Entrenamiento total. Jürgen Weineck

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Entrenamiento total - Jürgen Weineck Entrenamiento Deportivo

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      Tabla 1. Componentes de la carga y su operatividad (cuantificación) (Steinhöfer, 1993, 45, modificado de Martin y cols., 1991, 93).

      Importante. La cuantificación de los componentes de carga para todas las formas principales de trabajo motor o para sus categorías subordinadas no puede ser unitaria, pues las categorías de la carga se establecen de manera completamente distinta dependiendo del método, del contenido o del medio de entrenamiento, o bien dependiendo de la forma principal de trabajo motor. No obstante, sería razonable el intento de unificación dentro de una categoría o de una capacidad física de trabajo motor.

      3 Principios del entrenamiento deportivo

      Por su gran importancia, describiremos a continuación con todo detalle los principios metodológicos de planificación, organización y configuración del entrenamiento deportivo.

      Fundamentos generales referidos a los principios del entrenamiento deportivo

      En el proceso del entrenamiento actúa un gran abanico de regularidades de todo tipo, como por ejemplo biológicas, pedagógicas o psicológicas. El conocimiento detallado de estas regularidades es fundamental para que la configuración del entrenamiento sea eficaz. Los principios del entrenamiento deportivo sirven para optimizar la capacidad de acción de deportistas y entrenadores. No obstante, y dadas sus múltiples interrelaciones, no conviene estudiarlos de forma aislada sino en su complejidad, y su aprendizaje y aplicación deben tener lugar dentro de un contexto global.

      Los principios se refieren a todos los ámbitos y tareas del entrenamiento; determinan el contenido, los métodos y la organización. Son sugerencias vinculantes para la acción del deportista y del entrenador, y tienen que ver con la aplicación compleja y consciente de las regularidades en el proceso de entrenamiento (cf. Harre, 1979, 92).

      En la literatura especializada de la metodología del entrenamiento se mencionan, dependiendo del autor (cf. Harre, 1979, 92; Letzelter, 1978, 41; Martin, 1979, 45; Grosser y cols., 1986, 34; Starischka, 1988, 47 ss.; Schnabel/Müller, 1988, 98; Müller, 1988, 103; Krüger, 1988, 109; Sass, 1988, 115; Weineck, 1990, 20, etc.), diferentes principios del entrenamiento deportivo y se articulan en diferentes propuestas de sistematización. Aún habremos de esperar para tener una clarificación definitiva desde la ciencia del entrenamiento, pues el examen y la validación empírica de los diferentes principios sólo se han producido hasta la fecha de forma parcial (cf. Schnabel/Müller, 1988, 98).

       Figura 4. Representación esquemática simplificada de la relación principio – regla en el sistema referencial del entrenamiento deportivo (de Schnabel/Müller, 1988, 99).

      Hasta la fecha se distingue entre principios generales y específicos. Por su parte, Schnabel/Müller (1988, 98) pretenden distinguir los “principios en el entrenamiento deportivo” frente a los “principios del entrenamiento deportivo”.

      El ámbito de validez de los principios generales del entrenamiento deportivo incluye, según Schnabel/Müller (1988, 97), la mayoría de las modalidades, todos los ámbitos del entrenamiento y las etapas de la consolidación del rendimiento a largo plazo.

      Los principios específicos se refieren a aspectos aislados del entrenamiento, como por ejemplo el entrenamiento técnico-coordinativo, o bien a grupos humanos específicos, en casos como el deporte de rehabilitación, de masas o escolar (cf. también Krüger, 1988, 109; Sass, 1988, 113).

      Hablaremos de “principios en el entrenamiento deportivo” al tratar de aquellos que desbordan el ámbito objetivo del entrenamiento deportivo, aunque se interpreten de forma específica.

      Hablaremos de “principios del entrenamiento deportivo” cuando se trate de principios que posean validez exclusivamente en el ámbito del entrenamiento deportivo (Schnabel/Müller, 1988, 98).

      Como muestra la figura 4, los principios de entrenamiento se diferencian de las reglas de entrenamiento en que los primeros tienen un mayor grado de generalidad, y su concreción tiene lugar a través de las segundas.

      “Las reglas sirven para la interpretación de un principio e ilustran la aplicación de éste en determinados ámbitos, contenidos y manifestaciones del proceso de entrenamiento deportivo” (Schnabel/Müller, 1988, 99).

      La extensa nómina de principios aislados –que oscila de unos autores a otros en una medida considerable– se puede subdividir en cuatro grupos principales, concretamente:

      •principios de la carga

      •principios de la organización cíclica

      •principios de especialización y

      •principios de proporcionalización

      (ver a este respecto: Grosser y cols., 1986, 34; Schnabel/Müller, 1988, 110; Müller, 1988, 103.)

      La figura 5 nos ofrece una visión general de los principios de carga del entrenamiento deportivo.

      El principio del estímulo eficaz para el entrenamiento expresa la necesidad de que el tiempo de carga supere un umbral determinado, lo cual permite el aumento del rendimiento. La cuantía necesaria del estímulo depende del estado de entrenamiento de cada deportista. Así, por ejemplo, en el entrenamiento de la fuerza de sujetos no entrenados, el estímulo tiene que superar una intensidad mínima de un 30 % de la fuerza máxima individual (isométrica) y de más del 70 % en el caso de sujetos muy entrenados (cf. Hollmann/Hettinger, 1980, 119).

      Con el principio de la carga individualizada se busca que los estímulos de entrenamiento se correspondan con la capacidad de carga psicofísica, con la tolerancia individual y con las necesidades de cada deportista. Un estímulo de entrenamiento objetivamente igual puede suponer una exigencia escasa para un deportista y excesiva para otro (cf. fig. 52). Un método de entrenamiento resulta idóneo para uno, mientras que para otro supone una carga adicional.

      Este principio toma en consideración asimismo la tipología muscular del deportista para el entrenamiento: las cargas de éste se adaptan y modifican en función de que la configuración muscular favorezca el esprint, el trabajo de resistencia o el de tipo mixto (cf. Tihany/Apor/Fekete, 1983, 49; Binz, 1984, 33/34; Szögy y cols., 1985, 18; Norpoth, 1988, 11; Weinek, 1992, 31/32; Charitonova, 1993, 7).

      El principio de la carga creciente (progresiva) se deduce de la relación proporcional entre la carga, la adaptación y el aumento del rendimiento (v. pág. 73). Según este principio, las exigencias planteadas al deportista tienen que aumentar de forma sistemática dependiendo de la preparación física, coordinativa, técnica, táctica, intelectual y de la fuerza de voluntad (cf. Thiess/Schnabel/Baumann, 1980, 34).

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