Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales.. Juan de Dios Orozco López

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales. - Juan de Dios Orozco López страница 9

Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales. - Juan de Dios Orozco López

Скачать книгу

flexible y creativo en la arquitectura de interiores, en la redacción de un discurso o en la elección y distribución de flores. Pero eso no es hacer protocolo oficial. Protocolo oficial es igual a determinación del “quién va antes de quién” o “quién va detrás de quién” a lo que se pueden sumar unos mínimos detalles contextuales que elaboren, orienten o refuercen un siempre predeterminado mensaje. La creatividad en protocolo oficial disminuye proporcionalmente con el grado de amplitud normativa que exista. A mayor detalle en la norma, mayor rigidez.

      Poco se puede añadir con la imaginación de un responsable de protocolo a un acto oficial que no distorsione la verdadera misión del protocolo oficial: disponer las personas en el poder político tal y como la voluntad popular ha determinado y distribuir los símbolos conforme estipula la ley.

      No puedo imaginar a ningún responsable de protocolo oficial que, en busca de la creatividad, coloque a un director general antes que a su ministro. Las precedencias son las que son y no admiten discusión o interpretación. Pero aun admitiendo que el protocolo oficial es rígido, en numerosas ocasiones se hace verdadera ingeniería para que, bordeando el límite de lo establecido por las precedencias oficiales, los que son más importantes en el momento ocupen los puestos más vistosos.

      Por lo que respecta al protocolo de empresa, sí se puede ser absolutamente creativo, por la flexibilidad de todo orden que permite la organización de actos en este ámbito. Solo habría que decir que hoy preside el acto el director de marketing y mañana lo hará el subdirector de I+D, simplemente porque conviene así a los intereses empresariales.

      A los empresarios no les interesa absolutamente nada lo que diga la norma oficial. Ellos entienden que el protocolo empresarial es la suma de “saber ser y estar”, técnicas de marketing y astucia en comunicación. Solo hablan de protocolo si ello es rentable en términos económicos, refuerza su imagen ante su público, posiciona su marca o aumenta sus posibilidades para hacer mejores negocios. Su pregunta recurrente es “¿Me sirve?”. Si la respuesta es “no”, ya se puede imaginar dónde irá a parar el protocolo.

      Por la razón anterior es por la que muchos consultores se equivocan cuando pretenden hablar a un grupo de empresarios de ordenación de banderas y establecimiento de precedencias. Para la empresa, nada de esto es rentable. El protocolo, así explicado, para un empresario, no tiene ningún valor.

      En lo que se refiere al protocolo social, cabe destacar que los modos de proceder públicos son fácilmente imitables, al menos en sus aspectos más visibles. Tener éxito en ambientes sociales exigentes o en culturas diferentes a la propia exige –además de un profundo conocimiento de usos y costumbres– respeto y adaptación a nuevas circunstancias y a diferentes formas de actuación pública. Aculturación y adaptación al cambio y a nuevas perspectivas culturales van de la mano.

      Como conclusión, deberemos destacar que, por encima de espacios de aplicación y personas a las que puedan afectar, el protocolo es norma de obligado cumplimiento o de libre asunción pero, al fin y al cabo, norma.

      5.2. Protocolo oficial

      Cuando nos referimos al protocolo oficial, lo hacemos respecto a las normas escritas de obligado cumplimiento que regulan, entre otras cosas:

       Las precedencias u orden de prevalencia de los cargos públicos en los actos oficiales.

       Los himnos nacionales.

       El uso oficial de tratamientos de honor y cortesía.

       La concesión y uso de condecoraciones oficiales.

       El uso de la bandera.

       Los honores militares que corresponden a las autoridades.

      Además de los anteriores, deben incluirse en la normativa que rige el protocolo oficial cuantas disposiciones legales afecten a la organización de actos, sus participantes, la seguridad de las personas e instalaciones o el uso de toda simbología oficial.

      Cabría destacar aquí que la infracción de la norma jurídica puede ser constitutiva de sanción o pena en la que pueden incurrir quienes dirigen o son responsables de los actos oficiales y no cumplen con lo determinado por la ley. Por ello es imprescindible, para quienes se dedican al protocolo, el conocimiento de las normas jurídicas. La omisión o el desconocimiento no eximen de culpa. Lo anterior es extensible para los que tienen responsabilidad en la empresa.

      Con independencia del dominio del conocimiento y la forma de aplicación de las leyes, siendo el protocolo oficial la “expresión plástica del poder”, es absolutamente necesario que el responsable de protocolo de una institución oficial sepa distribuir a las personas y los elementos simbólicos con una maestría y pericia que deben ir más allá del plano estético para generar mensajes conforme a la idea de que quien es más importante, en proporción al deseo popular expresado en las urnas, ocupe siempre los puestos más destacados y obtenga más visibilidad.

      Aunque más adelante se expondrán cuáles son las técnicas que permiten generar mensajes, que pueden ser explícitos o implícitos, parece oportuno mencionar ahora algunos elementos que permiten al observador conocer la importancia relativa de las personas que participan en un acto oficial.

      Los factores que determinan en protocolo la mayor o menor significación de las personas son:

      1 Distancia al anfitrión y a los símbolos. A menor distancia, mayor importancia.

      2 Altura respecto del anfitrión. A mayor igualdad de nivel, más importancia.

      3 Color del lugar donde se realiza la actividad. El color del lugar más distinguido es diferente al que ocupan la mayoría de invitados. Por ejemplo, los invitados más destacados que asisten al lugar de una celebración suelen acceder al mismo por una alfombra roja.

      4 Número de personas que ocupan un mismo espacio. A menor número de personas, mayor importancia de las personas.

      5.3. Las precedencias

      Las precedencias, en protocolo oficial, vienen a determinar “quién va delante de quién” entre las autoridades que concurren a un acto público.

      Es evidente que un ministro debe preceder a un director general y que, incluso, determinados ministros precederán a otros por su importancia relativa. Esa “importancia” viene especificada en los reglamentos de precedencias o queda establecida explícita o implícitamente por la persona que tiene capacidad legal para establecer el orden de las personas dentro de un organismo oficial. En relación con este caso, podemos afirmar que, en términos generales, es el ministro el que, dentro de su ministerio, establece las precedencias de sus directores generales, de la misma forma que un alcalde determina lo propio entre sus concejales.

      Para

Скачать книгу