El cuerpo en la danza. Núria Massó Ortigosa
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El cuerpo en la danza - Núria Massó Ortigosa страница 2
Hipertonía del músculo psoas
Fracturas por estrés. Espondilólisis
Cervicalgia por contractura del músculo trapecio
Torso plano
CAPÍTULO 5. LAS COMPENSACIONES ORTÉSICAS EN LA DANZA. MARTÍN RUEDA
CAPÍTULO 6. LA POSTURA EN LA DANZA. NÚRIA MASSÓ
CAPÍTULO 8. LA INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS DE LA DANZA. NÚRIA MASSÓ
CAPÍTULO 9. EL ACONDICIONAMIENTO FÍSICO DEL BAILARÍN. MIREIA PUJOL
La danza como ejercicio físico
Aspectos fisiológicos de la danza
Cualidades y capacidades fisicopsíquicas
El entrenamiento físico del bailarín
Acondicionamiento físico complementario
Objetivos y finalidades del acondicionamiento físico complementario
Preparación física del bailarín lesionado
Las lesiones más frecuentes del bailarín, por qué se producen y cómo hay que tratarlas
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer al profesor Antonio Viladot Pericé
Al Dr. Francesc Balagué y al Dr. Vilarrubias doy las gracias por ofrecerme su mente abierta y su apoyo para crear un equipo de asistencia, estudio y asesoramiento en medicina del arte.
A mis colegas médicos y fisioterapeutas que estuvieron a mi lado trabajando en un proyecto novedoso, extraño y chocante en aquellos momentos, como el de la medicina del arte.
A mis amigos bailarines compañeros de clase y de las buenas experiencias y sensaciones ligadas al arte de la danza por compartir conmigo esos momentos. También a todos los que, preguntándome y planteándome cuestiones, me han impulsado a estudiar las causas de sus problemas de salud.
A Júlia Molas y sus padres por su paciencia y comprensión, y su interés en colaborar en el proyecto de este libro.
A David Campos y los bailarines de su compañía por su disposición y ánimo de colaboración en la obtención de imágenes, así como a los bailarines Lorena Justribó, Jordi Alguacil y Carolina Torres.
Al centro Fisioart y a Área Pilates, en especial a Berta y Sara Sobrino, por cedernos su espacio y tiempo para la obtención de imágenes.
A Anna Maleras y su estudio por su generosidad a la hora de ofrecer medios y ayuda.
A Rafael Vargas por su valioso trabajo en el registro fotográfico.
A Gisela Ripoll por la ayuda en la preparación de imágenes.
A Juan León por su apoyo y sus valiosos consejos.
A mis padres, que me pusieron fácil el camino del estudio y la curiosidad.
A mi familia, que sabe envolverme en calor humano.
Núria Massó
PRÓLOGO
Muy a menudo, la vida curiosamente, nos sorprende con coincidencias en el tiempo, o quizá se encuentran las ideas vagando insomnes por el espacio hasta que alguien con cerebro inteligente las atrape y las haga suyas. Esto es justamente lo que debió suceder cuando, en el término escaso de dos meses, me pidieron colaborar en el prólogo de dos libros muy diferentes entre sí.
El primero, un libro de cuentos, en el que me confesé completamente profano, a pesar de aportar toda mi buena voluntad en el empeño, y éste, referente a un tema que me atañe más de cerca, aunque deseo y confío en que en lo sucesivo me toque sólo tangencialmente, y que la única lesión grave que he tenido sea un mal recuerdo en mi vida profesional y personal.
Fue en el año 1999. El Metropolitan Opera House repleto de invitados al ensayo general con público de “Snow Maiden”. Era el segundo acto del espectáculo; estaba completamente entregado al rol que interpretaba, aunque me sentía cansado, la temporada estaba en el ecuador y el agotamiento se hacía sentir física y mentalmente. Al realizar un jettée, caí con el pie doblado y se me partieron los ligamentos del tobillo; exactamente la denominación de la lesión es “rotura del ligamento lateral externo”. Era mi primera lesión, mi primera señal inequívoca de pertenecer a una profesión en la que nadie escapa a sentirse protagonista alguna vez de la marca de lo nefasto para un bailarín.
Fue tal el dolor que sentí que, en ese mismo instante, y a punto del desmayo, tomé conciencia de que se trataba de una lesión seria. Me operaron y reaparecí en el escenario de los Champs Elysèes de París en septiembre del mismo año, milagrosamente y sin secuelas en el pie que condicionaran mi trayectoria profesional.
Evidentemente, mi único contratiempo en 23 años de carrera profesional, puedo dar gracias infinitas al cielo, se debió a un infortunio. Pero no siempre es así. Muy frecuentemente el bailarín sufre lesiones que le sobrevienen por saltarse demasiado a menudo el tiempo de precalentamiento o por falta del descanso necesario.
Está claro que, si se cumpliese siempre este requisito indispensable, se podrían evitar muchas marcas indelebles, a veces irrecuperables. Pero lo más esencial, lo que debería ser el manual de cabecera de un bailarín, es tener a mano un libro, escrito y bien documentado