Los civilizionarios. Víctor M. Toledo

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Los civilizionarios - Víctor M. Toledo страница 3

Автор:
Серия:
Издательство:
Los civilizionarios - Víctor M. Toledo

Скачать книгу

puñado de corporaciones y bancos que hoy impulsan proyectos de muerte y destrucción por todos los rincones del planeta; acciones de depredación y parasitismo que la mayoría de los Estados facilitan y alientan. Este libro intenta contribuir con esa búsqueda liberadora utilizando como marco de referencia el nuevo campo de la ecología política, y a los civilizionarios como los nuevos agentes del cambio.

      Como ha ocurrido con obras anteriores del autor, este libro proviene en su mayor parte de los ensayos publicados en el periódico mexicano La Jornada entre 2013 y 2018. Sólo algunas porciones proceden de otras fuentes o son textos especialmente preparados para complementar la idea general de la obra. Esta vez el ensamblado es notablemente coherente, como si cada parte se hubiera acomodado mágicamente a la totalidad. Toda la obra está dirigida a develar lo que en otros tiempos se calificaría como una “teoría de la liberación” o un “proyecto revolucionario” y que hoy apenas logra adquirir la categoría de una reflexión para la emancipación social y ambiental de un mundo que se dirige al caos, cada día con mayor rapidez. Esta pretensión se encuentra alimentada por la visión personal del autor de que vivimos en una realidad que grita desesperadamente a los oídos sordos de los intelectuales de vanguardia, empecinados en probar los supuestos teóricos heredados de una añeja tradición en vez de intentar comprender la compleja realidad que nos contiene. Mientras los pensadores de la liberación sigan atados a los anteojos heredados, seguirán equivocándose en sus interpretaciones de la realidad, y todavía más, en las fórmulas que proclaman para emanciparla. Por esta sola razón, esta obra se inscribe en la corriente, no declarada, de otros autores iconoclastas como Orlando Fals-Borda, Enrique Dussel, Boaventura de Sousa Santos, Raúl Zibechi, André Gorz, Gustavo Esteva y Arturo Escobar, para mencionar sólo a los más consultados.

      Este libro es pues una síntesis actualizada del pensamiento del autor, que va confirmando o desechando muchas tesis y que se mueve libre y con flexibilidad, de ida y de vuelta, entre la evidencia empírica de fenómenos que pasan desapercibidos y toda la nueva teoría que desencadena. Pero también es un nuevo compendio que demuele ideas, dogmas e instituciones, bajo un supuesto o lema central: el que ante una crisis de civilización es necesaria una transformación civilizatoria. Y esta transformación requiere de reinventarlo todo, o casi todo, incluyendo los marcos teóricos, los métodos y enfoques, pues “no se pueden ofrecer soluciones a los problemas con el mismo tipo de pensamiento con los que fueron creados” (Albert Einstein).

      El libro está formado por seis bloques, que en la obra aparecen como seis capítulos, cada uno de los cuales contribuye a ofrecer una visión de la situación contemporánea, la crisis social y ambiental, y de toda una gama de opciones que desde la perspectiva del autor conforman los pilares de una transformación radical que es invisible y silenciosa, y que ya ha comenzado. Tras ofrecer elementos para contextualizar los tiempos actuales (capítulo 1), se ofrece al lector una explicación sucinta del nuevo campo de conocimiento de la ecología política y de su principal derivación teórica: la del cambio civilizatorio. Aquí debe aclararse que el término capitaloceno, recientemente formulado por Jason W. Moore (2017) y otros autores (véase también los ensayos reunidos por la revista Ecología Política), procede de la crítica al concepto de antropoceno, que en la última década adquirió una gran notoriedad en la discusión científica sobre la crisis del planeta. En su versión original, la idea de antropoceno se refiere a la aparición de una nueva era geológica (la civilización moderna e industrial) en la que la acción humana se ha constituido en una nueva fuerza capaz de alterar los procesos globales o planetarios (Crutzen y Stoermer, 2000).

      Los capítulos 3 a 5 exploran por igual tres ámbitos claves para la liberación: las luchas por los territorios, el reconocimiento de las comunalidades y la construcción del poder social o ciudadano. El capítulo 6 es una sección de conclusiones en torno a lo que es una “política por la vida”. Como ya es habitual, el autor está infinitamente agradecido con los soportes que han hecho posible esta nueva publicación: mi institución (UNAM), mi medio de difusión periodística (La Jornada), mis colegas y colaboradores, mi familia y la casa editorial, esta vez representada por Juan Pablos Editor.

