Coatlicue Sanjuanita. José Gerardo Bohórquez Molina

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Coatlicue Sanjuanita - José Gerardo Bohórquez Molina

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al Tepeyac con la que se hace a San Juan de los Lagos es que la primera es organizada totalmente por la Diócesis, y separa en el camino a hombres de mujeres, mientras que la de San Juan es mixta, como la vida, y está organizada todavía por los feligreses.7

      MAPA 1

      Comunidades peregrinas de Querétaro a San Juan de los Lagos

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      Cuando se camina desde Tolimán, se pasa por El Molino, donde uno por uno se despide de una Sanjuanita peregrina y la bendice con el copal, se comparten tamales y atole; después se baja al río rumbo a San Antonio de la Cal y Bernal, llegando al crucero de Ezequiel Montes, luego a Galeras y rumbo a Querétaro por Amazcala y Saldarriaga, para pernoctar en el barrio de San Francisquito.

      Al seguir viejas huellas, la ruta a lo largo del estado de Guanajuato va por Apaseo, Celaya, Cortázar, Villagrán, Salamanca, Arandas, Trejo, Silao, León y Lagunillas. En Lagunillas los concheros hacen una primera velación con sus alabanzas llenas de fuerza y fe, en las que refieren la confianza que le tienen a la Sanjuanita y el gozo que los llena al ir a visitarla:

      Voy a comprar mis huaraches

      para poder caminar,

      para pagarle la manda

      a la Virgen de San Juan.

      Abrojos y pedregales

      ya se quedaron atrás,

      hoy es camino de flores

      para llegar a San Juan.

      En todos esos días de oración, se reza “La Magnífica”, recordándonos que Dios, el Salvador, desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes.

      En Jalisco se empieza por Las Cruces. La reconciliación es lo principal de la jornada, reconciliación con Dios y con el prójimo, son los peregrinos en busca de una relación más fraterna con sus familias, amigos y compañeros. A lo largo de la peregrinación, los peregrinos enfrentan momentos de cambio en relación con la vida y la muerte, como sucedió el 28 de enero de 2004, cuando murió de un infarto José Hernández, un hermano peregrino a quien La Virgen encontró en el camino. La solidaridad se manifestó de inmediato, pero la peregrinación, como la vida, tuvo que continuar rumbo a La Mesa, esa impresionante elevación geológica donde los concheros de San Francisquito, con los “Soldados de Cristo” del barrio de Tepito en el Distrito Federal, realizan durante la noche una segunda velación, antes de continuar con su camino.

      Se continúa hacia los Llanos de Mirandas y, después, en Agua de Obispo, se llevan a cabo las coronaciones de los Nuevos Hermanos Peregrinos, con coronas de plástico o de espinas, de diferentes formas y con distintos motivos. No se deja “El pregón del sanjuanero” a lo largo de la caminata, el cuadernillo con las oraciones y los cantos que buscan la purificación espiritual. Por cierto, uno de esos cantos se entonaba en la Cristiada y recuerda: “Tropas de Jesús, sigan la bandera, no desmaye nadie, vamos a la guerra”,8 pero ahora la guerra se tornó manifestación pacífica, en búsqueda de fraternidad. Por fin, los peregrinos tocan el santuario con la llegada a la basílica de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, donde formados durante horas esperan ansiosos estar unos minutos dentro del templo, junto con miles de hermanos, hombres, ancianos, mujeres y niños.

      Esta peregrinación es, fundamentalmente, un ritual del cristianismo indígena, un caminar que hereda los significados escondidos que sólo el indio descifra, parte de esos procesos mediante los cuales los indios han adoptado, refuncionalizado y reinterpretado sus formas religiosas.9 A fin de cuentas, cambios y transformaciones de una resistencia a través del ritual que permite conservar el sentido y la organización comunitaria que no desecha la identidad. También los concheros peregrinan, los que escuchan “La Palabra”, los que danzan sabiendo que “Él es Dios”, marcando sus pasos a los cuatro vientos, con el huehuetl, los tamborcillos y los caracoles, guerreros pidiéndole vida al Sol, invocando a la diosa de la Madre Tierra y de la fertilidad, buscando el éxtasis divino, danzando en las fiestas por más de diez horas.10

