Reacciones cotidianas. José Manuel López Nicolás
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Además, ¿cuál es el «tiempo de caducidad» de la efectividad del sujetador en cuestión? Si se supone que los principios activos van liberándose poco a poco de las microcápsulas, llegará un momento en el que dichos principios se agoten. Debido a estas incógnitas sería muy aventurado por nuestra parte evaluar la funcionalidad de este producto.
Las dos fases del proceso de polimerización. Fuente: Web Ingeniería Textil BUOP.
La química de las cremas hidratantes
Si deseamos tener una piel hidratada, no tenemos más remedio que recurrir a las cremas hidratantes. ¿Hay química en ellas? Mucha, pero antes de meternos en harina debemos conocer cuál es la estructura de la piel sobre la que vamos a aplicarlas.
La epidermis, la capa más superficial de la piel y que sirve para protegerla de las agresiones externas, está formada por diferentes capas. La más externa recibe el nombre de estrato córneo. Se trata de un entorno complejo formado por capas de células córneas entre las cuales hay diferentes lípidos, como es el caso del colesterol y las ceramidas. Estas moléculas mantienen la función barrera que impide la excesiva pérdida cutánea de agua, regulan la descamación y protegen al epitelio de las agresiones fisicoquímicas del medio externo. Otros componentes de la epidermis son el factor de hidratación natural (un grupo de sustancias que se unen a moléculas de agua para que la piel se mantenga hidratada), el manto hidrolipídico, los lípidos cementantes y algunas vitaminas liposolubles como son la A y la E.
Pues bien, el principal objetivo de las cremas hidratantes es mantener la epidermis en correctas condiciones. Para ello deben tener una correcta combinación de lípidos, proteínas y otros ingredientes de naturaleza química que debemos conocer.
Existen unas sustancias con capacidad para reblandecer, suavizar o restaurar el contenido graso de las capas superficiales de la dermis o el cabello. Se trata de emolientes, y entre ellos destacan la glicerina, la vaselina, distintos tipos de siliconas y aceites vegetales, como los de almendra, oliva, etcétera.
Estructura de la piel.
También desempeñan un papel fundamental los humectantes, una serie de sustancias hidrosolubles como el glicerol, la urea y el ácido láctico. Estos no solo contribuyen a mejorar la barrera de lípidos de la piel, sino que también ayudan al estrato córneo a captar agua del exterior.
Otros compuestos importantes de estas cremas son los oclusivos (vaselina, lanolina u otros derivados de la silicona son algunos ejemplos) cuyo objetivo es impedir la evaporación del agua contenida en la piel a través de la formación de una barrera protectora.
Además, sustancias como la vitamina A y E suelen incluirse en la composición por su poder antioxidante y su capacidad para diferenciar y madurar los queratinocitos.
Por último, y como no podría ser de otra manera, las cremas hidratantes también presentan parabenos en su composición que actúan como importantes agentes conservantes.
Nutricosmética
En los últimos años se ha puesto de moda una nueva tendencia en el sector de la belleza, la nutricosmética. Esta rama de la cosmética se compone de una serie de productos destinados a «embellecernos desde el interior». Cápsulas, bebidas, pastillas, tabletas o píldoras que se supone que, al ingerirlas, favorecen algún aspecto de nuestra belleza por los activos y nutrientes que aportan. Estos productos contienen una gran cantidad de compuestos químicos que prometen frenar la caída del cabello, aumentar el volumen capilar, retrasar el envejecimiento, combatir la celulitis, luchar contra los granos y los puntos negros, reforzar las defensas inmunitarias y la tolerancia de la piel al sol, favorecer el bronceado, etcétera.
A pesar del éxito de mercado que están teniendo los nutricosméticos, son varias las dudas que existen alrededor de ellos. ¿Qué hay de cierto en su mecanismo de actuación? ¿Está demostrada la efectividad de todos los ingredientes que llevan? ¿Se justifica su alto precio? ¿Podemos conseguir el mismo efecto de otra forma?
Lo primero que hay que dejar claro es que, aunque vayan destinados a mejorar la belleza, todos estos productos pertenecen a la familia de los complementos alimenticios y se consumen por vía oral, por lo que su efectividad debe atenerse a lo que digan los reglamentos europeos que regulan los productos alimenticios y no a las leyes que hay detrás de los cosméticos tradicionales como cremas, sueros, etcétera.
Pues bien, la gran mayoría de nutricosméticos que encontramos en los centros comerciales presentan en su composición infinidad de productos químicos que no han demostrado tener ninguna efectividad. Entre ellos destacan las isoflavonas de soja, el Lactobacillus johnsonii, el licopeno, el colágeno, el ácido hialurónico, la coenzima Q10, el resveratrol, y muchísimos otros. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no existe ninguna relación entre la ingesta oral de estos ingredientes y las propiedades que publicitan los nutricosméticos que los contienen.
¿Entonces esos suplementos alimenticios son ilegales? En absoluto. La reglamentación europea ha dejado una ventana abierta que está siendo aprovechada por la mayoría de las empresas que los fabrican. Según la normativa en vigor, si un producto lleva en su composición un 15 % de la cantidad diaria recomendada (CDR) de determinados minerales o vitaminas, ya puede publicitar muchas propiedades que no tienen los otros ingredientes de los que se ha hablado anteriormente. Lo que a menudo no sabe el consumidor es que esas vitaminas o minerales se encuentran en concentraciones muy superiores en alimentos de la dieta tradicional y cuyo precio es muchísimo menor.
Dentro de la gama de productos que combinan la nutrición y la cosmética, los que más cuota de mercado tienen son aquellos destinados a procurar firmeza a la piel. Por ello salieron al mercado concentrados nutricionales de belleza específicamente indicados para ayudar a reafirmar la piel desde su interior y en cuya composición podemos encontrar tres ingredientes principales: lactolicopeno, isoflavonas de soja y, sorprendentemente, la vitamina C (normalmente marcada con un asterisco en el envase).
El Reglamento 432/2012 de la UE demuestra que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no ha respaldado ningún estudio científico que avale que el lactolicopeno o las isoflavonas de soja tengan ningún beneficio sobre la firmeza de la piel.
Sin embargo, y siguiendo la estrategia recién comentada, si un producto lleva en su composición un 15 % de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de vitamina C (exactamente 12 mg) ya puede publicitar que «contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de la piel», exactamente el tipo de mensaje al que lleva el asterisco que suele acompañar a la vitamina C en el envase de algunos nutricosméticos.
Lista de alimentos con vitamina C y la cantidad de miligramos aproximada por cada 100 gramos que posee cada uno de los alimentos.
Fuente | Vitamina C (mg/100 g) |
Ciruela Kakadu | 3100 |