      1. El capitaloceno es el contexto

      EL MUNDO EN UNA TABLITA

      Pasaron ya casi dos décadas desde que el ojo profético del sociólogo alemán Ulrich Beck llamara la atención acerca del deslizamiento del mundo, cada vez menos sutil, hacia lo que él definió como la sociedad de riesgo global. “Todos estarán de acuerdo —afirmó— en que en las décadas venideras nos enfrentaremos a profundas contradicciones y paradojas desconcertantes y en que experimentaremos esperanzas envueltas en desesperación” (Beck, 2002). El concepto de riesgo combina lo que en otros tiempos era mutuamente excluyente: el análisis integrado de la sociedad y la naturaleza, la conjunción de las ciencias naturales con las ciencias sociales, el discurso previsor con las amenazas concretas. La sociedad del riesgo global abre el discurso público y la ciencia social a los retos derivados de la crisis ecológica, que, como sabemos ahora, son globales, locales y personales al mismo tiempo.

      Evocando a Beck, cada año el World Economic Forum publica el Informe Global de Riesgos (Global Risks Report), que aparece antes de la reunión de las mayores potencias en Davos, Suiza. El informe de 2016, que ya ha sido publicado, aparece con la novedad de que por vez primera el cambio climático encabeza la lista. El informe, que recoge las opiniones de unos 750 expertos, dirigentes y académicos, es un reporte sombrío que registra por igual la crisis climática, la gigantesca migración de refugiados, el ascenso del Estado Islámico, el desempleo, la ciberpiratería, la fragilidad de la economía, el terremoto petrolero y la desaceleración de China y de otros países emergentes. El informe registra un incremento en todos los 29 indicadores que, agrupados en cinco categorías (ambientales, económicas, sociales, tecnológicas y geopolíticas), analizan cada año, y en sus interacciones. Curiosamente, en paralelo al informe también ha sido exhibida una nueva película nominada al Óscar sobre el crack de 2008 (La gran apuesta, de Adam McKay), que intenta explicarnos el derrumbe de Wall Street y su efecto dominó sobre bancos y otras instituciones financieras del mundo. Esta película, que fue antecedida por otras tan notables como El lobo de Wall Street, donde se unieron los talentos (y el capital) de Leonardo DiCaprio y Martin Scorsese, deja ver en su última escena la aparición en 2015 de indicadores similares a los de la pasada catástrofe financiera. A lo anterior deben sumarse las respectivas crisis económicas de países tan diferentes como China, Grecia o España, y los descomunales endeudamientos de los gobiernos, encabezados por el de Estados Unidos. Este último país representa, hoy por hoy, el ejemplo supremo de una economía sostenida con alfileres. La razón: Estados Unidos enfrenta una deuda de 60 mil billones de dólares, que representa 330% del PIB, es decir, ¡poco más de tres veces su producto económico anual! Casi la mitad de esta gigantesca deuda la concentran el gobierno federal y las familias estadounidenses, que deben pagar dividendos a toda una gama de organismos financieros nacionales y extranjeros, principalmente chinos (véase la serie de artículos de Rojas Nieto en La Jornada, septiembre de 2015). Por todo ello, se inicia el año con un evidente nerviosismo en las elites y cúpulas que dirigen el mundo. De lo que no se habla (o se hace muy poco y tangencialmente) es de las causas de este panorama preocupante y de las fuerzas que lo determinan o lo impulsan, y que a la vez representan la única manera de detenerlo y remontarlo. La razón es que las miradas preocupadas de las minorías se detienen a escudriñar los efectos o impactos, pero no se sumergen en las causas profundas o últimas. El mundo está en una tablita no por arte de magia, sino porque los mecanismos de explotación alcanzan cada año nuevos récords. Los indicadores de desigualdad social y de concentración, acumulación y centralización de riqueza aumentan a la par de los fenómenos de depredación ecológica y de deterioro ambiental. Las máximas ganancias reportadas en 2015 por agencias como Bloomberg o Forbes oscilan entre cinco mil millones

Скачать книгу