Política económica para decidir en tiempos difíciles. Juan Carlos de Pablo

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Política económica para decidir en tiempos difíciles - Juan Carlos de Pablo страница 1

Автор:
Серия:
Издательство:
Política económica para decidir en tiempos difíciles - Juan Carlos de Pablo

Скачать книгу

      

       www.editorialelateneo.com.ar

       /editorialelateneo

       @editorialelateneo

       A Pastor Sastre,

       mi profesor de Economía

       en el “Comercial de Ramos”,

       porque me enseñó algo más importante

       que la oferta y la demanda: me enseñó a pensar.

      Prólogo

      Franz Schubert fue acusado de haber escrito la misma canción alrededor de 600 veces. Quien se tome el trabajo de leer mis escritos me podría acusar de algo parecido.

      En la enorme mayoría de los casos que conozco, la carrera profesional de los economistas se explica más por las circunstancias, las oportunidades y las vicisitudes, que por planes grandiosos diseñados cuando todavía eran estudiantes, y ejecutados a lo largo de toda la vida. A mí me ocurrió lo mismo.

      Fue mi manera de ganarme la vida, escribiendo monografías referidas a economía aplicada, columnas periodísticas, participando en programas de radio y televisión, pronunciando conferencias y desempeñándome como consultor.

      De toda esta actividad surgieron escritos que serán citados a lo largo de esta obra. En algunos libros analicé períodos específicos de la política económica argentina, otros fueron pensados como manuales para las escuelas de economía. Los primeros fueron consolidados en de Pablo (2005), donde me ocupé del caso argentino durante la segunda mitad del siglo XX. Desde agosto de 1989 publico Contexto, una newsletter semanal, en base a cuyos primeros 1000 números, en de Pablo (2008), mostré cómo se analiza una política económica en tiempo real.

      Ejemplos argentinos que vienen a cuento: en 1809 Mariano Moreno le presentó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros La representación de los hacendados, un modelo de cómo un sector debe peticionarle al gobierno de turno. En 1822 se creó la Compañía del Banco de Buenos Aires, la primera institución bancaria pública, y luego del derrocamiento de Juan Manuel de Rosas “la Argentina se convirtió en el único país creado bajo un proceso político filosófico anglosajón o angloamericano, e implementado por descendientes de españoles. Cuatro hombres, en muchos casos enemistados entre sí, produjeron lo que se podría considerar el milagro de la segunda mitad del siglo XIX: Juan Bautista Alberdi, Justo José de Urquiza, Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento” (Ribas, 2000).

      Smith, David Ricardo, Robert Thomas Malthus y el resto de los padres fundadores del análisis económico no eran revolucionarios, pero tampoco conservadores, sino reformistas. De manera que todos sus análisis tenían implicancias, en términos de las políticas públicas, aunque su perspectiva no era coyuntural, sino de largo plazo.

      De la mano de William Petty, Gregory King y Charles Davenant, desde el siglo XVII interesó la estimación de las cuentas nacionales, pero para contar con elementos de juicio referidos a cambios en la estructura económica, no a las variaciones anuales –ni qué hablar trimestrales– de la actividad económica y el empleo.

      En una palabra, la injerencia estatal en la vida económica existía en 1929, pero cambió de manera notable a partir de la Gran Depresión de la década de 1930. Nunca hay que analizar el pasado con ojos del presente. Las intensas migraciones internacionales verificadas durante el siglo XIX y comienzos del XX reflejan la pretensión de algunos países de solucionar sus problemas económicos induciendo la emigración de algunos de sus ciudadanos.

      La novedad generada durante la década de 1930 fue que la crisis fue geográficamente tan generalizada, duradera y profunda, que obligó a los gobiernos de turno a ocuparse del funcionamiento de sus economías, resolviendo los problemas dentro de sus fronteras. Los europeos, en esa década, no pudieron zafar invitando a algunos de ellos a poblar América, Asia u Oceanía.

      Al respecto cabe sintetizar un par de testimonios, escritos por un protagonista y un testigo calificado, el escocés Alexander Kirkland Cairncross y el norteamericano Herbert Stein, respectivamente.

      En 1939 Cairncross se incorporó al gobierno inglés. A principios de 1941, cuando se organizó la Sección Económica, estaba a cargo de importaciones, transporte, materias primas y prioridades en la asignación de maquinarias. La dirigió a partir de 1961, siendo antecedido por Lionel Robbins (1941-1945), James Meade (1946-1947) y Robert Hall (1947-1961). Su testimonio es el siguiente: “La Sección Económica fue el primer grupo de economistas profesionales que trabajó con dedicación exclusiva como asesores gubernamentales en Inglaterra, muy probablemente en cualquier país... No tenía el monopolio del asesoramiento, pero ocupaba un lugar central y sus puntos de vista eran muy tenidos en cuenta... La mitad de la tarea de la Sección Económica consiste en posicionar un problema antes de que lo hagan los demás, y posicionarlo antes de que se convierta en agudo” (Cairncross y Watts, 1989).

Скачать книгу