Los frutos del árbol de la vida. Omraam Mikhaël Aïvanhov
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Читать онлайн книгу Los frutos del árbol de la vida - Omraam Mikhaël Aïvanhov страница 11
Al descender en la materia, Dios se sumergió en ella hasta sufrir la inmovilidad de las piedras. Sí, Dios habita incluso en las piedras. Nada está privado de su presencia. Incluso las piedras tienen en ellas una partícula divina. Entonces, para emerger de la materia y crear por fin seres dotados de movimientos, de sentimientos, de pensamientos, ¿cuánto tiempo será necesario?
Cuando un artesano trabaja una materia para inventar nuevas formas, es posible que los primeros intentos no siempre tengan éxito: a veces es necesario romperlos y volver a fundirlos. Pues bien, la naturaleza trabaja de esta forma: se la ve hacer innumerables ensayos y bosquejos para llegar a crear la perfección de las formas individuales. Se ven también vestigios de esos ensayos. Sólo para el rostro, los órganos de los sentidos o de la reproducción ¡cuántos ensayos ha hecho! Y en las conchas, las flores, los insectos ¡cuántas formas experimentó antes de lograr por fin perfeccionar las formas y las funciones! Los humanos no se dan cuenta del trabajo que se ha tomado la naturaleza para llegar a crear la humanidad. Cuántas humanidades desaparecieron porque las formas aún no eran perfectas, entonces el Alfarero destruía las vasijas para crear otras nuevas...
Por lo demás, eso es el karma: el karma es la consecuencia de una actividad que aún no está a punto, que aún no está suficientemente esclarecida, que no es totalmente armoniosa o desinteresada. Son tanteos, y esos tanteos no se hacen sin recibir algunos golpes. Esto es el karma, ese vínculo de las causas y efectos. El hombre salió del estado primordial de paz, de felicidad, de “pasividad”, quiso crear, pero no consiguió hacerlo como es debido, y por eso sufre. ¿Quiere eso decir que ya no debe hacer nada? No, debe actuar. – Sí, ¡pero sufriremos! – Desde luego, sufriremos, pero aprenderemos, evolucionaremos y un buen día ya no sufriremos más. Cuando consigamos trabajar correctamente, ya no habrá más karma.
El Bonfin, 25 de Septiembre de 1963
18 La Balanza cósmica, Col. Izvor nº 237, cap. IV-1: “Adán y Eva: el espíritu y la materia”.
19 Del hombre a Dios, Col. Izvor nº 236, cap. XI: “El cuerpo de Adam Kadmom”.
20 Del hombre a Dios, Col. Izvor nº 236, cap. VIII: “Cuando el Eterno trazó un circulo en la superficie del Abismo”.
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