Florecer juntos. Miriam Subirana
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El arte de vivir los cambios construyendo puentes requiere equilibrar. Se trata de encontrar el equilibrio y no irse a los extremos. De vivir sintiendo, conectado contigo, con Dios, con tu cuerpo, con los otros, con la naturaleza y con el tiempo, pero no perder tu sueño de vista, ni los horizontes hacia los que caminas o quieres caminar. No renunciar a tu sueño fluyendo en el momento, ni adherirte a tu plan racional dejando de fluir.
¿Qué estrella te guía?
Desde nuestra consciencia, nuestro ser, podemos dirigir la mente, el intelecto y nuestros hábitos. Enraizados en nuestro núcleo positivo, nuestra vida florece y, a cada paso que damos, estamos inspirados e inspiramos. De manera que en vez de ser náufragos que vamos a la deriva según las corrientes, los vientos y las olas, podemos coger el timón de nuestra vida y dirigirlo hacia la estrella que queremos que nos guíe. En el coaching apreciativo buscamos cuál es esa estrella o constelación estelar, y cómo queremos llevar el timón de nuestra barca, considerando a otros tripulantes, si los hay, y las condiciones de nuestro sistema relacional que provoca olas y mareas.
Llevar nuestro timón requiere ser conscientes de nuestras facultades, como son las de la mente para pensar, imaginar, soñar, desear, proyectar y recordar; las del intelecto para analizar, razonar, discernir, decidir; y las de los archivos de la memoria, donde están los recuerdos, las experiencias vividas, las imágenes que hemos ido creando de nuestras vivencias, las creencias, los hábitos y los condicionamientos. El coaching apreciativo facilita que nuestra mente piense más en positivo, que nos vinculemos al poder de nuestra imaginación y visualicemos la posibilidad de nuestros sueños. De manera que utilizamos nuestras facultades, la mente, el intelecto y la memoria para vivir en nuestro núcleo positivo.
Pensar en positivo no es negar la realidad, sino ser capaces de ver los problemas y tener la creatividad mental para aportar soluciones sin obsesionarse ni ofuscarse. Los pensamientos positivos fortalecen y revitalizan la mente. Suelen ser pensamientos que se basan en nuestros valores, y en apreciar y agradecer lo que somos y lo que tenemos.
Con el coaching apreciativo, nuestro intelecto amplía nuestra capacidad de analizar y razonar desde las fortalezas, discernir desde lo apreciativo y decidir vinculados a nuestro núcleo positivo. Recurrimos a los archivos de nuestra memoria para recordar lo positivo, lo que nos ha aportado algo bueno, experiencias cumbre que hemos vivido, sean estas de superación éxito o poder personal, a fin de fortalecer las creencias que nos ayudan a florecer como seres humanos y para desterrar hábitos que nos empequeñecen. Así contribuimos a crear y fortalecer hábitos que nos hacen mejores personas y nos ayudan a aportar lo mejor de nosotros al mundo. Contribuyendo nos sentimos útiles, sentimiento que necesitamos nutrir. Sentirnos útiles hace que valga la pena vivir, o dicho en lenguaje apreciativo, «que valga la alegría vivir».
Residir en el ser
Residir en el ser es vivir a consciencia plena, heartful. Una persona heartful vive con el corazón despierto. Vive con alegría y vitalidad, sin angustia ni ansiedad. Es abierta y generosa. Heartful es tener un gran corazón que comparte e irradia lo mejor de sí y de más allá de sí. Está conectado con la fuerza suprema del amor, la compasión y la paz, y las irradia. Es un corazón inocente y contento. Es limpio y honesto.
Heartful es un corazón compasivo. Es atento, considerado a la presencia del otro; reconoce y ve al otro. Cada una de sus palabras, pensamientos y acciones puede realizar un milagro. Una palabra puede abrir una puerta a la oportunidad; un pensamiento puede transformar un ambiente tenso en uno de respeto; una acción puede salvar una vida. Un corazón compasivo ama desde la comprensión, perdona y no guarda rencor. Suelta el pasado y agradece el presente. Es fuerte para acoger el sufrimiento y vivir en plenitud el camino que lo alivia. Es un corazón que vive en la gratitud.
Si vivimos con gratitud y agradeciendo y también practicamos la meditación, se nos abre con mayor facilidad la vía para dejar de residir en la mente, el intelecto o los hábitos y pasar a residir en el núcleo del ser, donde yace la estrella radiante que es nuestra esencia, nuestro núcleo positivo. Este ser es como una estrella de cinco puntas. Cada una de las puntas representa uno de sus valores esenciales. Son los valores que nos constituyen como seres humanos, son nuestra espina dorsal, la base que da sentido a nuestra existencia.
En las sesiones de coaching, y también en las de meditación, pido a las personas que recuerden momentos de plenitud y que evoquen la imagen de ese o esos momentos. Suelen hablarme del nacimiento de un hijo o de la muerte de un progenitor: momentos en que la persona conectó con y sintió el amor incondicional. O bien de alcanzar la cumbre de una montaña: momento en que la persona conectó con su poder personal y con una amplitud de mirada. Otras veces, la imagen es un paseo por el bosque, o sentada en una playa con el mar en calma durante la puesta de sol: es un momento de paz.
Una imagen que también surge al plantear la pregunta que les lleve a recordar un momento pleno es cuando hubo una ruptura en la cual la persona inició un camino nuevo y diferente, sintiéndose revitalizada, libre y creativa. Conectó con su libertad y con su poder personal que le ayudaron a atravesar esos momentos.
Con las experiencias de tantas personas, constato una y otra vez que la mayoría de momentos de plenitud están conectados con estos estados y valores esenciales: la paz, el amor, la sabiduría innata, la autenticidad que nos lleva a la libertad, a la felicidad, y el poder personal. Veámoslos:
La paz
La paz es serenidad y no violencia. Es estar tranquilo contigo mismo y en armonía. Es estar en paz con los otros, y con tu pasado. Si hay algún aspecto de tu pasado que no has encajado, no estarás bien en el momento presente, el pasado regresa una, dos o más veces… porque algo quedó pendiente por arreglar, redimir, perdonar, o bien no te has reconciliado con tu pasado. También se trata de estar en paz con lo que haces, y para ello ayuda el ser coherente con tus acciones. La verdadera paz es la no violencia en todos los ámbitos de tu vida.
El amor
Cuando uno vive en su núcleo positivo, vive en lo que es: amor. Así, de manera natural amas al prójimo generosamente, sin engancharte, sin controlar, sin necesidad de poseer ni de que te posean, sin que la otra persona pierda su libertad ni tú la tuya. Con la meditación aprendes a recuperar esta dimensión del Amor en mayúsculas. Aprendes a valorar el ser, el cuerpo, las personas y lo que le das a tu cuerpo. Tu cuerpo es como el templo de tu ser, lo alimentas mejor, piensas mejor, estás y vives más relajado. Amas lo que piensas. Amas lo que dices. Amas lo que haces. Cuando vives en el núcleo positivo, lo consigues.
La sabiduría innata
El corazón es sabio. La sabiduría del corazón nos guía para vivir sin dañar. Su naturaleza es no violenta. Tenemos tal potencial de amor y sabiduría en el corazón de nuestro ser que podemos sanar el planeta. Para ello debemos despertar al potencial de nuestro corazón.
El corazón despierto intuye, siente y comprende al otro. Ve lo esencial aunque sea invisible a los ojos. No necesita razonamientos ni justificaciones lógicas. Sabe lo que es. La voz de la consciencia heartful es la intuición.
Nuestra