El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov . Galina Ershova

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov - Galina Ershova страница 22

El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov  - Galina Ershova Akadémica

Скачать книгу

a sentir el amor hacia la labor, crea en el niño el sentimiento de dignidad, inculca desdén hacia los gorrones, los flojos y los holgazanes».

      La creatividad era parte obligatoria en la vida de la familia, incluyendo la música y la pintura. Pintaban bien tanto la madre como el padre. La madre tocaba el piano de cola. Se respetaba el concepto moral básico: la esencia pública de la educación, la preparación de la persona en el servicio abnegado a los valores tradicionales y los valores superiores: a la patria, al bienestar del pueblo. Esto explica las discusiones que había en la familia. Se vuelve comprensible la aparición de unos muy sinceros poemas sobre Rusia y el pueblo ruso que componían los menores Knórosov. Por lo visto dichos poemas habrían surgido con la ayuda del padre. Todos los hijos crecieron siendo patriotas, sin cambiar su amor hacia su país ni siquiera en el momento del cambio de poder.

      Pero lo principal era la «agitación del apetito hacia el conocimiento» y los intentos de definir el carácter de las capacidades de cada niño. Para esto se usaban los métodos de Béjterev; en particular, el análisis de las imágenes. Los padres estudiaban detalladamente las imágenes de sus hijos intentando comprender las peculiaridades de su percepción del mundo y su estado psíquico. Ellos comprendían perfectamente que, si se interviene a tiempo, se pueden evitar grandes problemas y comprender hacia qué dirección se debe dirigir la creatividad del niño, así como lograr resultados sobresalientes en el desarrollo de sus talentos. Es increíble, pero los dibujos de Yurka se conservaron hasta nuestros días. Esto sucedió gracias a su hermana Galina, que trataba a su hermanito menor de una forma especial, casi maternal. Quien no sepa mucho del tema creerá que son solamente dibujos ordinarios de un niño. Pero para un especialista es un testimonio inestimable de las habilidades del pequeño varón.

      En el verano de 2008, estas viejas imágenes infantiles fueron propuestas para su análisis a la investigadora en jefe del Instituto de Psiquiatría Social y Forense Vladimir Serbski, la doctora en medicina Anna Anatólievna Portnova. Ella es especialista en dibujos infantiles. Intencionalmente no la informamos acerca de quién se trataba en específico. Esto se hizo para no imponerle ideas preconcebidas. Ella no sabía si se trataba de un niño o de una niña. Tampoco sabía la edad. Ni siquiera se dijo a qué tiempo pertenecían estas imágenes. ¡No le dijimos que las imágenes habían sido hechas hace 80 años! Era interesante saber qué tanto pueden contar tales mensajes extraños acerca de la vida, acerca del mundo interior del preescolar Yura Knórosov; ver todo como lo veían sus padres. Anna Anatólievna, con interés, aceptó hacer el experimento, y hay que notar que no se equivocó.

      Después de echar la primera mirada de inmediato se puede decir que las imágenes que escoge el niño hablan acerca de su estado de ánimo triste. Predominan los colores oscuros: negro, azul. Son colores tristes. Hay una gran cantidad de detalles, mucho sombreado, muchos detalles no terminados. A pesar de esto, él comienza a dibujar otros detalles nuevos. Esto revela la inquietud elevada del niño. Probablemente tenga inclinación hacia la formación de los miedos, fobias de la edad infantil. Esto significa que este niño es introvertido. Le interesa estar consigo mismo o se le complica contactar con la gente que lo rodea. Él prefiere comunicarse consigo mismo, comunicarse con sus fantasías. Las imágenes son muy talentosas. Se puede tomar de ejemplo este animal fantástico dibujado. Todo en absoluto demuestra el muy rico mundo interior, la buena imaginación. Para el niño de seis años es una imagen muy buena. Inclusive se puede decir que el niño es dotado. Si se puede encontrar en lo que es dotado y ayudarlo a dirigir, a desarrollar sus talentos, entonces desde luego que de él puede surgir un interesante creador. Al mismo tiempo, los personajes dibujados tienen dientes filosos, garras, grandes ojos dilatados. Esto también revela los miedos del niño.

