Tastoanes de Tonalá. María Honoria de Jesús Hurtado Solís
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En la última década del siglo XIX se presentaban los tastoanes en Mezquitán y San Andrés, en la fiesta del santo patrono de la localidad, así como en Tonalá y en Huentitán (Santoscoy, 1984: 410). Existen referencias de que esta danza se celebraba en Tateposco, San Pedro Tlaquepaque, Tetlán, Ixcatán1 y San Andrés (Santoscoy, 1984: 410), y es posible que en Tlajomulco, según atestiguó fray Luis de Refugio Palacio (1988: 3). En El Rosario fue ocasional la presentación;2 sin embargo, desde hace cinco años se han realizado año con año. En San Martín de las Flores se le conocía con el nombre de los chimacas.3
En la actualidad la danza de los tastoanes sigue apreciándose en poblaciones con raíces indígenas como Tonalá, Zalatitán, Santa Cruz de las Huertas, Nextipac, Jocotán, San Fransico Ixcatán, San Juan de Ocotán, Tesistán, Santa Ana Tepetitlán, El Rosario y San Gaspar, así como en la zona de Oblatos cerca del Cementerio Guadalajara, donde se reúnen personas de Apozol, Zacatecas.4 Todas estas localidades encuentran en los alrededores de Guadalajara o han sido alcanzadas por su mancha urbana.
Asimismo, sigue ejecutándose en algunas poblaciones del sur del estado de Zacatecas como Moyahua; en La Mezquitera Norte y La Mezquitera Sur, que son barrios de Juchipila; en Apozol, Santa Juana y la comunidad de los Santiagos, en Jalpa. También se representa en una colonia de Tijuana habitada por tonaltecas, quienes festejan a Santiago apóstol el 25 de julio de cada año (Maestro, 1993).
Tonalá, Tonallan, Tonalla y Tonallo son nombres que significan lo relativo al sol. Según el investigador José María Arreola, Tonalá significa «lugar que está dedicado al culto del sol» (Arreola, 1936: 31), y se le llamó así a una región del occidente de México desde la época prehispánica. Actualmente Tonalá es un municipio del estado de Jalisco.
En el siglo XVI Tonalá, como muchos otros lugares de México, adoptó el nombre que los conquistadores españoles le pusieron, quedando así unido al nombre prehispánico con el que se conoce y ha tenido desde tiempos inmemoriales. Santiago de Tonallán es el nombre que llevó la villa en honor a su santo patrono, a quien se le encomendó la protección del pueblo. A él festejan los tonaltecas con la danza guerrera de los tastoanes, en la que cada 25 de julio se enfrentan uno a uno los belicosos rebeldes con Santiago, que viene a redimirlos de los dioses paganos.
En tiempos de la conquista española Tonalá era gobernada por la cacica Cihualpilli Zapotzintli, quien al abrazar el cristianismo y ser bautizada recibió el nombre de Juana Bautista Danza. A este lugar se le ha atribuido un territorio bastante amplio, que según José Luis Razo Zaragoza abarcaba el que actualmente ocupan Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco, Juanacatlán y El Salto, gran parte de los actuales municipios de Tala, Zapopan, Ixtlahuacán del Río y Zapotlanejo, así como una pequeña parte de Cuquío, Acatic, Tototlán, Ixtlahuacán de los Membrillos y Acatlán de Juárez. Tenía como tributarios a Tololotlán, Tlajomulco, Tala, Atemajac y Tetlán (Dávila, 1981: 13-14). Es posible que existiera una serie de alianzas con estas poblaciones para hacer frente a las continuas invasiones de chichimecas, tarascos y los pueblos no tributarios (Baus, 1982: 30).
Recuerdo de su territorio expresado en la danza
En la segunda década del siglo XVII los frailes doctrineros de Tonalá enviaron un informe a la Real Audiencia de México en el que decían que los habitantes del pueblo «…contados chicos y grandes pasaron de veinte mil, sólo en el pueblo de Tonalán» (López, 1983: 32). Los religiosos también hicieron referencia a que los naturales:
...querían que siempre tuvieran todos los más días fiestas por gran gusto que tenían, como también tenían en él deseos de hacer sus casas, pues, siempre estaban trazando y midiendo las tierras con que determinaron muchas veces y venían por instantes a pedirnos consuelo, por que era mucha la gente que en el pueblo había, motivo de muchas pestes por estar tan juntos (López, 1983: 35).
Continúan diciendo los frailes que todo lo que habían relatado era verdad y ya no eran indios bárbaros ni gentiles como los demás naturales del imperio, sino dóciles, pues:
...estuviéronse conforme a la ley de Dios, y a nuestros mandatos sin repugnar cosa como hijos verdaderos, pues, de la menos palabra que decíamos todos estaban, aunque no nos entendían porque hablan en lengua diferente, pero, en la fisonomía de la cara que se les veían figuraban todos los naturales que estábamos enojados contra ellos y venían hincándose de rodillas siendo una nación la más belicosa y bárbara que hemos experimentado5 según de modo de gobierno y de modo de castigar a sus compañeros [...] nos es preciso declarar que dichos indios de la gran Provincia y pueblo de Tonalán necesitan de más tierras que los demás pueblos, porque como digo que es mucha la cantidad de naturales que en dicho pueblo hay [...] estaban incómodos, pues, no tenían donde tener un animal (López, 1983: 35-37 y 39).
Los pobladores indígenas de Tonalá, como los de otros pueblos de México, pedían constantemente a las autoridades que les concedieran más tierras, pues estaban relegados a espacios reducidos y asentados en una loma pedregosa donde no podían sembrar. Por ello actuaron por sí mismos y retomaron las tierras del poniente del pueblo, donde empieza el valle de Atemajac, lo que posteriormente se llamó Las Huertas.6
En 1696 varios testigos españoles, indígenas, mestizos y mulatos declararon bajo juramento por Dios y la señal de la cruz que los naturales necesitaban más tierra para su sustento.7 Las solicitudes iniciaron en febrero de aquel año y continuaron las quejas y peticiones hasta el primero de septiembre de 1819.
En la memoria quedaron las peticiones que por tres siglos o más tiempo expresaron los naturales. El hecho de pasar su vida trazando y midiendo las tierras que les quitaron y les devolvían a cuentagotas quedó registrado en la danza de los tastoanes. Esto se puede observar en la representación cuando salen los personajes de la danza a medir la plaza, que por momentos representa el área de Tonalá. Se dan como límites del norte y oriente al río Santiago, al poniente el arroyo de Osorio y al sur la Fuente Chica.8 Esto se aprecia cuando un tastoán coloca las mojoneras, que funcionan como indicadores de cada uno de los cuatro vientos o puntos cardinales.
Tastoán y el apóstol Santiago a caballo simulando la batalla (Tonalá, 2008). Archivo Fotográfico del Ayuntamiento de Tonalá.
Ilustración del Lienzo de Tlaxcala que registra la batalla de Tonalá en 1530 entre indígenas y españoles, acompañados de sus aliados.
Evangelización y resistencia indígena
La conquista y colonización española en tierras americanas con el transcurso del tiempo dio como resultado la fusión de razas, religiones, sistemas políticos, tradiciones y artes. México es el resultado de ese sincretismo. Todavía en algunas regiones del país donde predominan las razas indígenas se observan manifestaciones culturales de carácter pagano.
Los naturales aprendieron de los frailes evangelizadores pasajes de la liturgia cristiana