Políticas culturales: acumulación, desarrollo y crítica cultural. John Kraniauskas
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Políticas culturales: acumulación, desarrollo y crítica cultural - John Kraniauskas страница 2
En el segundo capítulo, “La ‘hibridez’ en un marco transnacional: perspectivas latinoamericanistas y poscoloniales en los estudios culturales” esbozo otra historia conceptual dentro de los estudios culturales, esta vez centrada en tradiciones latinoamericanistas y poscoloniales, en específico en la obra de Néstor García Canclini, por un lado, y en la de Homi Bhabha, por otro. Aunque estos dos autores analizan y describen procesos de hibridación, representan perspectivas muy diferentes: el primero, una aproximación antropológica y social a la historia cultural latinoamericana, y el segundo, una aproximación psicoanalítica y deconstructiva al presente poscolonial de la modernidad europea, de su “autoridad” imperial. La idea de la hibridez pasa por las instituciones y las relaciones sociales en la obra de García Canclini, y por el discurso social y el inconsciente en la de Bhabha. Más allá de estas diferencias, para ambos la historia colonial y sus efectos en el presente son fundamentales: para García Canclini “truncan” y pluralizan el tiempo —el ahora “heterogéneo”— de la modernidad latinoamericana; para Bhabha “asechan” y dividen —de modo fantasmagórico— el tiempo subjetivo poscolonial. El presente se representa, por lo tanto, como disyuntiva en Bhabha, en el cual el discurso dominante es interrumpido por su inconsciente colonial, y se manifiesta como algo parecido a una coyuntura política posalthusseriana en García Canclini, en la cual las élites “se hacen cargo de” la heterogeneidad temporal de América Latina. Sobre este aspecto, en el tercer capítulo sobre “El ‘trabajo’ de la transculturación” que caracteriza a la acumulación de espíritus indígenas (reducir y convertir) en América Latina, específicamente al trabajo de la traducción colonial en las reducciones jesuitas, sugiero (en el sentido de “hacerse cargo”, señalado por García Canclini) que el proceso de transculturación puede describirse, según el caso, como una dialéctica de disyunción y conjunción. En el caso paraguayo, una momentánea alianza transcultural hispano-guaraní, esto es, la conjunción unificadora, se apoya, paradójicamente, en una especie de disyunción que se produce —aunque oculta por el deseo de equivalencia— por la traducción colonial del significante guaraní “Tupá” al “Dios” español y cristiano en la cual, si por un lado (el colonial), Tupá es Dios, por el otro (el guaraní), Dios es también Tupá.
En los capítulos cuatro, seis y siete (el epílogo) presento interpretaciones críticas de dos importantes pensadores de la izquierda posmarxista: a Antonio Negri, en el capítulo “Imperio, o multitud”, a través de una lectura de Empire (2000), el famoso libro que escribió con Michael Hardt; y al recientemente fallecido Ernesto Laclau en “El (pos)marxismo político: notas sobre Ernesto Laclau” y “Epílogo. Desarrollos anómalos, retóricas populistas: Ernesto Laclau (1935-2014)”. En la obra de Negri y Hardt priman los conceptos de imperio —una reconceptualización poscolonial y postercermundista del imperialismo que describe el dominio global del capital posindustrial— y multitud —una reconceptualización del “proletariado”, de sus nuevas formas de trabajo y de su recomposición de clase—. El libro de Negri y Hardt, sin embargo, no se limita a ser socioeconómico y cultural, constituye además una filosofía de la historia neopositivista y antidialéctica: por un lado, invierte la lógica social del desarrollo capitalista según la idea del “rechazo” de Mario Tronti en un tono nietzscheano que, por otro, rescata el trabajo creativo y común de los productores directos (que el capital y el Estado niegan, pero se lo apropian) como fundamento —o positividad— histórico.[6]
En la obra de Laclau, como es bien sabido, destacan los conceptos de populismo —en sus últimos textos, el populismo se generaliza y normaliza como la matriz moderna de lo político en cuanto tal (la teoría política de Laclau es formalista)— y hegemonía —el concepto gramsciano que Laclau reelabora, con su pareja Chantal Mouffe, pasándolo por el discurso y el inconsciente (al igual que Bhabha), de forma tal que produce una suerte de materialismo del sujeto político (colectivo) posestructuralista—. Como el de Negri, el pensamiento de Laclau es fundamentalmente antihegeliano, con una dinámica conceptual que deriva de su crítica del historicismo marxista. La experiencia de la historia del populismo latinoamericano —desde el peronismo hasta el chavismo— es fundamental para la comprensión de su trabajo. Desde tal perspectiva, a mi parecer, es posible considerarlo como uno de los más importantes pensadores latinoamericanistas de los últimos años.
