Preparación de proyectos de diseño gráfico. ARGG0110. Marie Quilly
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2.1.La relación con el cliente
La relación entre el cliente y el diseñador es el fundamento de un proyecto de diseño y la conexión necesaria a su existencia. Es imprescindible transmitir una sensación de confianza, basada en la comunicación, la atención y el compromiso: un cliente consciente de las posibilidades y de los límites de un proyecto estará más capacitado a la hora de tomar decisiones y de valorar el producto. De la misma forma, una buena comunicación de parte del cliente ayudará al diseñador a entender sus exigencias y sus necesidades.
Cualquier diseñador puede crear un producto visual. Ni la calidad ni la creatividad son un problema. Lo que hace la diferencia es el trato con el cliente. No se trata solamente de escucharlo e interesarse por su proyecto, sino también de lograr entenderse con él. Para ello, es necesario utilizar un lenguaje adecuado, a su alcance. No se debe olvidar que un diseñador ha estado estudiando para llegar a utilizar un lenguaje profesional y especializado, pero que el cliente no tiene por qué conocer estos términos.
Recuerde
La comunicación es la base de la relación entre el cliente y el diseñador. Hay que hablar el idioma del cliente.
El núcleo central de un negocio de diseño gráfico, la fuente de los ingresos, son los clientes. El diseñador tiene que estar capacitado para crear un producto visual y hablar de conceptos estéticos, pero también debe aprender el lenguaje empresarial: marketing, innovación estratégica, beneficios, etc. Hay que aprender a vender el diseño en base a una estrategia que permitirá sacar beneficios.
Es mucho más costoso encontrar un nuevo cliente que conservar uno ya existente. Por ello, es imprescindible que el cliente quede satisfecho, no solo con el producto, sino también con el trato que ha recibido desde el principio de la relación con él. El diseñador tiene que cuidar dos vertientes para conservar a sus clientes: el lado creativo y el lado empresarial.
Consejo
A la hora de explicar un proyecto de diseño, se pueden enseñar productos similares que se han realizado, tanto para promocionarse como para que el cliente se haga una idea más precisa de lo que se le está proponiendo.
Antes de empezar cualquier trabajo de diseño gráfico hay que identificar las necesidades del cliente, estableciendo de esta forma un punto de partida para toda la elaboración del producto. Eso nos permite conocer mejor al cliente, a sus productos y a su entorno. La captura de los requerimientos del cliente tiene como objetivo la comprensión de lo que espera del diseñador gráfico.
2.2.Los clientes a evitar
Es cierto, el cliente es el rey, pero no puede sobrepasar ciertos límites que convertirán el proyecto de diseño en una lucha innecesaria y estéril. Hace falta evitar los clientes que pronuncian las siguientes frases:
“Eso es muy fácil”
Hoy en día, la gente tiene acceso a programas de diseño gráfico, tutoriales gratuitos y manuales que explican cómo empezar a realizar su propio producto visual. Ciertos clientes se creen que está al alcance de todos convertir una imagen o una foto en un producto de calidad. Un cliente no debe pedir que el diseñador le explique cada pequeño cambio en el diseño porque eso obstaculiza su trabajo. Tampoco puede pretender controlar todos los aspectos del proyecto, tiene que confiar en el juicio estético y gráfico del profesional.
“Lo pagaré cuando me entregue el trabajo”
Muchos clientes refunfuñan cuando se les pide que paguen un porcentaje en adelanto. Otros discuten el precio, buscan un descuento o intentan pagar por debajo del valor del trabajo. Bajar su precio y aceptar ser remunerado de forma desproporcionada perjudica a todo el gremio de diseñadores gráficos. Si un cliente se muestra reacio a pagar un anticipo, es muy probable que dé problemas a la hora de cobrarle por el producto realizado.
Es importante pactar un anticipo antes de empezar el trabajo, explicando al cliente que necesita adquirir recursos materiales y humanos para realizar el producto, y que este adelanto es una garantía de pago o una compensación por el trabajo realizado en caso de que se cancele el proyecto.
Nota
El anticipo suele ser del 50 % pero el diseñador puede pactar la cantidad que quiera con el cliente.
Tampoco se debe aceptar realizar una muestra o un primer borrador del trabajo sin tener la certeza de que el cliente no desaparecerá con el diseño en la mano.
Nada se debe realizar de manera informal. Un contrato permite estipular claramente las condiciones de trabajo, las obligaciones y los derechos, tanto del diseñador como del cliente.
Ciertas agencias o asociaciones proponen concursos de diseño o piden que se les manden propuestas para elegir la mejor. Puede ser una buena manera de dar cuerpo a su portafolio, pero no es una fuente de trabajo segura.
“Necesito el diseño para mañana”
Algunos clientes piden que se trabaje de un día para otro. En primer lugar, realizar un diseño con prisa le va a restar mucha calidad al producto. Además, por falta de revisión en el contenido se puede uno encontrar con malas sorpresas, muchas veces costosas para el diseñador, una vez el trabajo está entregado o imprimido. El diseñador debe ser consciente de la duración de trabajo que requiere el proyecto, teniendo en cuenta los demás diseños y clientes que tiene, y a partir de estos datos, decidir el plazo que podrá cumplir.
“¿Podrá hacer esto también?”
Siempre surgen trabajos extras que no están incluidos en el contrato o en el acuerdo. Este tipo de imprevistos se puede negociar, pero en este caso se tiene que revisar el presupuesto y la fecha de entrega del producto. Además, tienen que estar estrechamente relacionados con el trabajo que ya está desempeñando el diseñador. En caso contrario, habrá que redactar un contrato con otras condiciones para este nuevo pedido.
Ejemplo
El diseñador está realizando un logotipo para una empresa. El cliente le pide, después de redactar el informe de registro y firmar el contrato, que realice dos versiones, una únicamente con el logotipo y la segunda con el nombre de la empresa incluido. En este caso, no hace falta redactar un nuevo contrato, pero sí revisar fechas y presupuesto. En cambio, si el cliente aprovecha para pedir que realice también las tarjetas de visita de los trabajadores de la empresa, esta tarea será objeto de unas nuevas condiciones: nuevo informe de registro y nuevo contrato.
“No