El niño problema. Guillermo Javier Nogueira
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El sistema nervioso como un todo
¿Cómo funciona integradamente el sistema nervioso? ¿Cuál es su función? Tenemos modelos de funcionamiento cerebral, lo que significa que aún carecemos de un conocimiento acabado del mismo.
Por un lado, el enfoque holista que supone al cerebro funcionando como un todo sin distingos entre partes en el que la “masa crítica” sería el determinante. Esta idea surgió de una serie de experimentos en animales a los que se les retiraban cantidades crecientes de tejido cerebral sin consecuencias aparentes hasta que se superaba cierto límite: la masa crítica. La deducción era que hasta cierto punto se podía mantener un funcionamiento normal pues las funciones no estaban localizadas. La revisión del método experimental demostró que la deducción era incorrecta. Hoy sabemos que si bien las funciones están distribuidas más allá de límites anatómicos macroscópicos y que la plasticidad permite reorganizaciones sustitutivas en caso de lesiones, siempre hay un déficit de mayor o menor grado. Dato a tener en cuenta al evaluar y tratar niños con lesiones cerebrales de cualquier tipo.
Por el otro lado estaba el localizacionismo, que consideraba a las funciones como agrupadas en centros independientes. Con él da sus primeros pasos la neuropsicología de la mano de Broca y Wernicke. Era razonable pensar que las conexiones entre dichas áreas entre sí y con otras partes del cerebro también deberían ser importantes, y así aparece el conexionismo con un notable investigador como fuera Norman Geschwind. Como puede verse, ni mucho ni tan poco y como siempre el justo medio resulta el más apropiado.
Charles Sherrington, notando el orden creciente de complejidad funcional y estructural desde los niveles más periféricos hasta la corteza cerebral, propuso un modelo basado en la aposición de estructuras en un orden jerárquico, con el arco reflejo en la base de recepción y respuesta y la corteza en el estamento superior. El arco reflejo rápido pero estereotipado y la corteza algo más lenta, pero plástica y con inmensas posibilidades de variación y modulación. Aquellos estímulos que demanden respuestas inmediatas y fijas están modulados, supervisados, controlados por los niveles superiores con los que interactúan. Eso es finalmente lo que sucede con el aprendizaje fisiológico. En realidad el arco reflejo se puede dar también en construcciones de gran complejidad como lo evidencian los reflejos condicionados en los que claramente hay un aprendizaje con su memoria correspondiente y la posibilidad de refuerzos y extinciones, así como de vinculación transensorial por la que un estímulo proveniente de un canal sensorial termina funcionando como si proviniera de otro. El condicionamiento operante y el ejemplo de Iván Pavlov con un estímulo visual (comida) reemplazado con igual efecto por uno auditivo (timbre), muestran esta posibilidad y representan otro modelo, el pavloviano.
Los reflejos condicionados son importantes para el tema de los aprendizajes, ya que aparecen componentes importantes como son la ejercitación, la base de sinapsis y funciones predeterminadas y la plasticidad en niveles de creciente complejidad, sus memorias y el valor de recompensa/placer o castigo/displacer equivalentes a excitación/refuerzo e inhibición/supresión/extinción. Un aspecto igualmente importante e interesante vinculado con este tipo de aprendizajes fue la demostración de memorias y la generación de expectativas como su manifestación. Ante el sonido el animal producía secreción gástrica, pues esperaba la llegada de comida vinculada con él.
Otro modelo a tener en cuenta es el de Luria, quien postula la existencia de analizadores para el tratamiento de la información, con niveles de especialización y jerarquía organizados secuencialmente en módulos para el tratamiento de la información entrante, la elaboración de respuestas de salida y un módulo supervisor, productor de los ajustes en función de memorias, contexto y antecedentes de éxito o fracaso. Es una de las bases del modelo cognitivo como procesamiento de información.
Finalmente, hay un modelo que personalmente me parece de sumo interés: el modelo estratigráfico de la personalidad de Goldar. Creo que es valioso pues está referido a estructuras y funcionamientos cerebrales que permiten explicar algunas conductas complejas y sus perturbaciones, con la correspondiente verificación lograda hoy en día a partir de las modernas técnicas de neuroimágenes y antaño con la paciente tarea del correlato anatomopatológico. Tiene el enorme mérito de haberse anticipado a formulaciones semejantes como las de Damasio y Changeux. En este modelo reconoce tres estructuras cerebrales clave: el lóbulo frontal, el sistema límbico y una zona intermedia entre ambos. Serán sedes de las esferas intelectual, valorativa y vital, respectivamente. No debemos caer en un localizacionismo extremo ya que las estructuras señaladas están funcionalmente integradas entre sí y con el resto del sistema nervioso.
Brevemente resumiré sus funciones, tal como lo hace su autor:
Esfera vital:
• Hambre y amor están representados allí. Estructura: cerebro interno. Sistema límbico.
• Se evidencian como conductas emocionales. El temperamento como el estrato inferior o profundo, fundamento del ser de las restantes esferas. Está involucrado en la constante reparación estabilizadora del medio interno. Alimentación y reproducción.
• Vinculado con: respuestas defensivas de ataque/huida; reacciones de agrado/desagrado; activación general y ritmos endógenos; distinción orden/desorden; es un mecanismo viscero-emocional.
Esfera valorativa:
• Media entre la esfera vital y la esfera intelectual. Transporta valorativamente al estrato profundo circunstancias del mundo discriminativamente conocidas. Estructura: cerebro intermedio, neocortical, paralímbico.
• Valores preventivos: (lado instintivo) Vivencia de familiaridad. Gnosias. El miedo básico, inseguridad y desconfianza. Valor de probablidad.
• Valores sentimentales: (lado tímico) Inclinaciones o propensiones. Rechazos o indiferencia. Agradable/desagradable.
• El carácter como lo permanente, distintivo de un sujeto. Respuestas instintivas o tímicas: dar importancia o ser indiferente. Ética y estética son de su dominio.
Esfera intelectual:
• Estructura: cerebro externo, neocortical, lateral.
• Vinculado con las sensopercepciones y sus interrelaciones a partir de las cuales se da la construcción de reconocimientos (vivencias de familiaridad), base de las nominaciones (lenguaje) y de formulaciones abstractas (ideas).
• En su seno se produce el recuerdo e interpretación de lo acontecido y la predicción del futuro. Expresa la voluntad como “el yo moviente” y es el operador discriminativo al servicio de la vida. Edifica el mundo conocido. Formula leyes. Construye teorías que contienen probabilidades.
Buenos ejemplos de la aplicabilidad de este modelo y de la existencia real de estas esferas son el caso de Phineas Gage tomado por Damasio y el caso de un paciente comentado por Juan Carlos Goldar en su libro Cerebro límbico y psiquiatría, quien comía cáscaras de papa tomadas de una cloaca y podía dar correcta cuenta de su acción pero no valoraba el riesgo y lo inapropiado de ella. En ambos casos una esfera intelectual aparentemente indemne y una esfera valorativa alterada con ausencia de los valores preventivos y conductas inapropiadas en términos de supervivencia y adaptación exitosa al medio.
Una concepción moderna fue aportada por Marsel Mesulam y su modelo de redes distribuidas. Allí el procesamiento, las conexiones, e inclusive las localizaciones anatómicas tienen cabida y pueden