El antihegelianismo que Laclau y Negri comparten con tantos otros pensadores contemporáneos es el punto de partida del quinto capítulo, “Diferencia y desarrollo: sobre la acumulación espiritual y la política de la libertad”, y quizá sea la reflexión teórica más importante del libro (una influencia también presente en Políticas literarias…). Ese capítulo constituye, hasta cierto punto, una cuasi defensa de Hegel. El ensayo empieza con una reflexión sobre el concepto de desarrollo de Hegel, fundamental a su historicismo teleológico, es decir, a su “desarrollismo” imperial, para después enfocarse en las formas en que dicha lógica histórica reaparece en Marx y en otros críticos marxistas, incluyendo en especial la obra de Louis Althusser —la cual descansa, como se sabe en demasía, en la crítica del hegelianismo “invertido” que informa a las tradiciones humanísticas del marxismo—. Sin embargo, desde una perspectiva más o menos subalternista, sugiero que la manera en que Althusser piensa la historia políticamente reproduce lo que critica en su propia alternativa “coyunturalista”. Empero, también sugiero que la política —incluso la radical o revolucionaria— tal vez necesita de tal momento desarrollista “coyuntural” si desea transformar el presente —según las pautas que provee un futuro diferente (u “otro”)— desde el presente: ¿cómo llegar de un momento histórico a otro, sin pensar según la lógica temporal del “desarrollo”? Crucial a esta problemática conceptual es, por un lado, tanto la figuración histórica y política de un sujeto colectivo de emancipación —¿cómo retratarlo socialmente?— como, con relación a tal sujeto —¿puede ser un sujeto?—, la también desarrollista idea de cierta acumulación espiritual o Bildung político; es decir, la dimensión formativa y cultural de la historia y la política. Finalmente, creo que el camino teórico de Laclau —cómo pensar los efectos políticos del desarrollo desigual— emerge de esta problemática, cuestión que lo lleva a un abandono gradual del marxismo. Mi apuesta es seguir el mismo camino, pero sin ese abandono.
Las primeras versiones de los capítulos de este volumen aparecieron como:
—“Globalization is ordinary: The transnationalisation of cultural studies”, Radical Philosophy núm. 90, julio-agosto, 1998, pp. 9-19.
—“Hybridity in a transnational frame: Latin Americanist and postcolonial perspectives on cultural studies”, Nepantla: Views from the South, vol. 1, núm. 1, 2000, pp. 111-137.
—“Translation and the work of transculturation”, Traces: A Multilingual Journal of Transnational Cultural Theory, núm. 1, 2000, pp. 95-108.
—“Empire, or multitude: Transnational Negri”, Radical Philosophy, núm. 103, septiembre-octubre, 2000, pp. 29-39.
—“Difference against development: Spiritual accumulation and the politics of freedom”, Boundary 2, vol. 32, núm. 2, verano, 2005, pp. 53-80.
—“El (pos)-marxismo político: notas sobre Ernesto Laclau”, El Ojo Mocho, núm. 21, invierno-primavera, 2008, pp. 45-51.
—“Rhetorics of populism: Ernesto Laclau, 1935-2014”, Radical Philosophy, núm. 186, julio-agosto, 2014, pp. 29-37.
Londres, julio de 2015.
1. La globalización es ordinaria: la transnacionalización de los estudios culturales[*]