Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017. Franklin Maiguashca

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Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017 - Franklin Maiguashca Elementos de Economía

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Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador UNCTAD: Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrolllo, por su sigla en inglés UPA: Unidades de producción agropecuaria UPAC: Unidad de Poder Adquisitivo Constante USAID: Unidad de Poder Adquisitivo Constante UVR: Unidad de Valor Real

       ¿QUÉ ES UNA ECONOMÍA?

      A finales de los años cincuenta, Clarence Ayres, uno de los adalides de la escuela institucionalista en ese entonces e irreverente como él solo, en su primera clase puso en claro a sus estudiantes —yo entre ellos— la simple y sencilla noción de que la “Economía estudia la economía”. Puntualizó, además, que sin el beneficio de un sesudo inventario mal podía equipararse el primer concepto con la ortodoxia de la teoría neoclásica ni el segundo con la economía de los Estados Unidos, como rutinariamente lo venían haciendo los textos de uso común en aquellos años.1 Estas admoniciones, a pesar del tiempo transcurrido, continúan vigentes en los textos y en la enseñanza de la disciplina se utilizan hoy en día en la generalidad de las universidades del país. En este primer capítulo se deja en claro lo que para propósitos de este libro se entiende como una economía con minúscula, mientras que en el capítulo siguiente se hará igual cosa con la Economía con mayúscula.

      El argumento se desarrolla en cuatro secciones. En la primera se propone una versión de cómo los grupos humanos han generado sus economías. Para ello se parte del axioma que todo ser viviente debe atender, antes que nada, el imperativo de su supervivencia en términos biológicos y sociales. Se postula, para este efecto, lo que los humanos han hecho desde tiempos inmemoriales: empezar por adaptarse a un hábitat y, valiéndose de su capacidad de generar artefactos tecnológicos y de organizarse socialmente, transformar la materia bruta del universo en cosas útiles para su diario vivir, y para su prevalencia a través del tiempo. En otras palabras, no es difícil reconocer que la descripción de este empeño no es diferente a lo que se conoce en los textos contemporáneos de Economía como el problema económico de todos los tiempos. Este consiste en producir y distribuir los bienes y servicios requeridos por su población para satisfacer sus necesidades a corto, mediano y largo plazo. Se concluye, entonces, que para atender este problema de siempre, los grupos humanos han construido arquitecturas socioculturales y tecnológicas, con sus respectivas funcionalidades, identificadas aquí como sus economías. Se ilustra esta idea con un prototipo simplificado de una economía moderna.

      En consonancia con esta manera de concebir el génesis de una economía, la segunda sección enfatiza en comprender que los hechos económicos nunca se dan en un vacío. Se insiste en que estos ocurren siempre dentro de contextos ecológicos y socioculturales, en procesos en los cuales la tecnología y los acontecimientos históricos han jugado papeles preponderantes. En la tercera sección, por ejemplo, se resumen las diferentes modalidades a las que la humanidad ha recurrido a lo largo de la historia para enfrentar el problema económico de siempre, y que se sintetizan como la tradición, el mandato de una autoridad central, el sistema de mercado, las economías mixtas y las estructuras dualistas.

      Cuando se trae a estas cinco modalidades a espacios contemporáneos, se evidencia, según señala la cuarta sección, que todas participan en diversas proporciones de presencias y de ausencias, en tal variedad de arquitecturas socioeconómicas que queda totalmente por fuera la noción de que en este planeta puedan existir economías de talla única. Al ser esto así, de inmediato surge la necesidad, no de desechar, pero sí de ampliar la definición tradicional de la disciplina. El capítulo concluye con el enunciado con el que se trabaja en este libro:

      La Economía estudia la manera como los grupos humanos se organizan para producir y distribuir los bienes y servicios requeridos para atender las necesidades de su gente, dentro de contextos conformados por sus realidades ecológicas, tecnológicas, sociales e históricas.

      SUPERVIVENCIA

      En el principio fue la supervivencia; siempre ha sido la supervivencia y sigue siendo la supervivencia. El Génesis lo puso en términos inapelables: “Maldita sea la tierra por tu culpa. Con fatiga sacarás de ella tu alimento por todos los días de tu vida [...] Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra”.2

      El gráfico 1.1 ilustra cómo hombres y mujeres, niños y ancianos han vivido con esta sentencia. Se observa que durante el primer milenio d. C., el PIB per cápita, en dólares de 1990, es decir, sin inflación, permaneció inalterado a un nivel de algo más de unos 400 dólares, valor que refleja el peso del pronunciamiento bíblico. Además, el Renacimiento (1500), con todos sus grandes avances en las artes y en las ciencias, trajo solo un aumento de alrededor del 20 % en ese ingreso, a partir de 1820, cuando se empiezan a sentir las fuerzas puestas en marcha por la Revolución Industrial, el PIB real per cápita pasa de unos 800 dólares, en esa fecha, a unos 6.000 dólares en el año 2000, 6,5 veces más.3

      Adicionalmente, se sabe que entre los años 1950 y 1999, el PIB per cápita en todo el mundo (en dólares, de 1990) se triplicó, y la esperanza de vida promedio en los países desarrollados subió de 78 a 88 años, mientras que en los países en vías de desarrollo el aumento fue de 44 a 64 años.4 De igual manera, pese a que entre los años de 1990 y 2015 la población humana subió de 5.330 a 7.300 millones, la pobreza económica en las regiones de países en desarrollo disminuyó en más de dos terceras partes; el número de personas en situación de pobreza extrema en todo el mundo se redujo de 1.900 a 836 millones. La tasa de mortalidad infantil disminuyó a la mitad, y la tasa de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años cayó de 12,7 a 6 millones. Aun así, la escueta acción de sobrevivir sigue siendo el problema central de millones de personas que en este mundo todavía padecen de hambre crónica.5

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      FUENTE: William J. Berstein, The Birth of Plenty (Nueva York: Mc Graw Hill, 2004), 18.

      Cuando se considera la expresión “no solo de pan vive el hombre”,6 es decir, cuando se incorpora al concepto de supervivencia el alcance sociocultural de este, es claro que para muchos faltan varios elementos esenciales para alcanzar un “buen vivir”. La longitud de la distancia que falta por recorrer en algo se puede percibir, si, como aspiración de lo que se quisiera alcanzar, se pone en los términos con los que Mahbubul Haq, Amartya Sen y sus colaboradores definen el “desarrollo humano”:

      El desarrollo humano supone la expresión de la libertad de las personas para vivir una vida prolongada, saludable y creativa; perseguir objetivos que ellas mismas consideren valorables; y participar activamente en el desarrollo sostenible y equitativo del planeta que comparten. Las personas son los beneficiarios e impulsadores del desarrollo humano, ya sea como individuos o en grupo.7

      EL PROBLEMA ECONÓMICO DE TODOS LOS TIEMPOS

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