Cómo prevenir y tratar las lesiones deportivas (Color). Jordan D. Metzl
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Lo que por aquel entonces no sabía es que existe toda una serie de ejercicios preventivos que podría haber practicado. Más adelante, cuando como médico y deportista empecé a practicar ejercicios pliométricos y entrenamiento de la fuerza, me di cuenta de que mi rodilla estaba mejor cuando fortalecía la musculatura. Cuando mis caderas, glúteos y piernas están fuertes, la rodilla me duele menos.
Es sorprendente: puedo controlar casi todo el dolor con mi fuerza.
Esto es crucial, porque a) la fuerza puede prevenir una lesión como ésta, y b) si tienes una lesión articular como una rotura del LCA –esté reparada o no–, hay un sesenta por ciento de posibilidades de sufrir osteoartritis en la madurez (yo mismo tengo un poco). Sin embargo, la fuerza y la condición física actúan de modo que puedo mitigar los síntomas de la lesión. ¿Cómo? Los músculos sostienen y estabilizan la articulación. Piensa en ello la próxima vez que quieras saltarte un entrenamiento o escatimes la rehabilitación de alguna parte del cuerpo que te esté doliendo.
Desde luego, ahora mi rodilla está mejor, y entreno a diario para carreras de fondo y pruebas de atletismo. Pero nunca olvido lo terrible que fue aquella lesión, no sólo para mi rodilla, sino también para mi mente.
Esa experiencia me ha ayudado a cuidar de personas con lesiones. La alegría que confiere la movilidad es la razón para hacer lo que hago. Entiendo el problema, no sólo físico sino también emocional, que implica lesionarse. Cuando llevas una vida activa y se te arrebata esa posibilidad, resulta traumático. Ésa es una de las razones principales por las que me hice médico y escribo este libro. Si tienes dolor y no sabes por qué, o incluso si sabes exactamente por qué, mi objetivo es ayudarte a descubrir qué hacer al respecto. Quiero que vuelvas a moverte lo antes posible.
¿CIRUGÍA O NO CIRUGÍA?
En el ámbito de la cirugía para deportistas hay una extensa área gris. Este libro te indicará dónde están esas áreas grises –las roturas de menisco, por ejemplo–, y te dirá qué preguntas hacer al médico. La exposición de cada lesión se divide en diversas secciones: «Cuándo acudir al médico» y «¿Necesitas cirugía?». Allí descubrirás el modo en que los médicos suelen tratar las lesiones y qué te convierte en un candidato para la cirugía.
A veces la cirugía es necesaria y sus resultados son magníficos. Pero también es útil saber cuándo existen opciones conservadoras eficaces.
¿Por qué nos lesionamos?
Soy un fiel creyente en la necesidad de hacer ejercicio a diario y animo a todo el mundo a hacerlo. Sal de casa, suda la camiseta y pásalo bien. Por supuesto, ejercitar el cuerpo implica que puede lesionarse. Muchas cosas provocan lesiones y son muchas las partes del cuerpo que pueden doler. He aquí tres causas primarias de las lesiones.
• TENSIÓN CONTINUA. No, no me refiero al estrés del trabajo que te hace decir: «¡Diablos, el jefe está loco!». Me refiero a someter a un esfuerzo continuo una parte del cuerpo –músculo, ligamento, articulación, etc.– que no está preparada para ello o que no podrá aguantar. Eso es muy habitual en quienes fueron deportistas en sus tiempos de estudiante o en personas hechas al sofá que llevan años sin hacer ejercicio y quieren ir muy rápido y demasiado pronto. También se lesionan los deportistas en buena condición física que hacen el movimiento equivocado en el momento menos conveniente. Si me lesioné la rodilla fue porque le impuse un esfuerzo para el que no estaba preparada. Este tipo de lesiones pueden ser graves e incluso horribles. Y piensas: «Vaya, me he hecho daño de verdad», aunque te aseguro que se emplea un lenguaje mucho más fuerte.
¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?
Distensión y esguince
Distensión: Lesión de un músculo o tendón. Dependiendo de la gravedad, toda distensión implica un sencillo sobreestiramiento del tejido o un desgarro (parcial o completo). Su gravedad se clasifica de 1 a 3.
Esguince: Lesión de un ligamento. Esto también puede comprender un sobreestiramiento o un desgarro.
Dicha tensión física puede derivar en tensión o estrés emocional por la desolación que supone ser consciente de que te han quitado el juguete de las manos. Se produce entonces una lesión deportiva psicológica cuyo efecto no debe infravalorarse.
• DESEQUILIBRIOS. Dicho llanamente, el cuerpo no ha sido entrenado correctamente para la actividad que desarrollas. Le sucede a alguien que en los últimos cinco años no ha corrido más que medios maratones y de repente decide que marcarse un esprín de 100 metros es una buena idea. Bueno, las carreras de fondo entrenan los isquiotibiales de forma completamente opuesta a la que se requiere para un esprín. ¿Adivinas quién vuelve a casa cojeando? El consejo más importante para entrenar es que ejercites todo el cuerpo. Cambia de actividad y ejercita todos los grupos musculares, incluso si sólo practicas un deporte. Además de ser médico, ahora doy clases de fuerza pliométrica, que consisten en la movilidad funcional del cuerpo. Soy un devoto defensor de este método: entrena el cuerpo para desarrollar movimientos del mundo real. Cuando estaba rehabilitando la rodilla, me sentaba en el gimnasio y practicaba extensiones con las piernas y flexiones de isquiotibiales; es decir, movimientos aislados sin base en la realidad. Ahora nunca empleo máquinas. Practico ejercicios de equilibrio, ejercicios con una sola pierna y ejercicios pliométricos como tijeras y sentadillas con salto; es decir, movimientos del mundo real que ejercitan muchos músculos al mismo tiempo y mantienen el cuerpo equilibrado. Lo más fácil es que uno se dedique a entrenar sólo para su deporte. Y, sí, evidentemente, entrenar para tu deporte es vital, pero si olvidas partes del cuerpo y creas un desequilibrio en él, estás clamando al cielo sentir dolor.
Las diez grandes directrices del deportista
1 Una lesión no significa tomarse vacaciones del ejercicio. Ejercita las partes del cuerpo que no agraven la lesión y conserva así una buena condición física.
2 Es posible controlar el dolor por medio de la fuerza. Unos músculos poderosos sostienen y estabilizan las articulaciones vulnerables.
3 Si tienes una articulación inflamada, acude al médico.
4 Unas nalgas fuertes son clave para una vida feliz. Unos glúteos sanos conllevan una buena salud de las caderas, espalda e isquiotibiales.
5 Concierta dos sesiones de masaje al mes para disfrutar de una musculatura más sana.
6 Dormir es la actividad más importante del día.
7 Haz ejercicio todos los días. El ejercicio es medicina. Te mantendrá sano y feliz.
8 Aunque sólo practiques un deporte, entrena todo el cuerpo para los movimientos de la vida real. Los ejercicios que ejercitan un músculo aisladamente no tienen base en la realidad.
9 Los ejercicios con una sola pierna –sentadillas, saltos a la pata coja, tijeras–desarrollan una fuerza increíble y mejoran la estabilidad de tobillos, rodillas y caderas.
10 ¡Y nunca olvides… divertirte!
LA IMPORTANCIA DEL MASAJE
Creo firmemente en las sesiones de masaje dos veces al mes o incluso con más frecuencia cuando se entrena duro. Esto es aplicable a todo tipo de deportistas. Un buen masaje es un medio más de mantener los músculos flexibles y menos propensos a las lesiones.