Pack Bianca y Deseo enero 2021. Varias Autoras
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Y, en cuanto se hubo marchado, Honor se excusó.
–Lo siento, pero tengo una reunión con un cliente dentro de media hora, espero que me podáis perdonar.
Nancy le sonrió.
–Por supuesto, Honor. Estaba pensando que podríamos cenar en familia esta noche en casa, para tener la oportunidad de conocer a Logan un poco mejor.
–Lo siento, pero Keaton y yo tenemos otros planes para esta noche –le dijo ella, mirando a su prometido–. Salvo que tú quieras…
–Sí, mamá, no cuentes con nosotros. Tal vez en otra ocasión.
Logan supuso que Keaton tenía la esperanza de que no surgiese otra oportunidad. Su hermano gemelo emanaba hostilidad. Y era comprensible. Durante treinta y cuatro años había sido el único hijo de la familia, pero le había salido competencia. Kristin tampoco parecía contenta.
Era normal que una familia como aquella tuviese cuidado, que intentase proteger su imperio. Aunque el gesto de felicidad de Nancy al verlo también era innegable. Y Douglas también parecía menos reticente que sus hijos.
Se puso cómodo en su sillón. Llevaría tiempo demostrarlo, pero estaba seguro de que tenía tanto derecho como los demás a estar allí.
Y luego estaba el enigma de la fascinante Honor Gould. Era evidente de que se había quedado de piedra al descubrir que se había acostado con el gemelo equivocado, pero ¿qué decía eso de su relación con Keaton? ¿Cómo no se había dado cuenta de que solo se parecían físicamente? Logan tenía la sensación de que su hermano era un hombre emocionalmente muy contenido. ¿Sería también así en la intimidad?
Lo que sintió al pensar en su hermano y Honor en la cama, no le gustó. Sacudió la cabeza. En cualquier caso, aquello no era asunto suyo. Si Honor quería fingir que no se conocían, le parecía bien. Al menos, por el momento. Con el tiempo, la situación se volvería muy incómoda, estaba seguro. También se había fijado en el anillo de compromiso. Un anillo que no había llevado puesto la noche anterior.
Uff, la noche anterior. Qué noche. Tenía que dejar de pensar en Honor Gould, pero le iba a resultar muy difícil teniéndola delante. Había dicho que tenía una reunión, pero seguía allí, hablando con Keaton entre susurros y haciendo algún gesto. Por suerte, enseguida echó a andar hacia la puerta.
No besó ni abrazó a Keaton para despedirse. Interesante. Tal vez estuviesen prometidos, pero no parecían estar demasiado unidos. De hecho, Logan habría apostado en aquel mismo instante que había estado más cerca de Honor la noche anterior que su hermano en mucho tiempo.
«Basta», se dijo. «No puedes competir con un hermano cuya existencia desconocías hasta hace un par de meses por la mujer con la que está prometido». Ni siquiera conocía a Honor, no sabía qué le gustaba desayunar, qué la enfadaba, qué música era su preferida ni qué libros leía. Ni tampoco conocía a su hermano. Tal vez, bajo aquel exterior tan frío hubiese un hombre de sangre caliente.
Logan cruzó miradas con él y le sonrió, pero la expresión de Keaton no cambió. De hecho, se giró mientras murmuraba una excusa y salió por la puerta poco después de Honor. Lo que lo dejó con Kristin y sus padres.
–Entonces, Kristin… ¿O prefieres que te llame Krissie?
–Kristin. Odio que me llamen Krissie –le respondió ella en tono beligerante.
–Me ha quedado claro. Al informarme acerca de la empresa antes de venir aquí, leí que eres directora financiera y que estás muy implicada en la parte de arrendamiento del negocio…
–¿Nos has investigado?
–¿No has hecho tú lo mismo en cuento has sabido de mi existencia?
Era un farol, pero Logan la había visto sacar el teléfono mientras les hacían la prueba de ADN.
–Tal vez.
–Es normal que quieras informarte acerca de la persona que tienes delante.
–Tiene razón, Kristin –le dijo Douglas.
Aquello pareció molestarla y Logan decidió intentar tranquilizarla.
–Lo entiendo. Yo odio llegar a los sitios con los ojos cerrados. Y, sí, admito que tal vez debí pedir a mis abogados que se ocupasen de informaros de mi existencia. Aunque, en realidad, solo quería conocer a mi familia. A mi familia de verdad. La mujer que me crio me quiso, lo mismo que su familia, pero yo siempre me sentí diferente. Era diferente. ¿Podéis imaginaros la sensación?
La mirada de Kristin se suavizó y Nancy murmuró unas palabras compasivas. Logan esperó unos segundos antes de continuar hablando.
–Así que comprenderéis mi necesidad de conoceros al descubrir los diarios. No pretendo que me incluyáis en vuestras vidas, pero es evidente que me gustaría que tuviésemos relación, ya sea a nivel personal o profesional.
–¿Profesional? ¿En serio? ¿No era la excusa para llegar a papá y mamá esta mañana?
–No era una treta. Si has buscado información acerca de mí en Internet ya sabrás que soy un experimentado arquitecto y que estoy especializado en reconvertir y renovar edificios antiguos.
–Si tú has buscado información en Internet sabrás que nosotros nos dedicamos a tirar abajo edificios antiguos.
Logan se echó a reír ante el beligerante tono de su hermana. Le gustó ver que no retrocedía.
–Ese es el motivo por el que pienso que estáis perdiendo una buena oportunidad.
–Cuéntame más –le pidió Douglas, inclinándose hacia delante y apoyando los codos en el escritorio.
Pasaron las siguientes horas hablando de las ventajas e inconvenientes de sus respectivos negocios. Hacia el final de la tarde, Douglas se relajó en su sillón y sonrió.
–Si eres quien dices ser y no te hubiesen secuestrado de bebé, no sé dónde estaría ahora mismo Richmond Developments.
–Venga ya, papá. Ni siquiera sabemos si es de la familia –protestó Kristin, que todavía no parecía dispuesta a aceptar a Logan como hermano.
–Kristin, cuanto antes te hagas a la idea de que la dinámica de esta familia va a cambiar, mejor.
–Bueno, para mí no va a cambiar nada, ¿no? Al fin y al cabo, siempre habéis querido que Keaton, vuestro hijo mayor, tomase el timón cuando os jubilaseis. ¿Va a ser ahora Logan quien lo haga?
Logan miró primero a su padre y luego a su hermana con sorpresa. No había esperado nada de eso ni tampoco lo quería. Además, no tenía ningún derecho a quitarle a Keaton su lugar en la empresa.
–Ya sabes cuáles son mis deseos –le dijo Douglas muy serio–. Y te agradecería que no me causases problemas.
–Papá, deja de tratarme como si tuviese cinco años.
–Deja de comportarte como si tuvieras cinco años.
Kristin miró a su padre como si aquello le hubiese dolido.
–Será