Estudios transnacionales. José Federico Besserer Alatorre
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En este contexto, los estudios culturales de la ciencia tienen los instrumentos metodológicos para realizar esta tarea. El principio de simetría requiere no solamente que ambos extremos de los estudios transnacionales pasen el examen de su cientificidad, sino que también requiere que en ambas aproximaciones revisemos hasta qué grado están sujetos a la influencia de la cultura, y en particular a la lógica cultural hegemónica de la política y la economía dominantes.
Así, la teoría transnacional de la mediación debería incluir una perspectiva simétrica donde, por un lado, los estudios culturales ayuden a descubrir los elementos de la lógica cultural dominante imbricados en el transnacionalismo y, por el otro lado, el transnacionalismo pueda ser el medio para apoyar las herramientas analíticas que encontramos en los estudios culturales y otras teorías críticas. Una teoría transnacional de la mediación sería, como podemos inferir de las ideas anteriores, un ejemplo de doble reflexividad, ya que requeriría de aproximaciones e instrumentos tanto objetivistas como no objetivistas para poder tomar una postu ra crítica y autoreflexiva.
Una característica adicional de la teoría transnacional de la mediación debería ser como un vaso comunicante entre los temas de estudio desarrollados por el transnacionalismo y aquellos sobre los que trabajan los estudios culturales. Esto nos lleva a dos temas de investigación desarrollados por los estudios culturales que, desde mi punto de vista, son temas centrales para el desarrollo de los estudios transnacionales. Éstos son el estudio de la ciencia como un objeto de análisis, y el desarrollo de una economía política de los afectos. Estos dos temas los voy a desarrollar en los siguientes párrafos, ya que pienso que son fundamentales para la comprensión del capitalismo contemporáneo.
Etnografía especular
Para ser congruente con la teoría de la mediación para los estudios transnacionales que delineamos en párrafos anteriores, estoy interesado en desarrollar un trabajo etnográfico que tenga la capacidad de trabajar en el nivel empírico del trabajo de campo y que simultáneamente sea informado por una teoría crítica como los estudios culturales. Raymond Williams ha demostrado que el arte, la cultura y la ideología no son un “reflejo” de la “realidad”, o de la base material de la sociedad. Por esta razón, en su proyecto sustituyó la teoría del reflejo por una teoría de la mediación. Sin embargo, yo encuentro útil la metáfora del espejo y del reflejo para explicar una posible aproximación etnográfica para los estudios transnacionales. Hay varias formas de describir la etnografía especular.
La primera forma es una definición más bien empírica donde “etnografía especular” es el reconocimiento de que la realidad que vemos cuando usamos el lente metodológico del nacionalismo es parcial. La etnografía especular tiene la tarea de explorar los movimientos y conexiones de las personas más allá de las fronteras o de los campos locales de investigación (Besserer y Oliver, 2014). Quisiera proponer que la etnografía especular va más allá de lo que se ha denominado la etnografía multisituada (Marcus, 1995), porque explora el hecho de que esta realidad no es una extensión de la vida social como la encontramos en el nivel local. Más bien nos enfrentamos al hecho de que el campo extendido de la vida social ha sido “filtrado”, “reclasificado” e “invertido” por un dispositivo de poder, como puede ser el de la frontera internacional. Un campesino mexicano que ha cruzado la frontera es reclasificado y se transforma en un day-laborer (jornalero), un error de traducción que explica Michael Kearney en lo que yo considero su análisis especular de la tríada “fronterasórdenesidentidades” (Kearney, 2006). La etnografía especular puede incluir el estudio del “dispositivo” mismo que puede ser una frontera internacional, o una estación de radio (Robles, 2015).
Una segunda definición de “etnografía especular” se enfoca en la lógica cultural de la política y la economía actuales, dejando expuesta la construcción culturalmente mediada de la vida material y de la sociedad. Un ejemplo de ello es el estudio etnográfico de cómo las nuevas formas de la producción global tienen lugar en el marco de nociones fundamentales de la naturaleza y de cómo se constituyen las personas y sus cuerpos en el capitalismo contemporáneo.
Una tercera forma de pensar en la “etnografía especular” se relaciona con la discusión ontológica sobre el sujeto cognoscente en los estudios transnacionales. Siguiendo a Kearney nuevamente, podemos afirmar que los estudios transnacionales han identificado la reducción de la distancia critica entre el “Yo antropológico” y el “Otro etnográfico” (Kearney, 1991). Esto implica un creciente reconocimiento del hecho de que las personas (el yo y el otro) realizan actividades etnográficas, viven en resistencia y contienda, e intervienen en algún momento en la construcción de narrativas críticas y de análisis teórico. Esta etnografía se desarrolla desde los márgenes de la disciplina y frecuentemente se vuelve más que una forma de colaboración en el campo, para transformarse en una modalidad de “autoetnografía” y una forma de (por así decirlo) “autoteoría”. Los estudiantes que están en el proceso de entrenamiento como etnógrafos en los departamentos de antropología son un ejemplo de estos talentosos etnógrafos que en algún momento están aún en los márgenes de la disciplina, hablando desde sus propios “puntos de vista diaspóricos”, creando sus propias construcciones teóricas y poniendo la antropología en práctica (Cinco, 2017).
Así, la etnografía especular implica mucho más que una aproximación multisituada: en primer lugar requiere del reconocimiento de que las fronteras que fragmentan a la realidad que estudiamos frecuentemente producen realidades complementarias e invertidas a cada lado de dichas fronteras. En segundo lugar, implica la comprensión de que las categorías básicas que informan a la metodología son culturalmente construidas, por lo que esta etnografía especular debería entender así la relación circular entre la producción cultural y el carácter culturalmente situado de la realidad material. Finalmente, una característica de esta etnografía especular es que empieza en los “márgenes” de la disciplina, incorporando a los sujetos con los que trabajamos, así como a los estudiantes que inician su entrenamiento en la investigación, de manera que todos participamos como sujetos cognoscentes en un proceso de reflexión colectiva (Besserer, 2016).
Teoría crítica de la ciencia
La segunda línea de investigación es la teoría crítica de la ciencia donde se han construido nuevas formas de comprender la construcción del sujeto social, pues uno de los espacios donde se libra esta lucha cultural es en la práctica de la ciencia. Un ejemplo lo podemos encontrar en el número creciente de muertes en México que ha llevado a cambios en la noción dominante del cuerpo y del cuerpo social. Las desapariciones de migrantes han puesto en el centro del debate la noción del cuerpo como un mapa simbólico. La textualización del cuerpo se transforma en bancos de datos que son el nuevo “cuerpo social”. Por un lado, la seguridad de la población depende, en gran medida, del manejo de estos bancos informáticos; por el otro lado, prácticas como la antropología forense han demostrado el papel de la ciencia en el enfrentamiento con las políticas por parte del Estado de encubrimiento de la violencia generalizada que se ha desatado en el corredor migratorio entre Centroamérica y Estados Unidos. En este momento, la teoría derivada de la antropología feminista de la ciencia nos permite comprender mejor la construcción de un nuevo discurso no basado ya en “lo social”, sino en un complejo ensamblaje de signos y tecnologías que está en contienda entre las