Reacciones cotidianas. José Manuel López Nicolás
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los procesos fisicoquímicos (coacervación simple o compleja y atrapamiento en liposomas o ciclodextrinas);
los procesos químicos (inclusión molecular y la polimerización interfacial).
Proceso de encapsulación molecular.
Las ciclodextrinas producidas por la arqueobacteria Thermococcus tienen otra particularidad. No son cápsulas cerradas, sino que presentan forma de «dónuts», por lo que las moléculas que quedan atrapadas en su interior son liberadas poco a poco al medio externo. Pues bien, ese fenómeno de liberación controlada o release está siendo aprovechado por diferentes sectores industriales. Entre ellos destacan el de la alimentación, donde las ciclodextrinas forman parte de alimentos funcionales, el de la medicina, en la que se emplean en el tratamiento de determinadas enfermedades, el de la farmacología, donde se usan en el diseño de nuevos fármacos, el de la industria textil, en la que se usan como blanqueadores de tejidos… y también en cosmética, uno de los sectores empresariales con mayor facturación anual.
Ciclodextrinas naturales.
¿Para qué usan las principales marcas cosméticas las ciclodextrinas? Como sabemos, uno de los grandes inconvenientes que tienen muchos perfumes es que los compuestos responsables del olor se volatilizan al poco tiempo de usarlos y la fragancia desaparece. Lo mismo ocurre con el sabor de los chicles. Pues bien, las empresas de belleza más importantes del mundo están empleando la encapsulación molecular para solventar este problema.
La primera compañía que empleó ciclodextrinas en la formulación de sus perfumes fue Shiseido, una de las marcas de cosmética líderes. La compañía japonesa decidió emplear estas moléculas, originadas en la lucha entre Thermococcus y Lactobacillus, para diseñar uno de sus perfumes. Mediante un innovador proceso, diferentes aromas fueron encapsulados en el interior de las ciclodextrinas. Al aplicar el perfume sobre la piel los aromas se liberaban poco a poco y de esta forma su intensidad perduraba, y todo gracias a la encapsulación molecular.
Pues bien, desde que Shiseido decidió incorporar las ciclodextrinas a la formulación de sus perfumes para realizar procesos de encapsulación, los departamentos de Investigación y Desarrollo de muchas empresas de cosméticos hacen lo propio a diario con aromas químicos como el linalool, el mentol, el geraniol y otras sustancias para asegurar que el olor de sus fragancias no se pierda rápidamente, y todo gracias a los estudios que descubrieron cómo Lactobacillus y Thermococcus luchaban por el almidón presente en los alimentos.
¿Por qué tu desodorante nunca te abandona?
Hace unos años hizo fortuna una campaña publicitaria de un famoso desodorante que se presentaba bajo el eslogan de «No te abandona». Pues bien, ese compromiso, que durante mucho tiempo no tuvo más sentido que el publicitario, ya que en la composición del producto no existía ningún ingrediente que permitiese efectuar tal afirmación, ya está respaldado por la ciencia.
Tal y como se puede leer en los envases, una gran parte (que no todos) de los desodorantes de esa marca emplean un sistema que, según promete, se activa con cada movimiento, lo que permite que su efecto perdure más tiempo. ¿Y eso es posible? Sí.
Si observamos con detenimiento la lista de ingredientes de este tipo de desodorantes vemos que entre ellos aparece uno llamado maltodextrina, un polisacárido con capacidad encapsulante obtenido por la hidrólisis parcial, ácida y/o enzimática, del almidón de arroz, maíz o papa.
Desde el punto de vista químico, las maltodextrinas están formadas por unidades de D-glucosa unidas con enlaces alfa (1-4) y con un bajo número de enlaces alfa (1-6) en posición aleatoria, y se caracterizan por tener entre 2 y 20 equivalentes de dextrosa. A la vez poseen una gran solubilidad, una alta capacidad para unirse a moléculas huésped y, sobre todo, tienen un bajo costo comparadas con otros materiales encapsulantes.
Pues bien, si seguimos fijándonos en la lista de ingredientes observamos que también aparece una serie de compuestos aromáticos, como es el caso del geraniol, el linalool y otros muchos. ¿Qué tienen que ver estos aromas con las maltodextrinas? Gracias a su capacidad encapsulante estas son capaces de atrapar a las sustancias aromáticas presentes en la composición del desodorante, liberándolas poco a poco al medio externo. Es exactamente el mismo proceso que en el perfume del ejemplo anterior.
¿Y cómo se liberan las sustancias aromáticas? Cuando nos ponemos desodorante, las microcápsulas maltodextrinas/agente aromático se adhieren a nuestro cuerpo. A medida que vamos desarrollando nuestra actividad diaria, estas microcápsulas se van rompiendo por la fricción con la piel, y los compuestos olorosos se liberan de forma constante y gradual permitiendo que el olor agradable perdure y se prolongue la eficacia del desodorante durante un período superior al que se alcanzaría si los aromas no estuviesen encapsulados en las maltodextrinas. Y este es el motivo por el que el desodorante nunca te abandona. Así de fácil.
No daremos por zanjado el tema de los desodorantes sin antes abordar un tema polémico: los parabenos, principales conservantes químicos empleados en el mundo de los productos de belleza. El hecho de que en la mayoría de los productos cosméticos existan altas concentraciones de carbohidratos, aceites, minerales, proteínas y agua provoca que estos productos sean un caldo de cultivo perfecto que favorece el crecimiento de microorganismos. Por esta razón se hace necesaria la presencia de agentes conservantes, como los parabenos, que impidan que desodorantes, cremas y otros cosméticos se echen a perder. Estas sustancias se utilizan desde hace más de setenta años porque son excelentes conservantes. Se trata de moléculas inodoras, incoloras, no volátiles, estables y efectivas en un amplio espectro de pH.
Por causas que nada tienen que ver con el rigor científico, la presencia en las etiquetas de los cosméticos de nombres químicos como metilparabeno, propilparabeno o butilparabeno suelen encender todas las alarmas entre una parte muy significativa de la población, que está convencida de que estos compuestos son altamente peligrosos. ¿Es eso cierto? No. Aunque en 2004 un grupo de científicos publicó en la revista Journal of Applied Toxicology un artículo en el que analizaba la presencia de parabenos en veinte muestras extraídas de tumores de mama, jamás se ha demostrado la relación entre estos y el cáncer. Incluso la Sociedad Americana del Cáncer emitió un informe en 2010 desmontando cualquier relación entre el uso de los productos de belleza con parabenos y esta enfermedad. Desde entonces, nadie ha demostrado la peligrosidad de estos compuestos en las dosis empleadas habitualmente.
Es necesario indicar que antes de salir al mercado todos los parabenos son sometidos a múltiples estudios, tanto in vitro como in vivo, para evaluar su toxicidad, sus rutas metabólicas, su efecto carcinogénico y estrogénico, etcétera. Por último, aquellos existentes en el mercado son continuamente revisados y, en el caso de detectarse algún tipo de problema, hay mecanismos para retirarlos rápidamente. De hecho, la UE ha retirado ya algunos —en realidad muy poco utilizados— al considerar que aún no disponía de suficiente información sobre ellos.
Sujetadores de nueva generación
Muchas empresas se obsesionan por sacar al mercado nuevos sujetadores, calzoncillos, slips, boxers, bragas, etcétera, que llamen la atención del consumidor. La presentación en sociedad del sujetador Firming Bra supuso una revolución en el campo de la industria textil. Según se lee en la publicidad de la empresa responsable, las personas que empleen