Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales.. Juan de Dios Orozco López

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Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales. - Juan de Dios Orozco López

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nacional es recibida por el público en pie y en silencio desde el momento en que suenen los acordes del himno nacional.

      3 Si la bandera nacional, en su movimiento, pasase por delante de los espectadores, sea cual fuere su condición, se inclinará la cabeza tres metros antes de su paso por el frente y se mantendrá inclinada hasta tres metros después de que la bandera hubiese sobrepasado el frente del espectador.

      4 Si la bandera nacional permaneciese inmóvil y los espectadores tuvieren que pasar delante de la misma, pararán a su altura, le darán frente y la saludarán con una inclinación de cabeza. Finalizado el gesto, continuarán su camino.

      5 La bandera es despedida de la misma forma en que es recibida, es decir, en pie y en silencio.

      Finalmente, merece la pena señalar que hay naciones que tienen regulados absolutamente todos los aspectos relacionados con el uso de la bandera y sus himnos nacionales y que contemplan gran variedad de la casuística que rodea el uso de la simbología nacional.

      Entre las naciones que han desarrollado normas completas para el uso de las banderas nacionales es obligado destacar a los EE. UU., que llegan a regular desde el modo en que se ha de plegar la bandera hasta el lugar donde se colocan las miniaturas que la representan en la indumentaria de hombres y mujeres. Así, sus normas establecen, por ejemplo, que las insignias que representen a la bandera pueden llevarse en la solapa, al ser consideradas réplicas, “cerca del corazón40”. Además, se prohíbe expresamente poner sobre la bandera marcas, insignias, letras, palabras, números, figuras o dibujos. El ceremonial para su plegado y custodia, así como los lugares donde se puede colocar e incluso la forma de destruirla, quedan reflejados en “The United States Flag Code”, contenido en Capítulo 1 del Título 4 de su Código Civil, y que es muy recomendable leer por lo explícito y detallado de su redacción.

      5.11. El protocolo oficial y su aplicación en la empresa

      Hay un aspecto del protocolo de empresa que es obligado destacar y que tuve el honor de defender en el Foro Profesional para el estudio del R. D. 2099/83, de 4 de agosto, que regula las precedencias en España. La Federación Española de Municipios y Provincias de España nos convocó a ese encuentro a profesionales del protocolo oficial y empresarial con la finalidad de intentar enriquecer la normativa existente o promover otra nueva. Yo defendí el derecho que tiene la empresa a ordenar a sus cargos y a sus invitados –sean cargos públicos o no– como a su derecho convenga y sin tener en cuenta la norma oficial. Basé mis argumentos en la propia norma oficial española, que establece las precedencias solo para actos oficiales, no para los actos de empresa o sociales.

      En España, el Real Decreto 2099/83 de precedencias –en vigor en el momento de la publicación de este libro– especifica en su art. 1º: “El presente Ordenamiento general establece el régimen de precedencias de los cargos y entes públicos en los actos oficiales”. No da lugar, entonces, a que una empresa tenga la obligación legal de ordenar a sus invitados conforme establece una norma de cuyo ámbito de aplicación la empresa está, desde el principio y por indicación de la propia norma, excluida.

      Aun cuando no cabe la menor duda de que en España la norma oficial de precedencias no es de aplicación en la empresa, la mayoría de las empresas la asumen y lo más usual es que se respete la precedencia entre cargos públicos cuando asisten a actos no oficiales.

      Lo mismo ocurre en Argentina, en cuyo Decreto 2072/1993 se establece que el ámbito de aplicación de la lista de precedencias lo es en “[…] todos los actos, recepciones y ceremonias de carácter público y oficial“, quedando excluidos, por lo tanto, los actos de carácter empresarial o los sociales.

      Caso diferente es, por ejemplo, el orden de precedencias que se establece en los Estados Unidos de Norteamérica41, en cuya norma se dispone que el orden de los cargos lo es también para los actos sociales.

      Desde mi punto de vista, dando por sentado que la precedencia solo debería indicar preferencia en el lugar, son dos las ventajas destacables de la lista de precedencias de los EE. UU.:

      1 La elaboración de la lista de precedencias es competencia del Presidente de los EE. UU. Por lo tanto, en cada legislatura puede ser modificada y, en su caso, mejorada y enriquecida tantas veces como sea necesario. El Presidente siempre tiene en su mano la posibilidad de adelantar o retrasar en el ordenamiento a los responsables políticos e incluso a los de determinadas instituciones no oficiales.A priori, esta posibilidad de cambiar precedencias según preferencias del Jefe del Estado parecería difícil de digerir desde el punto de vista democrático pero la legitimidad la dan las urnas y al cargo de Presidente de los EE. UU. se llega, precisamente, por medio de ellas.

      2 Su aplicación es universal. Es decir, allá donde se encuentren dos o más componentes de la lista de precedencias, deben ser ordenados conforme a lo especificado en la misma. En EE. UU., las precedencias afectan a los miembros civiles del gobierno, a los militares y a algunas figuras que nada tienen que ver con las estructuras de poder ejecutivo. La norma de precedencias se aplica tanto en actos oficiales y empresariales como en los sociales y, además, no solo tienen validez interna, sino que se ponen en práctica fuera de la nación, también.

      5.12. Protocolo empresarial

      Caso diferente del protocolo oficial es el del protocolo empresarial. Mientras que aquel tiene por finalidad la de escenificar y trasladar la imagen institucional pública a la sociedad, el protocolo empresarial está asociado al principal objetivo empresarial: ganar dinero. Es por ello que toda acción pública debe estar supeditada a la consecución de este fin y, con las limitaciones de la ética profesional y lo establecido por la legislación vigente, la flexibilidad de procedimientos y modos de actuación debe marcar el rumbo de la puesta en escena de cualquier acto empresarial y la actuación de sus profesionales.

      Tan flexible es el protocolo empresarial que la mayoría de las grandes empresas no han llegado a determinar o establecer precedencias empresariales y procedimientos, de forma explícita, para la organización de sus actos. Es sencillo entender este modo de proceder porque lo que hoy es muy importante para la empresa, mañana deja de serlo. Frente a la rigidez del protocolo oficial, el empresarial es absolutamente flexible.

      La movilidad y el refresco constante de personas y estructuras orgánicas, entre otros factores, hacen que el establecimiento de precedencias sea objeto difícil de alcanzar, con independencia del escaso rendimiento económico y lo absurdo que resulta, a veces, establecer precedencias empresariales.

      No obstante, algunas corporaciones han observado la necesidad de unificar criterios en materia de organización de actos de forma que la acción comunicativa siga una misma dirección y sentido de actuación. Se tiende ahora al establecimiento de procedimientos válidos para todos los departamentos de manera que cualquier acción mediática que se produzca lleve, hasta el posible cliente, los mensajes clave que a la empresa importan, con independencia del área de la misma que los organice.

      Lo realmente importante para una empresa es proyectar su imagen adecuadamente para comunicar las bondades de sus productos y ampliar sus mercados.

      Por otro lado, parece que el conocimiento de las normas sociales y su protocolo de actuación son necesarios para satisfacer las necesidades de clientes y negociar con éxito con personas de otras culturas. Al razonamiento anterior se añade la internacionalización empresarial y los procesos de globalización, que han hecho que la mayoría de las medianas y grandes empresas incluyan en sus programas formativos materias como la organización de actos empresariales y el estudio de las conductas de éxito en relación con otras culturas que ayuden al éxito de los negocios.

      Cabe destacar que las grandes empresas actúan,

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