Entrenamiento total. Jürgen Weineck
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Los métodos de entrenamiento suelen ser procedimientos sistemáticos, desarrollados en la práctica deportiva para alcanzar los objetivos planteados. Ejemplo: el objetivo de la “resistencia básica” se persigue sobre todo con el método continuo.
Un ejemplo final, a modo de resumen, extraído de la práctica del entrenamiento, ilustra la estrecha imbricación o autonomía de estas cuatro nociones para la organización del entrenamiento: el objetivo “fuerza máxima de los extensores de la rodilla” se plantea a través del contenido “flexión de rodilla”, con ayuda del medio “haltera con discos” y utilizando el método de repeticiones.
Atención. En la práctica del entrenamiento, los métodos básicos del trabajo de resistencia se aplican a todas las capacidades físicas, como por ejemplo la fuerza, la velocidad, la movilidad y sus categorías subordinadas. No obstante, como mostraremos una y otra vez en los correspondientes capítulos, esta transferencia resulta en muchos casos extremadamente problemática, si no inviable (cf. también Steinhöfer, 1993, 44).
Capacidad de rendimiento deportivo y componentes de la carga
Para mejorar la capacidad de rendimiento deportivo se necesitan los correspondientes estímulos de carga. Éstos actúan en el siguiente orden causal:
Carga – alteración de la homeostasis (v. pág. 73) – adaptación – mejora del estado funcional.
No obstante, para optimizar la carga de cada sesión de entrenamiento o del total de sesiones, necesitamos conocer al detalle los componentes individuales de dicha carga y su interacción compleja en el desarrollo de la capacidad de rendimiento deportivo. En la interacción compleja con los objetivos, contenidos, medios y métodos de entrenamiento ya mencionados, la estructura global de los componentes de la carga (Letzelter habla en este sentido de normativa de carga) caracteriza la carga global realizada en el entrenamiento deportivo desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, determinando así la especificidad de cada entrenamiento (v. fig. 3).
Tal como indica la figura 3, distinguimos entre:
•Intensidad del estímulo.
•Densidad del estímulo (relación temporal entre las fases de carga y de recuperación).
•Duración del estímulo (duración de un único estímulo o de una serie de estímulos).
•Volumen del estímulo (duración y número de estímulos por sesión de entrenamiento).
•Frecuencia de entrenamiento (número de sesiones de entrenamiento por día o por semana).
Para que el estímulo de entrenamiento aplicado tenga el efecto deseado, interesa no sólo el aspecto cuantitativo del trabajo de entrenamiento (duración y volumen del estímulo, frecuencia de entrenamiento) sino también el cualitativo (intensidad y densidad del estímulo).
La intensidad del estímulo –que en la práctica del entrenamiento se suele indicar como porcentaje de la capacidad máxima de rendimiento del individu– otiene una importancia grande, si no decisiva, para el efecto del entrenamiento en las principales formas de trabajo motor: resistencia, fuerza, velocidad y movilidad. Si en el entrenamiento de resistencia queda por debajo, por ejemplo, del 30 %, no se consigue efecto de entrenamiento en relación con el consumo máximo de oxígeno, variable que se toma como criterio bruto de la capacidad de rendimiento en resistencia (v. pág. 188).
La densidad del estímulo –planteada aquí en el trabajo de la velocidad– es de gran importancia a la hora de plantear los movimientos cíclicos y acíclicos de velocidad máxima.
Si los diferentes estímulos de entrenamiento se suceden con demasiada rapidez (densidad del estímulo excesiva), si se recorren distancias excesivas (duración del estímulo excesiva) o si se establece una cifra demasiado elevada de repeticiones por sesión de entrenamiento (volumen del estímulo excesivo), la repercusión incidirá sobre la intensidad del estímulo: el efecto específico de un entrenamiento de este tipo afectará, pues, menos a la velocidad máxima y más a la mejora de la resistencia de la velocidad.
Desde la perspectiva actual, con la creciente necesidad de especialización del entrenamiento, la cuestión de elegir una intensidad correcta del estímulo reviste una importancia máxima: la intensidad determina de una forma decisiva las fibras musculares que se activan (v. pág. 229) y el influjo sobre los procesos de regulación neuromuscular (v. pág. 76; cf. Tschiene, 1993, 6).
Figura 3. Componentes de la carga de entrenamiento.
La importancia de la duración del estímulo quedará clara con el siguiente ejemplo: si en el entrenamiento de la fuerza actúa sobre el músculo un estímulo mediano durante un tiempo prolongado, como ocurre por ejemplo en el método de musculación (v. pág. 274), se produce un aumento de la sección transversal del músculo. Sin embargo, si el estímulo de entrenamiento tiene una duración muy reducida, como ocurre por ejemplo en el método pliométrico (v. pág. 257), se produce, pese a la intensidad máxima de la carga, únicamente un aumento de la fuerza rápida y no un aumento de la masa muscular (en ocasiones no deseado).
El volumen del estímulo es la suma de los estímulos generados en una sesión de entrenamiento. Entre los levantadores de pesas, por ejemplo, un determinado número de arranques/series con un número de repeticiones establecido daría como resultado una carga global (en kilogramos) que se podría describir con exactitud. El volumen del estímulo es importante, sobre todo, al principio del proceso de entrenamiento o en la edad infantil y juvenil, pues controlándolo se permite al organismo consolidar sin riesgos sus estructuras de rendimiento.
Caso especial: en una carrera continua de 30 minutos como único contenido durante una sesión de entrenamiento, el volumen del estímulo se corresponde con la duración del estímulo.
Finalmente, para que el trabajo sea eficaz también es relevante el papel de la frecuencia del entrenamiento. Si la distancia entre los diferentes estímulos es excesiva (cf. pág. 32), se pierden las “huellas” de los estímulos aplicados sin la posibilidad de continuar hacia la mejora del rendimiento desde un nivel inicial elevado, inducido por el entrenamiento.
Como muestran los estudios de Meller/Mellerowicz (1968, 522; 1970, 4) en gemelos univitelinos, un entrenamiento más repetido, intenso y breve (diario o una vez cada dos días) es más eficaz que otro organizado en intervalos más largos, con la misma carga global pero con un volumen mayor de carga por sesión.
Para la calidad de un entrenamiento –para conseguir un efecto de entrenamiento específico– el acierto al elegir los componentes de la carga es de una importancia fundamental.
Al explicar la noción de “método de entrenamiento” constatábamos que la aplicación de los diferentes componentes de la carga en las diversas formas principales de trabajo motor planteaba problemas importantes en relación con su cuantificación. Como se puede ver en la tabla 1, la cuantificación de los componentes de carga se lleva a cabo de forma diferente en la práctica del entrenamiento y en el diagnóstico del rendimiento (cf. Steinhöfer, 1993, 44/45).