Libertad para Belén. Soledad Deza
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Los alegatos son importantes en cualquier juicio, pero sobre todo en los juicios penales porque son orales y las partes -acusadora y defensora- tiene oportunidad de hablarle directamente al tribunal que dictará la condena. Es una argumentación meticulosa sobre las pruebas que existen en contra de la imputada -sobre ello alega la Defensa- y un repaso sobre las pruebas que apoyan la acusación -sobre ello alega el Fiscal-. técnicamente se llaman “alegato de bien probado” y se supone que es la oportunidad cúlmine en que cada parte cierra su idea. lo vimos en muchas películas.
Lo llamativo es que la Defensa de Belén no haya mencionado nada sobre el desastre probatorio con el cual se estaba envolviendo para regalo a su defendida: vicios de la investigación como es la inclusión de testimonios recolectados ilegalmente o contradicciones en los tiempos, los lugares y los modos de los hechos. Quizás ese silencio fue llamativo solamente para mí. Quizás ese silencio de la Defensa no fue casual, sino que fue funcional para consolidar una cosmovisión moral que se vería reflejada luego en la sentencia. No lo sé.
La Sentencia
Martes 19 de abril. a las 10 hará conocer el tribunal su sentencia.
De vuelta los pocos de ayer: dos tías, una de sus hermanas, las guardia cárceles que la rodean, sus Jueces, el Fiscal y yo. Llega Belén con su Defensora. llegan juntas. Esta vez me acompaña una médica amiga. Conoce el Hospital desde adentro y está muy mortificada con el caso.
Nos sentamos. Toma la palabra el Presidente del tribunal, el Dr. Dante Ibáñez: “Este ha sido tal vez el caso más complejo que nos ha tocado resolver. Sabemos de la ausencia de políticas del Estado para combatir el embarazo no deseado, sabemos de la ausencia del Estado para la Educación Sexual, pero nos hemos visto en la obligación de atender el valor vida del NN…” (en los puntos suspensivos va el apellido verdadero de Belén, el que 4 meses después el mismo Juez revelaría sin razón a la prensa).
De ahí en más lo que ya se conoce por la prensa, Belén
Es condenada a 8 años de prisión por “homicidio agravado por el vínculo en circunstancias especiales de atenuación”. Esto último, sabríamos días después cuando dieron los fundamentos del fallo, porque consideraron que obró en estado puerperal. Belén me mira y yo le hago un gesto con la mano que se calme. le quiero decir que esté tranquila, que daremos vuelta esta historia, que es una injusticia lo que le pasa, que es un tribunal de varones y la asimetría es muy profunda, pero solamente le hago con la mano que se calme.
Se levanta el tribunal y vuelve a sus quehaceres me imagino. Los veo irse solemnemente. Los veo tranquilos. Detrás queda este juicio para ellos.
Miro a Belén que rompe en llanto. Su hermana también llora atragantada. Se abrazan antes de que le pongan las esposas. Me acerco y le doy un abrazo, le digo que iré a visitarla al Penal. Se la llevan las oficiales. Nos quedamos mirando hasta que desaparece por el pasillo.
Se acerca la Dra. norma Bulacios y me dice “le expliqué que es un logro frente a la posibilidad de perpetua. Que salió bien. Que a los 4 años le dan permiso extramuros así que le faltan solo 2. Explicale vos también por favor, sé que vas a tomar la defensa. Ahora te entrego la radiografía”. Me quedo atónita por no saber qué era “la radiografía” y por no poder sentir esta sentencia como un logro.
La famosa “radiografía” del expediente
No soy penalista. Las pocas cuestiones penales que hice me sirvieron para darme cuenta de dos cosas: por un lado, los procesos penales siguen un trámite por inercia, nadie lee demasiado el expediente, nadie argumenta demasiado sus posiciones y en general, están llenos de “mañas” que conocen los que se dedican al tema. En segundo lugar, creo mis pocos casos penales fueron exitosos porque al no sentirme cómoda con el derecho penal, los estudiaba mucho.
Lo que quiero decir es que no soy penalista, pero si soy estudiosa.
Quizás porque no soy penalista no sabía que era la “radiografía” que me entregaría la Defensora. Y me parecía tarde para preguntar. Obscenamente tarde para no conocer el léxico que acababa de encarcelar a mi futura clienta, a quien tenía yo que tratar de liberar.
Pero, mucho más obscena fue la sensación que sentí cuando recibí la famosa “radiografía”. la radiografía es un resumen del expediente, de sus partes más importantes, de las piezas probatorias centrales, de las pruebas que serán analizadas y sobre las cuales la Defensa argumentará la inocencia de su cliente. Es un “mini-expediente”, pero con lo grueso, lo sustancial, lo que no puede faltar para tener un panorama completo de la causa.
La Defensora me entregó una “radiografía” de no más de 50 hojas. Luego comprobaría que la causa de Belén tenía 400 hojas aproximadamente. 2 cuerpos como les llamamos.
Lo hojee ahí nomás mientras me iba caminando. lo primero que vi fue la historia clínica con el diagnóstico “aborto espontáneo incompleto sin complicaciones”. lo segundo que vi fue que la cronología estaba alterada y que las horas no coincidían. Pensé que la habrían “armado” después. lo tercero que me llamó la atención es que allí mismo constaba la violación del secreto profesional. Estaba muy agitada, recuerdo haber tomado un taxi en la puerta de los tribunales y haber ido directo a mi casa. no quise ir al Estudio, quería leer todo con detenimiento.
Luego comprobaría que esa “radiografía” estaba incompleta y no tenía por ejemplo, las hojas que acreditaban que el feto se había perdido en la Morgue del Hospital, que el Forense de tribunales decía no haber podido cumplir con la extracción de muestras que le pedía la Fiscalía para hacer el examen de ADN y tampoco el pedido de disculpas que por esa confusión -o pérdida- pedían el abogado y el Director del Hospital Avellaneda.
Esa “radiografía” era un recorte conveniente de la causa. Conveniente para todos, menos para Belén.
Ver el expediente: primer obstáculo del Tribunal
20 de abril tomo formalmente la Defensa de Belén.
No trabajo sola, me ayudan Luciana Gramaglio y Noelia Aisama. Juntas somos Mujeres X Mujeres en Tucumán.
Ya estoy “apersonada” y pido que me presten el expediente para fotocopiarlo. la respuesta fue: “No, el Tribunal lo tiene para estudio porque están haciendo los fundamentos de la sentencia”.
Trago saliva. Le explico al empleado que me atiende que acabo de tomar la Defensa, que tengo un recurso de casación en puertas, un pedido de cese de prisión preventiva en el que trabajar y que no podré hacerlo si no conozco el expediente. Me dice que son órdenes de los Jueces. le vuelvo a explicar que ellos “desocuparán” el expediente el mismo día que a mí me empiece a correr el plazo para el recurso de casación y que eso perjudicará a Belén.
Cara de “tiene razón doctora, pero son órdenes” me pone el empleado sin decir una palabra. Yo lo entiendo. también trabajé en un Juzgado y sé lo que son las órdenes.
Pido hablar con el Secretario, pero no puede atenderme. Está ocupado.
Pienso en el derecho que tiene Belén a que la defienda bien y en lo difícil que se hará sin tener el expediente. Pienso en el poder que tienen los que tienen poder y me voy.
La primera nota periodística
Al contar ya el caso con una condena por homicidio, la estrategia jurídica sola no iba a alcanzar para revertir esa