La chica que se llevaron (versión española). Charlie Donlea

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La chica que se llevaron (versión española) - Charlie Donlea страница 15

Автор:
Серия:
Издательство:
La chica que se llevaron (versión española) - Charlie Donlea

Скачать книгу

saber que encontrarían una cara conocida allí. Nunca habían sido novios, aunque el verano anterior habían salido varias veces con amigos comunes y habían ido a ver Marte juntos, a lo que llamaron “una cita” solo después de que se besaran en el coche de Matt. Pero aunque ambos tenían mucho éxito en sus grupos, por algún motivo nunca habían logrado sentirse cómodos juntos. Fue así como el último curso escolar solo habían sido amigos, deseando ser algo más, pero sin hacerlo.

      —Y bien, ¿quién va a ser el primero? —preguntó Nicole al grupo después de veinte minutos sobre la plataforma flotante—. ¿No hemos venido aquí nadando por algún motivo?

      —Ve tú —la provocó uno de los jóvenes.

      —Ay, por favor —rechazó Nicole—. No es que no vaya a hacerlo, es que no quiero ser la única persona desnuda en el lago. Os quiero a los chicos desnudos, pero vosotros no os atrevéis a quitaros los trajes de baño. —Miró a Jessica y Rachel—. ¿Tienen miedo de que se les encoja el amiguito? Está tan oscuro que de todos modos no vamos a poder ver nada.

      Jason Miller se puso de pie y se le acercó.

      —Ve tú, y yo te sigo.

      Nicole hizo una mueca.

      —Sí, claro, yo me desnudo para que me mires tirarme al agua. Después terminarás sentado junto a tus compañeros, aterrado porque se te ha puesto dura y no puedes zambullirte así.

      —Eres pura charlatanería, Cutty. Lo haremos juntos.

      Siguieron discutiendo a ver quiénes se desnudarían y en qué orden. Luego establecieron reglas sobre dónde dejarían los trajes de baño; si alguien los tocaba, pagaría las consecuencias.

      Mientras todos hablaban, Megan se volvió hacia Stacey.

      —Hagámoslo de una vez.

      —¿En serio? —sonrió Stacey.

      Matt se sumó a ellas.

      —Vale, tapémosles la boca ya.

      —Estoy —confirmó Tyler, mirando a Stacey.

      —De acuerdo —dijo Stacey, y en un retorcerse sincronizado de brazos y piernas, se deshicieron de sus trajes de baño y se sumergieron antes de que nadie se diera cuenta de lo que hacían.

      —¡Nos vemos, cabrones! —gritó Matt en el aire antes de caer al agua. El grupo levantó la vista y vio un resplandor de nalgas desnudas, sombreadas por la noche, y luego solo se oyó el ruido de la zambullida. Los cuatro rieron a carcajadas y se alejaron de la plataforma, protegidos por el agua oscura.

      Su acción hizo que todos se pusieran de pie y comenzaran a desvestirse en masa, para luego tirarse al agua. Nicole tardó unos segundos, pero no se apresuró a buscar la protección del agua. Se tapó los pechos con el brazo, arrastrando a Jessica y Rachel para que se unieran a ella. Los chicos que quedaban sobre la plataforma silbaban ante el espectáculo. Jessica y Rachel se desvistieron rápidamente y se zambulleron. Nicole se volvió lentamente hacia los chicos que la estaban mirando, se descubrió el pecho y los provocó con la mirada durante unos segundos, con las cejas arqueadas. Los jóvenes pestañearon, enmudecidos.

      —Sois los únicos que quedáis —se mofó Nicole, cuando empezaba a caer de espaldas al agua—.Debéis tenerla realmente pequeña.

      Cayó al agua y desapareció.

      Los dos chicos que no se habían quitado el traje de baño alegaron que quedaba poca cerveza y querían seguir bebiendo. Megan y Matt, después de dar la vuelta a la plataforma a nado, se cansaron y regresaron; pusieron un pie sobre la barra que corría debajo del agua por el perímetro de la plataforma. Megan se cuidó de mantenerse debajo del agua, con solo la cabeza visible.

      —Esto sí que ha sido una locura —rió Matt.

      —Es el último año escolar, íbamos a tener que hacerlo tarde o temprano.

      —Me ha encantado que hayamos sido los que empezamos.

      El movimiento de los otros nadadores hacía salpicar el agua entre ambos.

      —Me alegra mucho que estemos juntos en la universidad el año que viene —dijo Matt.

      —¿Sí? A mí también.

      Matt inclinó el rostro hacia ella, cuidando de no acercarse demasiado ni hacer contacto con el cuerpo contra el de ella, y la besó. Megan, sosteniéndose con la mano derecha de la plataforma y con el pie sobre la barra, le devolvió el beso, pasándole la mano izquierda por el cabello. Sin previo aviso, sintió una mano pellizcándole las nalgas. Se apartó de inmediato.

      —Tranquilos, chicos —dijo Nicole—. ¿Conque pellizcándoos el culo en el lago, eh? Ay, por Dios, id a un motel.

      Megan apartó la mano de Nicole. Matt rió, sin saber qué otra cosa hacer. Nicole se alejó tan rápidamente como había aparecido.

      —No he sido yo, eh —aclaró Matt en cuanto Nicole se hubo ido.

      —No me digas.

      Cansados de nadar, todos estaban volviendo a reunirse en la plataforma. Incómodas por no poder alejarse nadando, las chicas se agruparon en un lado, los chicos en el otro. Matt levantó el brazo y cogió el traje de baño de Megan.

      —Aquí tienes —dijo, decepcionado—. Parece que la fiesta se ha acabado.

      Megan se ató la parte superior del bikini alrededor del cuello, espiando por el rabillo del ojo cómo Matt salía del agua hasta la cintura para recuperar su traje de baño. Se puso el bikini, subió a la plataforma y comenzó a repartir los bikinis a sus amigas que estaban en el agua. Todos hicieron lo mismo, salvo Nicole Cutty, que subió por la escalera y se quedó de pie sobre la plataforma, escurriéndose el cabello sin prisa antes de inclinarse para recuperar el bikini. Desde las profundidades del lago, los jóvenes observaban, hipnotizados.

      Megan notó que Matt, al igual que todos los otros chicos, no podía apartar la mirada hasta que Nicole finalmente volvió a colocarse el bikini.

      “He vuelto, mi Amor. He vuelto”.

      -El Monstruo

      LA RESIDENCIA UNIVERSITARIA ERA DE ladrillos rojos, con puerta de seguridad y acceso con una tarjeta que servía como llave. Livia esperó fuera hasta que vio salir a Jessica Tanner por el vestíbulo. Abrió la puerta una vez que Jessica la desbloqueó y entraron rápidamente en una sala de estudio vacía. Era casi medianoche; había transcurrido una hora desde la llamada de Jessica, y el vestíbulo estaba oscuro y silencioso.

      —¿Cómo va tu carrera de Medicina? —preguntó Jessica.

      —Bien. Me licencié hace unos años.

      —Ah, es verdad. ¿Eres pediatra?

      —Patóloga.

      —Eso quería decir —se corrigió Jessica—. Recuerdo que Nicole me lo contó. Tienes que examinar cadáveres y cosas así, ¿no?

      —Algo así. ¿Puedo

Скачать книгу