      Durante todo el año, quienes peregrinan a San Juan en enero, van también a ver a la Virgen de El Pueblito, a Villa Progreso, La Peñita, La Cañada, Ezequiel Montes, Panales y Amazcala. Son la red de comunidades que buscan sobrevivir como pueblos y como individuos, al recrear todos los años la religiosidad popular, el sentido de su caminar por esta vida; defienden su sentido y su vida con flores y cantos, con voces en alto, andares y danzas que tienen al cielo en la planta de los pies.

      Y ¿qué intenciones llevan los peregrinos en sus morrales, mochilas y bolsas? El señor Esteban, de Tolimán, busca encontrar a Dios y a la Virgen para la salvación de su alma y para pedirles su bendición, va a rezar por su trabajo, y también para sanar su cuerpo y el de sus familiares, va a pedir porque termine de superar el alcoholismo, que dice “depende de uno, pero hay que pedirle a la Virgen y al Señor también”; Raúl, quien es albañil en Querétaro, es de Sabino de San Ambrosio, Tolimán, y peregrina como lo hacían sus abuelos y una tía difunta va por gusto y por agradecimiento a la Virgen, a dar gracias por su vida y su salud; de Bomintzá, Tolimán, viene Guadalupe, a pedirle a la Virgen que sane su casa, los pies de su esposo y a su hija, pues ni el huesero ni el doctor, en Querétaro, han podido sanarla de una mano; el señor Nazario es de Cerrito Parado, también en Tolimán, quien pedirá por su familia, por los enfermos y por la paz del mundo; Héctor, de Panales, camina para pedirle a la Virgen que siga intercediendo por él y los suyos, para que nunca le falte trabajo y salud. De Nogales, Tolimán, es el señor J. Guadalupe, quien dará gracias por los milagros que tienen sanos a diez de sus hijos, por lo que vale la pena caminar a pesar del dolor de pecho, la gripe y los escalofríos; le acompaña su esposa Petra, que va a dar gracias también por otros milagros que la mantienen con salud, pues antes de que le fueran a cortar un pie, le pidió a Diosito y a la Virgen de San Juan y del Tepeyac que le sanara.

      Martha es de la colonia Vista Hermosa, en Tequisquiapan, y en su familia los milagros de la Virgen han sido varios, dice que ella es un milagro de la Virgen de San Juan de los Lagos, pues a los dos años, después de una neumonía que la tuvo ya “tiesa y morada” por media hora, la sanó, por lo que fueron a darle gracias de rodillas a la Virgen, momento en que, a la propia Virgen, relata, “se le movieron los aretes”; ella pedirá por su salud y por una bendición antes de irse al otro lado. María es de San Antonio de la Cal, Tolimán, y viene a dar gracias por haberse curado de la gastritis, y ahora pide que se componga de la diabetes, que tiene desde que murió su segundo esposo; María Irineo también es de San Antonio, pero ella sólo va por amor a la Virgen y por recorrer estos caminos que con penitencias y cansancios le van abriendo paso para el cielo. Clemencia es de Santa Rosa de Lima, en Colón, viene desde que le prometió a Dios y a la Virgen que si una hija suya sanaba de una enfermedad del estómago iría mientras conservara salud suficiente, y ahora va también a pedir por sus hijos que están uno en Pachuca y tres en Estados Unidos; el más chico le habló por teléfono en agosto, y “anda lejos, cerca de esas torres que se cayeron”, por lo que pide que Dios les dé su bendición.

      Todos van a ver a la Virgen de San Juan de los Lagos porque ha sido su protectora, a ella le deben la vida y es su fuente de seguridad y bienestar. El peregrino va así en busca de vida, seguridad, salud y salvación, y va con aquella Santa Señora que es quien puede interceder por él y darle así lo que busca.

      Desde los primeros siglos del cristianismo, ha sido expresada frecuentemente la idea de que en la humanidad están las “semillas del verbo” 11como presencia del creador en sus criaturas,

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