Boda en Eilean Donan. Lorraine Murray

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Boda en Eilean Donan - Lorraine Murray HQÑ

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se despidió de sus padres y de los de Fraser, y luego permaneció a la espera de que Karen y Denise hicieran lo propio. Una vez a solas, se dirigió hacia ellas. No iba a demorarse demasiado tiempo en explicarles la situación para el día siguiente. Ilona ya se habría encargado de hacerlo. Él solo se limitaría a quedar a una hora para pasarlas a recoger por allí. Quería largarse a casa cuanto antes.

      Karen y Denise lo miraban como si lo estuvieran estudiando. La primera llevaba la cámara en una mano, con la correa enrollada alrededor de su muñeca. No había subido a dejarla a la habitación. La otra sonreía con cara de expectación. ¿Qué coño les sucedía? Se preguntó él ante aquel par de sonrisas y miradas de curiosidad.

      —Bueno, pues ya están hechas las principales presentaciones —les comentó sin saber qué más podía decir.

      —Nos queda por conocer a la hermana de Fraser, que llegará en los próximos días desde Londres. Y a tu hermano y a su mujer, que viven en Glasgow, según Ilona —recordó Karen haciendo partícipe a Andrew de ello. ¿Qué sucedía entre su hermano mayor y él? Estaba claro que no se llevaban bien, por lo que había deducido tras escuchar a Ilona y ver que Andrew no lo mencionaba.

      —Imagino que lo haréis el mismo día de la boda, o tal vez el día antes. Desconozco cuando llegan —le dijo sin darle la mayor importancia a ese hecho. No se lo había preguntado a sus padres o a Ilona. No tenía un especial interés en ello.

      Tanto Karen como Denise entendieron que el tema de su hermano mayor parecía ser tabú para él. De manera que pasaron a hablar del tema por el que permanecían en el vestíbulo del hotel.

      —Tu hermana nos ha comentado lo de la mañana. Te encargas tú de llevarnos al castillo —le dijo Karen quedándose a escasos dos pasos de él.

      —Así es. Pasaré por aquí a recogeros temprano.

      —Hemos quedado con ellos a las diez en la entrada del puente que conduce al castillo.

      —Eso me ha dicho.

      —¿A qué hora te pasarás por aquí? —preguntó Denise interviniendo en la conversación y dejando que Karen siguiera escrutando el rostro de él, sus gestos y demás.

      —A las ocho. Para llegar antes de las diez.

      —¿Tardaremos mucho?

      —Depende del tráfico, pero lo normal es que sean casi dos horas. La carretera discurre entre montañas. Demasiadas curvas. Por cierto, pasaremos por el lago Ness y el castillo de Urquhart. Os lo comento por si os apetece parar a contemplar las vistas y sacar alguna foto —le dijo haciendo un gesto con su mano hacia la cámara—. Si queréis que nos detengamos allí tendremos que salir algo más temprano. O bien dejarlo para el regreso, que en principio no tendríamos prisa. —Se quedó contemplando a las dos mujeres a la espera de que le dijeran algo al respecto.

      —Creo que sería mejor hacerlo al regreso, ¿no? —comentó Karen volviendo la mirada a Denise en busca de su opinión.

      —Sería lo más lógico. No tenemos prisa para regresar al hotel.

      —Pues ya la has escuchado —apuntó Karen señalando a Denise. Esta se limitó a asentir y a sonreír.

      —Pero tú eres la fotógrafa… Y a lo mejor te apetece sacar fotos por la mañana temprano —señaló Denise—. Lo digo por la luz…

      —No. Tranquila. Puedo esperar a la tarde.

      —En ese caso, pasaré a recogeros a las ocho como os había dicho. Y nos dirigiremos a Eilean Donan.

      —¿Te parece bien que nos veamos aquí en el vestíbulo?

      —Por mí no hay inconveniente. O en la calle. Aparcaré el coche lo más cerca posible del hotel.

      —De acuerdo, ya miramos a ver cómo hacemos.

      —Dime, ¿qué te han parecido los novios? —Andrew soltó la pregunta de repente, sin pararse a pensar en nada. Se quedó mirando a Karen mientras esta sonreía y asentía, lo cual no ayudó mucho a Andrew en su intento por alejarse de ella.

      —Hacen una buena pareja. Y ambos parecen tener muy claro lo que quieren en cuanto al reportaje. Espero podérselo ofrecer. —Elevó las cejas y movió la cabeza.

      —Para eso estás aquí. Para hacer el mejor reportaje de boda —le recordó él volviendo a proyectar en su mente la imagen de ella—. ¿Te gustan las motos?

      Karen pareció despertar ante aquella pregunta mientras Denise fruncía el ceño. ¿A qué venía esa pregunta cuando estaban hablando de los novios? ¿Y cómo sabía él que a su amiga le apasionaban? Solo faltaba que le dijera que él tenía una, y entonces apostaba a que se harían amigos inseparables, pensó Denise expectante ante lo que él pudiera añadir.

      —¿Por qué lo preguntas? —La curiosidad y la expectación por lo que él tuviera que decir la atraparon. Cruzó los brazos sobre su pecho como si estuviera estableciendo una barrera entre los dos, adoptando una pose algo defensiva ante él.

      —Por la imagen que he visto en tu web. La que estás sentada en el suelo y apoyada contra una moto de gran cilindrada. Estaba buscando tu número de móvil para llamarte. Y de paso eché un vistazo a las imágenes que tienes colgadas.

      Ella sonrió y se mordió el labio con gesto pensativo.

      —¿No conocías mi página web de trabajo?

      —No.

      —Es curioso siendo la fotógrafa de la boda de tu hermana. A mí me picaría la curiosidad para ver quién se encargaría del reportaje.

      Andrew asintió con una mirada de sorpresa.

      —Es su boda. Acabas de decirme que ellos dos saben muy bien lo que quieren.

      —Sí, cierto.

      —Y no, no sentía demasiada curiosidad por saber quién eras. —Su comentario pareció sorprenderla a juzgar por la cara que puso. Frunció el ceño y entrecerró sus ojos sin apartar la mirada de él—. Es tarde, y mañana tenemos que madrugar… Si no tenéis nada más que decirme… —Prefirió dirigirse a Denise y no a Karen, porque tenía la ligera impresión de que había herido su orgullo al decirle que no la conocía. O eso le parecía a él, porque su gesto cambió por completo. Sería conveniente retirarse y reorganizarse para el día siguiente. Ya había tenido bastante por este. Y solo era el de llegada, se dijo pensando en que le quedaban más días y situaciones para seguir charlando.

      —No, creo que todo está claro. Nos vemos mañana a las ocho —resumió ella con un tono monótono e incluso algo irascible. Pese a la sensación que sentía en el interior, y a que la piel se le hubiera erizado.

      —A las ocho —reiteró alejándose de ellas caminando hacia atrás, sin perderlas de vista, en especial a Karen. Le sonrió antes de girarse para abandonar el hotel.

      Karen resopló, bajó la mirada al suelo y sacudió la cabeza.

      —¿Qué te sucede? Te he notado algo decepcionada cuando ha dicho que no te conocía ni había echado un vistazo a tu web a ver quién eras —la voz de Denise la puso en alerta.

      —¿Decepcionada?

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