La consulta previa: daño inmaterial y reparación. Diana Carolina Rivera Drago

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La consulta previa: daño inmaterial y reparación - Diana Carolina Rivera Drago

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que permite la autosuficiencia, la autonomía alimentaria y el trueque entre las comunidades, así como la preservación, producción e intercambio de semillas propias, la elaboración artesanal de los tejidos y la aplicación de la sabiduría agropecuaria y ambiental derivada del conocimiento ancestral. De esta manera, el reto actual es volver a ser una comunidad autosuficiente en materia de alimentos, vestido y medicina tradicional, dejando atrás la dependencia frente a los no indígenas y manteniendo el buen uso y manejo sostenible de los recursos naturales112.

      Una vez vistas las características más importantes de los iku es posible comenzar a analizar cuáles son las situaciones que actualmente más los afectan para así empezar a comprender los daños de los que han sido víctimas, no sin antes recordar que a partir de 1991 la Constitución Política de Colombia elevó a rango constitucional el reconocimiento y respeto de los pueblos indígenas y sus derechos. Tanto la Carta Política, las leyes y decretos internos como diversos tratados internacionales y la jurisprudencia de la Corte Constitucional han tutelado los derechos fundamentales de los pueblos indígenas, entre ellos el derecho al territorio; a la autonomía política, cultural y territorial; a la justicia propia; a la participación a través de la consulta previa; al respeto de su cosmogonía y a sus territorios ancestrales reconocidos o no como resguardos; al derecho de las comunidades a la supervivencia como grupo diferenciado; a la propiedad de sus tierras y a la administración de los recursos naturales que existen en ellas; al autogobierno y a la identidad e integridad cultural, tal y como se verá en el siguiente capítulo.

      De este modo, por una parte, las autoridades indígenas están facultadas para ejercer funciones públicas, legislativas, administrativas y jurisdiccionales en sus territorios, siguiendo sus propias normas, procedimientos y costumbres; y por otra, el Estado colombiano tiene el deber de promover las condiciones para que se respeten todos los derechos anteriormente mencionados, de manera que todos reciban la misma protección por parte de las autoridades y gocen de las mismas libertades y garantías. Todo lo anterior ha facilitado enormemente la conservación de la cultura y de la comunidad en sí misma, aunque en la realidad no se haya alcanzado aún el escenario ideal que es aquel de la recuperación de todo el territorio ancestral y su protección absoluta en manos exclusivas de los mamos y las autoridades indígenas, con intervenciones esporádicas del Estado cuando sean absolutamente necesarias.

      Así, si bien se han logrado avances en la legislación nacional e internacional en materia indígena, aún falta camino por recorrer. La comunidad iku se encuentra en un territorio de características tales que genera que en él confluyan intereses de diversa índole. Sus integrantes han tenido que enfrentarse a lo largo de la historia, y tienen que enfrentarse aún en la actualidad, a diversos problemas que afectan directamente su rutina diaria, sus valores, su visión del mundo y su conservación y subsistencia. Vale la pena resaltar en todo caso que el CTC113 se ha encargado de sacar adelante varios proyectos importantes de la mano con el Gobierno Nacional, relativos a programas de educación bilingüe y bicultural, conformación de entidades de salud donde se provean servicios médicos tanto indígenas como no indígenas, negativa de instalación de fluido eléctrico en los resguardos, prohibición del ingreso de iglesias y cultos diferentes de los propios (principalmente cristianos), entre otros; pero aún así falta mucho por lograr y las expectativas de la comunidad aún están lejos de concretarse en su totalidad.

      Los inconvenientes de mayor envergadura en materia de violación de derechos de los indígenas y sus comunidades provienen, en primer lugar, de la violencia y del conflicto armado que ha vivido Colombia y de la dificultad que tienen para lograr que sus territorios sean respetados y permanezcan libres de las intervenciones del “hermano menor”; en segundo lugar, se han visto afectados por otro tipo de problemas atinentes a la evangelización religiosa, la salud, la educación y el saneamiento de necesidades básicas tales como electricidad, acueducto y alcantarillado, entre otras. Sin embargo, habida consideración de que el objetivo fundamental de esta investigación es el estudio del daño causado por la violación del derecho al territorio a través del mecanismo de consulta previa y la reparación de aquel, se analizarán a fondo las problemáticas relacionadas con dicho tema, no sin antes presentar un panorama general de las otras que los aquejan.

      Frente al conflicto armado interno que se vive en Colombia desde hace más de cincuenta años,

      Los pueblos indígenas reclamamos legítimamente nuestros derechos ancestrales e históricos, los cuales están reconocidos por el sistema universal de los derechos humanos y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Con la promulgación de la Constitución Política de 1991, que reconoce y protege los derechos fundamentales como es el reconocimiento a un territorio ancestral, hacemos mención de esta legislación para recordar que no se trata de una simple confrontación entre culturas diferentes, sino que es una imperiosa necesidad de reconciliación entre todos los colombianos, para lo cual es importante tener en cuenta los procesos, conceptos y reconocimientos que hemos hecho a la hora de construir un país más justo como el que trata de dibujarse en la Carta Magna.

      En este sentido, es de toda legitimidad que se garantice la integridad de la población indígena, evitando la profanación de los territorios según la cosmovisión ante la presencia de actores armados legales e ilegales generando acciones contrarias a la tranquilidad, la armonía y la convivencia pacífica, originada por la confrontación armada, el posicionamiento geopolítico de los mismos que han conducido a muchos actos de impunidad, pérdida del territorio, pérdida de nuestros legítimos representantes, afectando de manera directa a la población indígena en general mediante el reclutamiento forzoso, señalamiento, amenazas, crímenes, intimidación y otras formas de represión, de ahí que nos demos a la tarea de buscar caminos que conduzcan al reconocimiento real de nuestros derechos que han sido violentados y vulnerados114.

      El conflicto armado que ha flagelado a Colombia por tantos años es uno de los inconvenientes más graves que ha tenido que afrontar la comunidad arhuaca, y aunque la situación ha mejorado sustancialmente, no es todavía un punto superado.

      A raíz de la violencia y el terror, los pueblos indígenas de la Sierra vieron limitada su libertad, perdieron a varios de sus hombres y parte de su territorio y su hábitat ancestral se convirtió en un centro de operaciones ilícitas, extorsión, homicidio, secuestro y desapariciones forzadas115. La presencia de guerrilla, paramilitares, e incluso del ejército, convirtió la Sierra Nevada de Santa Marta en un campo de batalla en medio del cual se encontraban los indígenas.

      Los iku desde un principio se declararon neutrales frente al conflicto armado colombiano y por ende debían ser ajenos a los combates, a la presencia masiva de militares, paramilitares, guerrilleros y a convertirse en víctimas de homicidio o desaparición forzada por el hecho de no apoyar a una u otra parte116. Frente a esta situación la comunidad arhuaca reaccionó siempre de manera pacífica tratando de conservar sus tradiciones y de impedir que la situación de orden público del país afectara sus costumbres; para ellos lo importante era, y sigue siendo, mantener sus principios y valores alejados de la violencia, cumpliendo así con la Ley de Origen, a través de una resistencia activa pero pacífica y de la organización de las autoridades internas para tomar decisiones a través de la consulta que hacen los mamos a sus divinidades117.

      En efecto, la manera en la que los arhuacos han conservado su cultura y se han enfrentado a esas situaciones adversas ha sido, principalmente, a través de la memoria histórica y de la resistencia pacífica. Han sorteado los problemas aferrándose a sus creencias y evocando su espiritualidad y misticismo,

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