Boda en Eilean Donan. Lorraine Murray
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Читать онлайн книгу Boda en Eilean Donan - Lorraine Murray страница 14
—En ese caso, será mejor dejar los detalles para mañana cuando estemos allí. Lo único que tienes que saber es que no dejan hacer fotos en el interior, excepto a los novios.
—Oh, vale. Me ajustaré a lo que me permitan. No hay problema —exclamó Karen con un claro gesto de sorpresa al conocer la noticia—. ¿Iremos mañana, entonces?
—Por el gesto que acabas de poner, imagino que no lo sabías. ¿No te ha comentado nada mi hermano? Pero si mi padre me aseguró que él se encargaría de todo con respecto a vosotras dos…
—No. Tu hermano se ha limitado a decirnos que no estaba al tanto de las cuestiones de la boda. Solo llamó esta tarde para decirnos que tendríamos esta reunión para conocernos —dijo Denise señalando a la gente que estaba cenando sentada a la mesa. Karen parecía estar pensando en algo o en alguien porque lanzaba alguna que otra mirada en dirección a Andrew.
—No sé si se le ha pasado, o es que mi padre no se lo había dicho. En cualquier caso, tendrás que ponerte de acuerdo con él para que pase a recogeros.
—Genial. Luego hablamos con él. No te preocupes —dijo Denise al darse cuenta de que su amiga permanecía en silencio. Tal vez le había sorprendido que Ilona le dijera que su hermano se encargaría de ellas durante esos días que estuvieran en Inverness—. ¿No tienes más hermanos?
Ilona apuró la comida y se limpió con la servilleta antes de responder:
—Sí. William.
—¿Y dónde está? ¿Por qué no ha venido esta noche? —Denise se había hecho con las riendas de la conversación.
—Él y su mujer viven en Glasgow.
—Pero vendrán a la boda…
Ilona cogió aire y se limitó a asentir.
—Sí. Me han confirmado su asistencia.
—De manera que está casado. Y ahora es tu turno. Luego, ¿le llegará a Andrew? —quiso saber esbozando una sonrisa divertida, sin intención de hacer una burla o algo parecido.
Ilona intercambió una mirada con Fraser por un segundo. Luego se fijó en su hermano al otro extremo de la mesa, charlando con su padre. Ilona sacudió la cabeza sin saber qué decir.
Aquel silencio tan largo captó la atención de Karen. Tal vez aquella joven, cuyo pelo era del color de la miel con una mirada llena de vida y de sueños, arrojara algo de luz sobre el comportamiento de su hermano.
—Disculpa si me meto en cuestiones que no me atañen —se apresuró a rectificar Denise al percibir cierta incomodidad en Ilona.
—No creo que vuelva a tener ganas de casarse.
Denise se quedó sin palabras al escuchar a la muchacha. Y Karen frunció el ceño mirando a Ilona en ese momento. ¿Había intentado casarse? Pero, entonces… ¿No lo hizo? ¿Era ese el motivo por el que apenas mostraba interés en la boda de su hermana? Se preguntó Karen mirándolo como si fuera a contarle el motivo de ello. No era quién para meterse en asuntos familiares, ni tampoco saber qué sucedió, pero estaba claro que debió de ser una decepción para él. No prestó atención al resto de la conversación entre Denise e Ilona, sino que permaneció perdida en sus pensamientos, hasta que decidió levantarse de la silla captando la atención de todos.
—Voy a por la cámara. Este momento merece un par de imágenes.
Todos asintieron ante aquella propuesta. Andrew la siguió con su mirada hacia el ascensor. La observó detenerse delante de este y aguardar a que las puertas se abrieran mientras permanecía con la mirada en el suelo. Su pelo no le permitía verle el rostro en ese instante. Le gustaría saber qué pensaba. Inspiró y volvió su atención a su padre y a Edmund. Al menos, mientras hablaba con ellos sobre varios temas, no tenía la mente en la francesa.
Karen había decidido alejarse por unos minutos para dejar de pensar en Andrew y en los motivos que lo llevaron a estar a punto de casarse, como les había contado Ilona. Debería centrarse en los novios y en su trabajo allí y dejar a Andrew al margen desde ya mismo. No entendía a qué venía su curiosidad. Ni su juego de miradas cada dos por tres hacia él. Cogió la cámara y con ella en la mano regresó a los pocos minutos al restaurante.
—Un momento de atención, por favor. Me gustaría que los novios tuvieran un recuerdo de esta reunión familiar. Si son tan amables de juntarse un poco más. Andrew, tú colócate detrás de la pareja y pon una mano en el hombro de Ilona y la otra en la de Fraser.
Este asintió siguiendo las directrices de ella. No quería estropear la foto. Sonrió mirándola sin poder dejar de mirarla. Todo eran risas y gestos de complicidad entre la pareja, como pudo observar Karen.
Por un instante el objetivo de su cámara se centró únicamente en Andrew, del que disparó un par de fotografías, sin saber por qué lo hacía. Le sorprendió verlo sonreír, ya que hasta ese momento no lo había hecho. Y, sobre todo, que la contemplara de manera fija. Por un segundo la cámara tembló en su mano. Algo que no le había sucedido antes.
—Con un par de imágenes más bastará. Sonrían. —Ella comenzó a disparar la cámara en repetidas ocasiones—. Perfecto. Muchas gracias a todos.
—Creo que sería un buen momento para marcharse. Mañana tenéis que madrugar para ir hasta el castillo —comentó la madre de Ilona, mirando a la pareja.
—Sí, es mejor que vayamos pensando en hacerlo. Además, el hotel debe recoger y preparar el restaurante para el día siguiente —aseguró Roger—. Por cierto, Andrew, habla con ellas sobre el viaje hasta Eilean Donan.
Este asintió sin decir una sola palabra a su padre.
—Le he dicho a Karen que tenemos que estar en el castillo a las diez. Te encargas de llevarlas, ¿no? —le preguntó Ilona a su hermano conociendo la respuesta de ante mano porque era lo convenido con su padre, y porque así se lo había dicho a Karen y a Denise.
—Descuida, yo me hago cargo de ellas. Hablaremos cuando os marchéis todos. Tú descansa para salir bien en las fotos.
—Mañana solo es una prueba. Procura ir elegante, quiero que salgamos juntos en una con el castillo de fondo.
Andrew sonrió con un gesto burlón.
—Descuida. Me afeitaré. —Se pasó la mano por el rostro y puso los ojos como platos.
—Nos vemos mañana —dijo Fraser estrechando su mano con la de Andrew—. Hazme caso y enséñales a las francesas los tesoros de estas tierras —le guiñó un ojo con toda complicidad.
—Nos vemos. Si me disculpáis, voy a decirles que se queden un momento para hablar sobre lo de mañana. Ah, os avisaré si quieren parar a hacer unas fotos al lago Ness. Por si aparece el monstruo —ironizó Andrew con una amplia sonrisa.
—Genial. Es cierto. Tal vez quieran parar a hacer unas fotos —dijo Ilona con cara de sorpresa—. No había caído en ello.
—Tú solo preocúpate por estar guapa mañana. De las dos francesas me encargo yo.