Pack Bianca y Deseo enero 2021. Varias Autoras
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Nancy se puso tensa en su sillón.
–Eso lo explica todo. Supongo que recordarás, Douglas, que la policía y el personal del hospital removieron cielo y tierra para encontrar al niño. Investigaron a todas las personas ingresadas, en especial, a una mujer que había perdido a su propio hijo, pero no la incluyeron en la investigación porque las cámaras de seguridad mostraban que no llevaba con ella ningún bebé, solo un bolso.
Tragó saliva.
–Y tú estabas en ese bolso.
A Logan no le había dado tiempo a responder cuando volvieron a llamar la puerta.
–Siento llegar tarde. Acabo de volver de…
Todas las cabezas se giraron hacia la recién llegada, a quien Logan reconoció de inmediato: su amante de la noche anterior. Aunque ya no era la criatura sensual y cariñosa que se había acercado a él, le había besado y le había invitado a subir a su habitación, sino una profesional fría y distante, con un enorme diamante en la mano izquierda.
Ella miró a su hermano y después a él, y Logan supo que se estaba dando cuenta de a quién se le había insinuado la noche anterior.
–¿Keaton? ¿Qué está pasando aquí?
Logan la vio atravesar el despacho y colocarse al lado de su hermano.
–Eso nos gustaría saber a todos. Este tipo asegura ser mi hermano gemelo.
Honor contuvo el impulso de salir huyendo. No era posible. No podía haber dos Keatons. Así que, al parecer, se había acostado con un extraño. Un extraño que era idéntico a su prometido, sí, pero, en cualquier caso, había engañado a Keaton. Y lo había engañado con su hermano.
Sintió náuseas, pero las contuvo. No podía ser. Ella siempre era fiel. Había sido testigo de lo que la infidelidad podía hacerle a una familia y se había prometido ser siempre fiel. No obstante, había cometido el mayor error de toda su vida.
Douglas tomó la copia del diario que había encima del escritorio.
–Supongo que lo mejor será que lea esto. Mientras tanto, Nancy, ¿puedes informarte acerca de cómo hacernos cuanto antes una prueba de ADN?
–Sí, querido, inmediatamente.
Nancy fue hacia la puerta, pero entonces se detuvo y se giró hacia Logan.
Honor vio a su futura suegra agarrar la mano del hombre con el que ella había cometido el garrafal error. El hombre que, con tan solo unas palabras, podía destruir su futuro. Y se preguntó cómo iba a solucionar aquello.
Nancy se inclinó hacia él y murmuró:
–No te preocupes, hijo. Todo saldrá bien. Yo sé que estás diciendo la verdad. Una madre no se equivoca nunca.
Honor vio salir a Nancy del despacho para entrar en el suyo, que estaba justo pegado al de su marido. A ella siempre le había sorprendido que ambos pudiesen trabajar tan juntos, incluso después de muchos años. Incluso a pesar de que les hubiesen robado un hijo treinta y cuatro años antes. Había soñado con tener lo mismo con Keaton. Y estaba trabajando mucho para conseguirlo. Cuando Douglas y Nancy se retirasen, Keaton y ella ocuparían su lugar en Richmond Developments. Y, entonces, se habría cumplido su sueño.
Pero eso solo ocurriría si nadie se enteraba de lo que había ocurrido la noche anterior.
Sintió una punzada en el pecho. ¿Cómo iba a guardar semejante secreto? ¿Y cómo podía saber que el extraño no iba a utilizarlo para ganar altura en la familia Richmond?
De momento no podía saber qué clase de persona era. Aunque sí sabía que era un amante prodigioso y generoso, no tenía ni idea de cómo era como hombre. Había aceptado sin dudarlo su invitación y que hubiese tenido sexo con una extraña no decía mucho de él, pero la culpa, en realidad, había sido suya. Y ni siquiera se había dado cuenta de que no estaba haciendo el amor con el hombre con el que se iba a casar.
«¿O sí viste la diferencia y preferiste hacer caso omiso?», le preguntó una vocecilla en su cabeza, una vocecilla idéntica a la de su madre. «Pensabas que eras perfecta, pero en el fondo eres igual que yo».
Honor la apartó de su mente inmediatamente. Tal vez estuviese equivocada y hubiese estado con Keaton la noche anterior.
–Keaton, ¿puedo hacerte una pregunta? –le murmuró al oído.
–Por supuesto –le dijo él, mirándola fijamente como si pudiese traspasar su alma con aquellos ojos grises.
–¿Dónde estuviste anoche? –continuó ella, obligándose a sonreír.
–Ya te lo dije, en una cena de negocios. Siento no haber podido ir a la celebración. Por cierto, enhorabuena. Podemos cenar juntos esta noche y me lo cuentas todo, pero antes hay que aclarar este asunto.
Ella miró al otro hombre, que también la estaba mirando fijamente, y se estremeció. ¿Era miedo? ¿U otra sensación?
–¿Honor? –la llamó Keaton.
–Sí –le respondió ella–. Estupendo.
–¿Kristin, le puedes pedir a Stella que traiga café bien cargado? –intervino de nuevo Douglas–. Me parece que lo necesitamos todos.
–Y whisky –añadió ella mientras salía de la habitación.
–Keaton, no le has presentado a tu prometida al señor Parker todavía –dijo Douglas.
–Honor, al parecer, este es mi hermano gemelo, Kane, también conocido como Logan Parker. Parker, te presento a mi prometida, Honor Gould.
Logan se acercó a ella y le ofreció la mano.
–Encantado de conocerla, señorita Gould.
Honor había estado conteniendo la respiración, esperando que el hombre admitiese que ya la conocía, pero, al parecer, no le importaba fingir lo contrario, así que ella volvió a respirar. Él iba a fingir que no la conocía, que no la había besado, que no había acariciado todo su cuerpo.
Pero era evidente que estaba confundido por la situación y que, antes o después, tendrían que aclarar el tema. Se dijo que, cuanto antes, mejor. No podía arriesgarse a que fuese él quien se lo contase a Keaton. Tomó su mano y sintió otro escalofrío.
–Encantada, señor Parker –consiguió balbucir–. Estamos todos muy sorprendidos con su llegada.
–Ya me lo imagino –dijo él.
Honor tuvo la sensación de que le brillaban los ojos, como si aquello le pareciese divertido. Eso la enfadó. ¿Cómo se atrevía? ¿No se daba cuenta de que había cometido un error? Tenía que aclarar cuanto antes la situación y asegurarse de que lo ocurrido se quedaba estrictamente entre los dos.
Pero no sabía si podría confiar en él.
Capítulo Cuatro