      En algunas imágenes aparecen objetos de agresión: está dibujada la gente que sufre la agresión. La matan o torturan, la despedazan. Está el tema del asesinato y de la sangre. Por lo regular el asesinato y la sangre pertenecen a las fantasías de carácter algo sádico. Son aceptables como una etapa determinada del desarrollo. Lo más importante es que estos temas no se vuelvan predominantes en la vida del niño.

      Si seleccionamos el vocabulario de los textos, podemos encontrar lo siguiente: «Me asusté mucho. Agarraron. Mordieron la cabeza, dispararon, mataron». Todo esto aparece en la misma página. Como mínimo este niño necesita ayuda psicológica ya que su estado emocional es triste; la ansiedad es más elevada, hay miedos. Seguramente existe una dificultad para comunicarse con la gente que lo rodea. Junto con esto, hay interés hacia la naturaleza, hacia el mundo exterior. Pero no hay interés hacia las personas.

      El resultado del experimento me fascinó. ¡Esto era la cumbre de las investigaciones metódicas de A. Lazurski elaboradas en 1910: «el método del experimento natural»! Me fascinó sobre todo porque daba explicación a muchas peculiaridades en el carácter de Knórosov, las cuales con el paso del tiempo se revelaban cada vez más. El carácter difícil, extraño y para muchos poco comprensible de Yuri Valentínovich Knórosov…

      También se sabe que el padre le enseñaba a sus hijos a realizar todo tipo de actividades con la mano izquierda igual que con la derecha. ¡Es increíble, ya que las investigaciones psicofisiológicas acerca del desarrollo de ambos hemisferios del cerebro y acerca de las aptitudes peculiares mediante las estimulaciones de ambidestreza aparecieron solo en 1970! Desde luego en Rusia se conoce desde la infancia la novela del año 1881 del escritor Nikolái Leskov, titulada Relato sobre el zurdo bizco de Tula y la pulga de acero, la cual se toma como ejemplo del don especial propio de los zurdos. Sin embargo, en aquellos tiempos del primer cuarto del siglo xx nadie se dedicaba seriamente a investigaciones similares. Ni siquiera Béjterev. Es más, en aquellos tiempos los zurdos de nacimiento eran obligados a usar únicamente la mano derecha; castigaban a los niños que usaban la mano izquierda. La definición del «disparo macedónico» (cuando la persona dispara dos armas a dos manos inmediatamente cambiando el ojo para apuntar y dejando inmóviles las pistolas) ya existía en aquel periodo, aunque no había fundamentos científicos. Poca gente comprendía el principio de dominancia de uno de los receptores emparejados de los hemisferios cerebrales. En este caso se refiere a los ojos. En 1994, la doctora en medicina Tamara Dobrojótova, una científica-psiquiatra genial que prácticamente por primera vez había comenzado a estudiar las particularidades de la psicofisiología de los zurdos, continuaba escribiendo que «hasta el momento las sociedades humanas siguen ignorando a los zurdos». En la década de 1920, el ingeniero Valentín Knórosov trataba de desarrollar cualidades de los zurdos en niños aparentemente normales. ¿Para qué? Desde su punto de vista, cualquier persona creativa e intelectualmente desarrollada debía poseer semejante habilidad.

      Adelantando un poco, se puede decir que el método de «la educación según Béjterev» se había justificado brillantemente: los cinco hijos de la familia de Valentín Knórosov lograron obtener los títulos académicos más altos. Dos de ellos llegaron a recibir premios estatales otorgados por la URSS. Los cinco se realizaron como personas en ámbitos de conocimientos completamente diferentes. No sucedió lo que frecuentemente vemos ahora: el hijo totalmente mediocre que hace su carrera exitosamente bajo el ala protectora de su padre.

      Pero, en aquellos tiempos, en el país destruido por las guerras y revoluciones, seguramente Alejandra y Valentín Knórosov ni siquiera soñaban con algo semejante. Por lo visto, los hijos menores aprendían a escribir por sí mismos mucho antes de que comenzaran las clases sistemáticas. Por lo menos eso le pasaba a Yurka. Él comenzó a escribir desde una edad muy temprana. Algunas letras las escribía espejadas. Al principio no separaba las palabras entre sí. Luego comenzó a poner puntos gruesos entre ellas. Sin embargo, marcaba el traslado de una parte de la palabra. No había papel en aquel entonces. Yura usaba diferentes formularios y hojas innecesarias para tener dónde escribir. Los cosía haciendo cuadernos. Incluso

Скачать книгу