Boda en Eilean Donan. Lorraine Murray
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Читать онлайн книгу Boda en Eilean Donan - Lorraine Murray страница 9
—Me llevo bien con el personal del hotel. Mi padre siempre recomienda este establecimiento a sus visitas de negocios. El trato con la gente es muy bueno. Esta es vuestra llave. Dejadla en recepción cuando os marchéis. —Extendió el brazo hacia ellas para que alguna se encargara de cogerla.
—Vaya, un hotel a la antigua usanza. Con llave de verdad y no tarjetas magnéticas de esas modernas que acercas a la puerta y se abre —exclamó Karen sorprendida por este hecho.
—Es muy habitual en Escocia que os entreguen una llave y no una tarjeta. Y aquí tenéis el horario para el desayuno, y el resto de comidas en el caso de os apetezca probar su cocina. Os la recomiendo. Vuestra habitación está en el segundo piso. Una doble con dos camas y demás. ¿Alguna cuestión?
—Creo que está todo claro con respecto a nuestro alojamiento. ¿No sabrás cuándo ni cómo hay que llegar al castillo? Me refiero a…
—Todos esos detalles tenéis que hablarlos con mi hermana Ilona o mi padre.
Las dos chicas fruncieron el ceño al mismo tiempo al escucharlo, y dirigieron su atención hacia él.
—¿Con tu padre? ¿O con tu hermana? ¿Te refieres a la novia? —preguntó Karen al recordar que ese era el nombre de esta—. Entonces…
Andrew sonrió al ver el gesto de desconcierto en las dos mujeres. La tal Karen se había quedado contemplándolo con los ojos entrecerrados y mordisqueándose el labio en un gesto bastante sensual para su gusto.
—Sí. Soy el hermano de la novia. Pero yo desconozco los detalles de por qué estáis aquí. Yo solo me he limitado a ir a recogeros al aeropuerto y dejaros en el hotel. Mi cometido por hoy ha concluido —les dejó claro con una sonrisa afable.
—En ese caso, esperaremos a que tu padre nos llame, o bien tu hermana, para conocer más detalles de la ceremonia.
—Sí. No obstante, si necesitáis algo que pueda gestionar en este momento… Os lo digo porque yo me desentenderé de todo esto por ahora. He de regresar a mi trabajo. —Se quedó contemplando a las dos mujeres a la espera de que le pudieran solicitar algo. Era mejor alejarse de allí lo antes posible y recomponerse de la grata e inesperada impresión que le había causado la tal Karen.
—¿Cómo te localizamos? Sí precisamos algo… —se aventuró a preguntar Denise al ver que su amiga se había quedado callada. Tal vez le había sorprendido descubrir que él era el hermano de la novia. O bien que él no parecía muy por la labor de darles información al respecto de la boda. O que tenía muchas ganas de desentenderse de ellas. Claro que era lógico si él no era parte importante.
—Ah, sí. ¿Tienes un bolígrafo? No, espera… —les dijo acercándose a recepción para pedir uno.
—Ten. Apúntalo aquí —le pidió Karen entregándole la hoja de información del propio hotel. Lo observó con atención mientras garabateaba su número de móvil y se lo entregaba.
—Podéis llamarme si os surge algún contratiempo.
Las dos mujeres bajaron la atención hacia el folio mientras él devolvía el bolígrafo a la recepcionista.
—Espero que no tengamos que estar haciéndolo a todas horas —ironizó Karen con una sonrisa.
—Si tenéis que hacerlo, adelante. Mi padre quiere que sea vuestro anfitrión los días que estéis aquí —les dijo recordando la petición de este y pese a que en principio no le hacía ni pizca de gracia estar pendiente de las dos francesas. Su perspectiva parecía ir cambiando una vez que las habías conocido. Eso sí, más le valía cambiar el chip con respecto a Karen.
—Vaya. De acuerdo. Tomamos nota de todo.
—Pero no en temas de la boda —precisó Denise con la mirada entornada hacia él.
—No, los preparativos los llevan los novios. Y la cuestión de las fotos, mi padre.
—Entonces, tú…
—Os puedo recomendar sitios que visitar en Inverness. Lugares para comer, tomaros algo, cualquier cosa que se os pueda ocurrir que necesitéis.
—Lo tendremos en cuenta —asintió Karen lanzando una mirada rápida a Denise buscando su aprobación. Esta asintió y miró a su amiga con interés.
—Genial. No os entretengo más tiempo porque doy por supuesto que queréis dejar las maletas y asearos un poco. Que disfrutéis de estos días en Inverness.
—Sí, claro. Gracias —asintió Denise al ver que Karen permanecía en silencio.
Esta lo siguió con la mirada hasta que desapareció detrás de las puertas del hotel. Pero, con todo y con eso, permaneció en el sitio durante unos segundos más como si estuviera esperando algo, o bien no supiera qué hacer. Se humedeció los labios y sonrió con una mueca irónica.
«Vaya con el hermano…».
—¿Puedo saber a qué viene esa sonrisa? ¿Por qué te quedas mirando hacia la puerta? —Había un toque de curiosidad y picardía en las preguntas de Denise.
—Un tipo curioso Andrew.
—Sí, bueno. No sé si es algo despreocupado por lo que pasa a su alrededor; o bien la boda de su hermana no le afecta. Es curioso que no se implique, ¿no?
—O es un tipo de pocas palabras. No sé. Tampoco creo que tengamos mucho tiempo libre si tenemos que desplazarnos al castillo para prepararlo todo. Claro que habrá que ver lo que quieren hacer. Por el momento será mejor subir a la habitación, voy necesitando una ducha después de tantas horas de viaje.
—Estoy de acuerdo. A lo mejor nos llama su padre para concretar los detalles de la boda. O su hermana.
—Esperemos.
—¿Te has fijado en el hotel? Creo recordar que es de los mejores en los que nos hemos alojado —comentó Denise moviendo sus cejas con toda intención.
—Sin duda. Pero no me extraña por lo que me comentó Nora acerca de la familia de la novia. A ver, ¿una boda en un castillo? Piénsalo.
—¿Y que esté dispuesto a pagar tu tarifa por un reportaje fotográfico? Y todos nuestros gastos por venir aquí.
Ambas se miraron con una sonrisa bastante concluyente mientras esperaban el ascensor.
—¿Y de nuestro particular anfitrión qué me cuentas? —Denise miró de reojo a Karen mientras esperaba a que se abrieran las puertas del ascensor para entrar.
—¿A qué viene esa pregunta? Ya te he comentado que me ha parecido algo desinteresado en la boda de su hermana. Como si le diera igual, y la verdad, a mí me haría mucha ilusión.
—No lo sé. Pero yo me refería a qué te parece él desde el plano físico. Como hombre. No tiene nada que ver con la imagen que habíamos pensando en el avión, ¿eh?
Karen lanzó una mirada pícara a su compañera camino de la habitación.
—Ya