecia. Además, es sensible y disfruta de los sonidos de la naturaleza y del afecto de Lena y de Mick, con quienes pasa la mayor parte del tiempo. A pesar de que no llora con los problemas sentimentales de su hija —a la que escucha y consuela—, lo hace cuando pierde a su amigo, eso sí, una vez que está totalmente solo mirando unas vacas en la libertad del prado.

      Uno de los aspectos de su vida que asume con resignación pero que lo ha llevado a alejarse de su verdadera pasión, la música, es su mujer, Melanie. Ausente durante toda la trama, pero presente en diversas conversaciones entre padre e hija, se descubre finalmente que está internada en una clínica de Venecia debido al alzhéimer que padece, como se puede vislumbrar en la expresión que desprende su rostro. De nuevo, la espléndida decadencia de una ciudad italiana, en este caso la capital del Véneto, acoge la silenciosa decrepitud de un personaje, como es habitual en la obra sorrentiniana. Melanie interpretaba las piezas de Fred y para él es muy doloroso que ya no pueda hacerlo, es más, parece atormentado por esta realidad. Además, a pesar de quererla, le fue infiel durante el matrimonio, como le reprocha duramente Lena, y esto acentúa su culpabilidad. No obstante, la existencia de su esposa es fundamental para la propia existencia de Fred, quien solo tras visitarla en el hospital consigue enfrentarse al concierto que le pide la Reina de Inglaterra y que contará con una afamada soprano asiática. De esta manera, mirar a la verdad con franqueza tiene un efecto positivo en la evolución psicológica que experimenta el protagonista.

      3.2. Mick Boyle

      A diferencia de Fred, este cineasta es muy activo y está trabajando en el guion de la que será su próxima película, que piensa titular de forma profética: Life’s Last Day. Para ello, trabaja junto a cinco jóvenes graduados en cine y pretende fervientemente contar como protagonista con su musa, Brenda Morel —encarnada por Jane Fonda—, a la que ha dirigido en once ocasiones. De hecho, confiesa que ella, formada en el Actor’s Studio, se convirtió en una diva gracias a sus películas. Con un aspecto poco cuidado, pero juvenil, Mick tiene 79 años, es sonriente y resulta muy cercano. Disfruta mucho en la piscina y en las demás instalaciones del balneario, mientras piensa con ilusión cómo será su testamento fílmico. Esta vitalidad le ayuda a sobrellevar su delicada salud, pues toma muchas medicinas y se lamenta de su rápida pérdida de memoria. A este respecto, le confiesa con tristeza a Fred que ya no se acuerda bien ni de sus padres ni de su infancia.

Скачать книгу