Madre feminista. Agnieszka Graff
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Cuando preparaba este libro, volví a los textos que había escrito cuando Staś era muy pequeño. Algunos de ellos me sorprendieron, otros me emocionaron. Algunos me irritaron. Añadí algo por aquí, algo por allá, puse notas a pie de página, quité alguna cosa. Sin embargo, los ensayos siguen siendo los mismos, no los reescribí. Son para mí un testimonio de aquella época. Me parece importante lo que entonces sentía y por qué pensaba así. Por eso todos los ensayos de Niños han sido incluidos en el libro, incluso aquellos que hoy en día me resultan ingenuos o exaltados, así como los más personales, aislados de la política o absortos en la cotidianidad.
Ahora una advertencia. No es un libro de confesiones, aunque sé de sobras que eso es lo que algunos esperaban de mí. Los voy a decepcionar: Madre feminista no trata de las ganas que tenía Agnieszka Graff de ser madre y de qué pasó cuando al fin lo consiguió. No soy muy aficionada a la cultura actual de las confesiones, tan propensa a convertir todo lo íntimo en una cuestión pública y que todo lo pone en venta sobre todo lo difícil y doloroso—. Como soy especialista en estudios culturales me interesa ese fenómeno, he leído sobre él y creo entender por qué Oprah Winfrey, la reina de los programas de confesiones, es una de las personas más ricas del mundo se habla incluso de la «oprahficación» de la cultura estadounidense.15 Soy también consciente de que el feminismo, sobre todo en Estados Unidos, desde hace varias décadas participa en un ritual en que las historias personales de las mujeres sirven para politizar la causa femenina. Muchas obras que he leído funcionan del mismo modo, porque a eso se dedica el feminismo, a convertir lo privado en tema político. En los últimos años he leído bastante sobre ese feminismo materno de confesión y muchos libros del género me han impresionado. Pero, en fin, yo escribo de otra manera. Hago referencia a mi experiencia personal, si bien preservo celosamente las fronteras, sobre todo porque la privacidad nunca acaba de ser del todo nuestra y revelando nuestros propios secretos evidenciamos la vida de los otros. Pero también porque el exceso de privacidad perjudica el debate sobre la crianza de los niños, mi objetivo es precisamente politizar la maternidad y no hablar de mis propias vivencias.
Bueno, quizá estoy yendo demasiado lejos… Porque, al fin y al cabo, es un libro sobre mí, sobre lo que he vivido en los parques de juegos o de camino a la guardería. Sobre mi viaje intelectual y emocional hacia… ¿Cómo llamarlo? Digamos que se trata del feminismo maternizado y la maternidad feminizada. Sobre una cosa y la otra. Por igual. Me he convertido en madre, sin dejar de ser feminista.
5 En polaco la palabra dziecko tiene género neutro, designa niño y niña. (N. de la T.).
6 Sylwia Chutnik decidió organizar Kids Block después de que uno de los representantes de Młodzież Wszechpolska, una organización nacionalista juvenil, le tirara una piedra que cayó cerca del cochecito de su hijo Bruno. Este es un fragmento del primer folleto de Kids Block: «Los niños llevan participando en la Manifa desde hace años. [...] Se mueven en cochecitos, los llevan en portabebés o en brazos. Algunos ya saben caminar y suelen desplazarse en todas direcciones, normalmente opuestas a la ubicación de la manifestación. [...] No queremos más quejas “maaamáááá, vámonos a caaaasa”. Queremos que los niños se pasen el año siguiente preguntando cuándo volveremos a ir a esa demostración tan chula». (Gracias a Sylwia por facilitarme este material.)
7 Más de 250.000, según datos de septiembre de 2013 (cito la Agencia de Prensa Nacional): «En 2012 los municipios pagaban las pensiones alimenticias de 255,2 mil deudores morosos». http://www.dziennikwschodni.DI/aDDs/nbcs.dII/articłe?AID:/20130910/KRAJSWIAT/130919994.
8 Datos referentes a 2014. (N. de la T.).
9 En mayo de 2011 las feministas de Varsovia vinculadas con la Fundación MaMa organizaron un happening titulado «La rebeldía de las Madres». Su objetivo era poner el foco de atención en las barreras arquitectónicas: las escaleras, los bordillos altos y los semáforos que se apagan de inmediato, que hacen que la ciudad se convierta para una mujer con cochecito en una carrera de obstáculos.
10 Datos referentes a 2014. 1 esloti, 0,24 euros; 153 eslotis, 36,08 euros; 620 eslotis, 146,22 euros; 420 eslotis, 99,04 euros. (N. de la T.).
11 «Padres de niños minusválidos ocupan el Parlamento», Gazeta Wyborcza, 20.3.2014.
12 Agnieszka Kubik, «Nauczycielka», entrevista a Magdalena Środa, Magazyn Świątczeny, 14.6.2013.
13 Un ejemplo conmovedor de esa reacción llena de decepción e ira a la citada entrevista fue una entrada en el blog de Zimno, una bloguera popular en aquel entonces.
14 La Inspección General de Trabajo señaló en 2011 que cerca del 25% de empleados trabaja con un contrato precario. El número exacto es objeto de disputas, ya que todo depende de si se toman en cuenta los falsos autónomos. Los datos sobre la pobreza proceden del informe del Instituto Nacional de Estadística del año 2010. Dos millones de personas vivían por menos de 466 eslotis al mes (el límite de subsistencia establecido por el Instituto del Trabajo y Provisión Social). https://natemat.pl/2457,prawda-o-polskiej-biedzie-w-kraju-zyja-dwa-miliony-ubogich.
15 Los libros más interesantes sobre el tema son las obras de Eva Illouz: Oprah and the Glamour of Misery. An Essay on Popular Culture, Columbia University Press, Nueva York, 2003; y Saving the Modern Soul: Therapy. Emotions, and the Culture of Self Help, University of California Press, Berkeley, 2008.
Agradecimientos
Madre feminista no hubiera visto la luz del día si Justyna Dąbrowska, en aquel entonces redactora jefe de la revista Niños, no me hubiera invitado en mayo de 2010 a colaborar con ella. Justyna es también la editora de este libro y quiero agradecerle todo el apoyo que me ha prestado durante las dos etapas, las conversaciones y los consejos, importantísimos para mí. La segunda persona clave es Elżbieta Korolczuk, cuyo nombre irá apareciendo varias veces en las siguientes páginas: gracias, gracias, gracias.
Me gustaría dar las gracias también a todos los participantes, invitados e invitadas a mi seminario en el Instituto de Estudios Avanzados en Crítica Política («¿Qué pasó con la segunda ola?», 2012-2013, y «El feminismo de nuestros